La Primera Profecía (The First Omen)

De vuelta al rebaño

Por Emiliano Fernández

En cierta medida se puede aseverar que de la trilogía de películas de fines de los años 60 y mediados de los 70 que señalaron a ojos de los grandes estudios de Hollywood lo poco que estaban aprovechando al terror como suculento nicho del mercado capitalista mundial, léase El Bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968), joya de Roman Polanski, El Exorcista (The Exorcist, 1973), de William Friedkin, y La Profecía (The Omen, 1976), de Richard Donner, esta última es la menos imaginativa y “artística” de las tres porque en esencia se dedicó a refritar el motivo demoníaco de las otras dos desde una catarata estándar de asesinatos que tienen a la llegada del Anticristo alias Damien Thorn como eje central del relato, amén de una más que bienvenida intención de también reflotar ese latiguillo de los nenes psicópatas que se remonta a La Mala Semilla (The Bad Seed, 1956), el recordado film de Mervyn LeRoy. Tan grande fue el éxito de La Profecía que el mainstream estadounidense lo vio como un nuevo ejemplo del funcionamiento en taquilla de géneros que ellos consideraban marginales, precisamente como un horror y un suspenso que se sostienen en presupuestos bajos y una fórmula narrativa macabra que no necesita sí o sí de una estrella rutilante como protagonista, gran novedad para entonces ya que buena parte de los popes de la industria cultural de yanquilandia arrastraban fuertes prejuicios sobre el supuesto trasfondo perverso, salvaje o desconcertante de las historias truculentas, casi siempre relegadas a la Clase B de aquel aparato de producción masiva que privilegiaba el melodrama, la comedia y la épica.

 

Las dos primeras secuelas, Damien: La Profecía II (Damien: Omen II, 1978), opus de Don Taylor, y La Última Profecía (The Final Conflict, 1981), de Graham Baker, fueron trabajos relativamente dignos que más adelante se verían manchados por la evidente redundancia de la trilogía de bodrios por venir, nos referimos a La Profecía IV: El Despertar (Omen IV: The Awakening, 1991), obra televisiva de Jorge Montesi y Dominique Othenin-Girard que cambiaba el sexo del hijo de Belcebú, La Profecía (The Omen, 2006), deslucida remake escena por escena a cargo de John Moore del convite original de 1976, y Damien (2016), olvidable serie de Glen Mazzara que la cadena A&E canceló luego de una única temporada. Hollywood es experto en ofrecer películas que nadie pidió y ahora nos topamos con una precuela de la querida faena de Donner, La Primera Profecía (The First Omen, 2024), de la cineasta norteamericana Arkasha Stevenson, que pretende explicar cómo nace el Anticristo en Roma para después ser entregado al diplomático Robert Thorn (Gregory Peck) y su esposa Katherine (Lee Remick) una vez que su vástago muere de repente al nacer, una linda patraña porque la secta de delirantes que cobija a Damien mató al hijo real del matrimonio Thorn con el objetivo de “enchufarles” el reemplazo maléfico para que se críe en las altas cúpulas del poder de Estados Unidos, pretexto para la susodicha retahíla de homicidios de personajes secundarios y para uno de los desenlaces más famosos del séptimo arte, ese de Robert tratando de asesinar al pequeño retoño de Lucifer y siendo acribillado por la policía.

 

El guión de Stevenson, Tim Smith y Keith Thomas se centra en Margaret (Nell Tiger Free), una novicia yanqui que en 1971, en plenos Años de Plomo de Italia (1968-1988), llega al Orfanato Vizzardeli de Roma con la idea de eventualmente convertirse en una monja, no obstante desde el vamos la trama se satura de criaturas accesorias como su mentor dentro de la Iglesia Católica, el Cardenal Lawrence (Bill Nighy), la abadesa/ madre superiora del lugar, la Hermana Silvia (esa irreconocible Sônia Braga), una monja bastante sombría, la Hermana Angélica (Ishtar Currie-Wilson), una compañera de cuarto que se presenta como afable, la novicia Luz (María Caballero), la típica “fuente del saber” en materia del hiper esperable complot de fondo, el Padre Brennan (Ralph Ineson), el ayudante de este último, el Padre Gabriel (Tawfeek Barhom), un hombre cualquiera que conoce cuando una noche concurre a una discoteca con Luz, Paolo (Andrea Arcangeli), y desde ya una huerfanita solitaria a la que nadie parece querer, Carlita Scianna (Nicole Sorace), en realidad la hija de Mefistófeles porque Lawrence es el líder de una rama de extrema derecha de la iglesia que pretende engendrar al Anticristo, un vástago incestuoso a su vez surgido del vástago del Diablo, con la misión de luchar contra el secularismo haciendo que las masas regresen al rebaño institucional cristiano una vez que presencien el horror desatado por las fuerzas del averno y sus acólitos tercerizados, sin embargo la secta se apresura y sustituye en el rol de madre del Anticristo a la púber Carlita con Margaret, otro producto del Maligno sin saberlo.

 

La propuesta tiene cosas interesantes como su fotografía arty preciosista, un buen manejo del suspenso, actuaciones sensatas y un ritmo en general entretenido, pero al mismo tiempo peca de demasiado larga en sus dos horas de metraje, resulta previsible hasta la médula y no cuenta con vuelo discursivo alguno más allá de la condena tácita a la lacra oscurantista provida/ antiaborto, además por momentos parece una remake en conjunto de El Bebé de Rosemary y Suspiria (1977), de Dario Argento, con escenas de un insólito homenaje a Posesión (Possession, 1981), de Andrzej Zulawski, Los Demonios (The Devils, 1971), de Ken Russell, y Madre Juana de los Ángeles (Matka Joanna od Aniolów, 1961), de Jerzy Kawalerowicz, estas dos últimas los pivotes de un nunsploitation que en nuestra América Latina tendría como representantes a las mexicanas Satánico Pandemónium: La Sexorcista (1975), de Gilberto Martínez Solares, y Alucarda, la Hija de las Tinieblas (1977), de Juan López Moctezuma. En parte hermanada a obras recientes como El Sacramento del Diablo (Consecration, 2023), de Christopher Smith, e Inmaculada (Immaculate, 2024), de Michael Mohan, La Primera Profecía apenas si sale a flote por la presencia de la eficaz Nell Tiger Free, conocida gracias a las series Too Old to Die Young (2019), de Nicolas Winding Refn, y Servant (2019-2023), de Tony Basgallop y M. Night Shyamalan, y por la muy ambiciosa pretensión de unificar el giallo sobrenatural, el relato gótico claustrofóbico, el body horror femenino, el citado nunsploitation y las conspiraciones sacras más inmundas y lunáticas…

 

La Primera Profecía (The First Omen, Estados Unidos/ Italia/ Reino Unido/ Canadá/ Serbia, 2024)

Dirección: Arkasha Stevenson. Guión: Arkasha Stevenson, Tim Smith y Keith Thomas. Elenco: Nell Tiger Free, Ralph Ineson, Sônia Braga, Tawfeek Barhom, María Caballero, Bill Nighy, Nicole Sorace, Ishtar Currie-Wilson, Andrea Arcangeli, Charles Dance. Producción: David S. Goyer y Keith Levine. Duración: 120 minutos.

Puntaje: 5