Hace tanto tiempo ya que Robert Zemeckis viene engolosinándose con el artificio digital y/ o los relatos hollywoodenses clasicistas más cutres, siempre en detrimento del desarrollo identitario en sí de los personajes o la hipotética riqueza del trasfondo conceptual, que uno tiende a olvidar que alguna vez el director y guionista norteamericano de 72 años de edad logró balancear ambas dimensiones con una eficacia en verdad sorprendente, de hecho justo luego de la simpática génesis de Locos por Ellos (I Wanna Hold Your Hand, 1978), Autos Usados (Used Cars, 1980) y Tras la Esmeralda Perdida (Romancing the Stone, 1984) y en concentro en aquel período de gloria de Volver al Futuro (Back to the Future, 1985), sus dos continuaciones al hilo de 1989 y 1990, ¿Quién Engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit?, 1988) y esa La Muerte le Sienta Bien (Death Becomes Her, 1992), a su vez el preludio para la reconversión hacia lo sentimentaloide manipulador más hueco modelo Forrest Gump (1994), Contacto (Contact, 1997), Revelaciones (What Lies Beneath, 2000) y Náufrago (Cast Away, 2000), seudo madurez en la que el infantilismo, la vacuidad ideológica y un conocimiento muy precario de los resortes del cine de género se daban las manos al punto de situarlo sin cesar en la posición de despertar vergüenza ajena con cada nuevo proyecto, más allá del nivel calamitoso de Forrest Gump y Contacto si las comparamos con las más dignas o quizás menos insoportables Revelaciones y Náufrago.
La animación eventualmente pasó a ser su “nueva” obsesión aunque lejos de la calidad de ¿Quién Engañó a Roger Rabbit?, pensemos en el CGI lamentable de los maniquíes de El Expreso Polar (The Polar Express, 2004), Beowulf, la Leyenda (Beowulf, 2007) y Los Fantasmas de Scrooge (A Christmas Carol, 2009), luego de lo cual optó por regresar a la fase previa en live action a través de las también desparejas u olvidables El Vuelo (Flight, 2012), En la Cuerda Floja (The Walk, 2015) y Aliados (Allied, 2016). Desde hace unos años el realizador viene fetichizando la posibilidad de recuperar las resonancias dramáticas y visuales de su acervo de los 80 e inicios de la década siguiente, amalgama de por medio entre la efervescencia y el avant-garde, mediante una serie de películas muy preocupadas por encapsular la chispa de la juventud pero desde la perspectiva demasiado autoconsciente del veterano de corte formalista/ preciosista/ tecnocrático, planteo que desde un juego de espejos ultra retrospectivos puso nuevamente en evidencia la mediocridad del grueso de la trayectoria de Zemeckis ya que sus últimas cuatro propuestas, léase Bienvenidos a Marwen (Welcome to Marwen, 2018), Las Brujas (The Witches, 2020), Pinocho (Pinocchio, 2022) y la flamante Aquí (Here, 2024), exudan una artificialidad que traiciona sus intenciones de base debido a una faceta formal que se come cualquier pretendida celebración del corazón sensible, la niñez, las aventuras de la vida en general o esa mentada resiliencia burguesa.
Aquí está basada en la novela gráfica homónima de 2014 de Richard McGuire, un trabajo experimental a su vez inspirado en un cómic más humilde de 1989 del autor/ ilustrador que giraba alrededor de la misma exacta premisa, nos referimos a un punto de vista invariante que a través de las diferentes viñetas del trabajo en su conjunto nos ofrece un recorrido no cronológico por el destino de los animales y los seres humanos que habitaron el lugar en cuestión, todo con una retahíla de inserts o capas -cuadrados y rectángulos- que mezclan las líneas temporales de manera más o menos caótica y fascinante. El involucramiento cerebral o laberíntico que traía aparejado el enfoque elegido por McGuire, por cierto asimismo el bajista de la banda Liquid Liquid, en manos de Zemeckis se transforma en apenas una excusa para volver a engolosinarse con sus juguetes de millonario del mainstream más lelo, hoy por hoy una inteligencia artificial de rejuvenecimiento digital que aplica en el rostro y la apariencia de todos los actores y en especial Tom Hanks, el protagonista crucial. Desde los dinosaurios y aquella glaciación, pasando por los aborígenes y el período colonial, hasta llegar a la construcción de una casa a comienzos del Siglo XX y su colección de habitantes, la reglamentaria toma fija respeta el devenir no cronológico de la historieta y de hecho se centra en la familia de Richard Young (Hanks con cara de púber y voz y movimientos de sexagenario), un otrora aspirante a diseñador gráfico reconvertido en vendedor de seguros.
Torturándonos con una “muestra gratis” de múltiples recortes temporales -gratuitos a escala narrativa, porque poco y nada importa en la serie de anécdotas históricas estereotipadas e intercambiables a lo Forrest Gump, hermanadas al Hollywood bien redundante o cuadrado- que se entretienen con nacimientos, casorios, enfermedades, muertes, trabajos rutinarios, convivencia entre diferentes, crisis existenciales, sueños y esperanzas que se van al tacho de basura, peleas banales, celebraciones, delirios, separaciones del montón y unas cuantas relaciones problemáticas entre progenitores y vástagos, la obra funciona como una mixtura de teatro filmado, melodrama tradicionalista y collage de momentos irrelevantes que tienen más que ver con una toma secuencia espiritual, donde los fundidos anticipados por los inserts hacen las veces de engranajes conectores, que con la toma fija de cabecera, ésta en términos del derrotero del cine más homologada a una vertiente arty o contemplativa de la que nada sabe el amigo Robert y su demagogia emocional puritana, especie de respuesta raquítica a lo digital inflado. En pantalla nunca terminan de funcionar ni los chispazos de humor, como las farsas coloniales o el capítulo del inventor de un sillón reclinable, Lee Beekman (David Fynn), ni el drama serio símil la comunidad indígena o la tragicomedia sentimentaloide del living room de Richard, su esposa Margaret (Robin Wright) y los padres del primero, Al (Paul Bettany) y Rose (Kelly Reilly), porque el director está mucho más interesado en jugar con la edición y su costosa IA, una y otra vez exhibiéndonos todos esos primeros planos de los intérpretes rejuvenecidos, que en redondear un relato valioso acerca de lo que sea o quizás una foto de esta cotidianeidad familiar vinculada al espacio por sobre el tiempo, lo que implicaría que todo hogar compartido construye los recuerdos futuros y en el trajín nos deja con un “área arqueológicamente rica”, como afirma uno de los tantos personajes que se pierden en este tedioso bucle, Earl Higgins (Jonathan Aris)…
Aquí (Here, Estados Unidos, 2024)
Dirección: Robert Zemeckis. Guión: Robert Zemeckis y Eric Roth. Elenco: Tom Hanks, Robin Wright, Paul Bettany, Kelly Reilly, David Fynn, Ophelia Lovibond, Daniel Betts, Michelle Dockery, Gwilym Lee, Jonathan Aris. Producción: Robert Zemeckis, Jack Rapke, Derek Hogue y Bill Block. Duración: 104 minutos.