Poema

Carta a la Estirpe

Por Emilia Carabajal

I

 

¿Qué escribirte, hermano herido,

Jinete despeñado desde las crines del tiempo?

 

No tengo más que aquello que me diste

Tus astucias

Tus modos de bestia temerosa

Una cierta intuición de lo sagrado

 

Te ofrendo, criatura,

El hachazo que en mí descargaste

 

No apartes la vista

No niegues la hermosura cruel con que marcaste mi carne

Para hacerla un espejo de la tuya

 

No niegues, verdugo,

Que este tajo nos hermana

 

¿Qué escribirte, entonces,

Si es un tajo la lengua en que te hablo?

 

Solo tengo las llagas que me diste

 

Las fábricas

Los barcos

Los relojes

 

Este verbo implacable que me hurga

Llaga que labraste sobre la carne del mundo

 

II

 

¿Qué escribirte, hermana ausente,

Amazona flechada por los días

Niña inmolada en los altares del nombre?

 

Poco tengo de aquello que me diste

Tus pliegues

Tu ternura de bestia

Una cierta desconfianza en lo sagrado

 

Todo de ti me llega roto

 

Te brindo, criatura,

Mi convulsión más íntima

Mi furia mutilada

 

No rechaces mis ofrendas

No olvides que te aprendí en el desamparo

Y no vinieron de ti más que destellos

 

No olvides, desterrada,

Que en mi exilio te reflejas

 

¿Qué escribirte, entonces,

Si no es nuestro el idioma en que te hablo?

 

En las llagas que porto te asemejo

 

En la sangre

El ultraje

Los oficios

 

Todo lo que en mí está roto

 

III

 

¿Qué decirte, en fin, criatura,

Animal asediado por el tiempo

Espiga geminada del sexo y la consciencia?

 

¿Decirte acaso que te entiendo

Que ya sé

Que fue difícil?

 

¿Qué ibas a hacer, omnívoro,

Si el hambre te siguió como una sombra?

 

¿Qué ibas a hacer, mamífera,

Si tus cachorros te incendiaron como lumbres?

 

¿Qué ibas a hacer si el mundo te acechaba

Y tuviste que nombrarlo?

 

Entonces pienso

En las fábricas

La cárcel

Los ultrajes

 

Pienso en la sangre y el altar

Y no puedo decirte que te entiendo

 

Ya traspasamos los umbrales de la benevolencia

Y no queda más que aquello que me diste

 

Los barcos

Los relojes

Los oficios

 

La lengua

El cadalso

El verso

 

La casa

La pólvora

El napalm

 

El pan

La cama

El ungüento

 

Tengo, bestia descarriada,

Tus ardides

Tus pliegues

Tus temores

 

Y tengo tu hambre, tus tajos y tu furia

 

Acéptame en ofrenda,

 

¡Hypocrite hominidé, mon semblable, mon frère!

 

(El presente poema forma parte del libro A las Palabras se las Lleva el Viento: 27 Cartas de Amor en Papel, disponible en PDF en Ni Nardos ni Caracolas, fanpage de Emilia Carabajal, ante el pedido de los lectores interesados.)