En La Viuda de Clicquot (Widow Clicquot, 2023), el director inglés Thomas Napper logra sortear uno de los obstáculos más importantes de un film de época, la dificultad de abordarla en toda su dimensión, adaptando un texto de la historiadora, docente y experta en vino Tilar Mazzeo, The Widow Clicquot: The Story of a Champagne Empire and the Woman Who Ruled It (2008), la biografía de Barbe-Nicole Clicquot Pousandin, mujer que descubrió una técnica novedosa para la elaboración del champagne en la localidad homónima, razón por la cual la popular bebida se asocia a su lugar de origen.
El film comienza con la muerte de François Clicquot (Tom Sturridge) y la toma de posesión del viñedo por parte de su viuda, la joven de veintisiete años Barbe-Nicole (Haley Bennett), intentando sacar adelante el negocio familiar. Con su hijo fallecido, Philippe (Ben Miles), el padre de François aboga por vender el viñedo, pensando que será más fácil convencer a la viuda que al propio hijo, pero Barbe-Nicole se empeña con audacia en defender el legado de su difunto esposo y solicita tiempo para experimentar con sus propias técnicas y establecer un modelo de trabajo más cercano a su personalidad que a la de su marido. La historia se centra en los primeros años de la viuda intentando encauzar la endeudada empresa vitivinícola que luego se convertirá en el modelo de prácticamente todas las bodegas a nivel mundial, estableciendo una técnica para producir un champagne más claro y de mejor calidad. Estos años de experimentos y fracasos son retratados por el guión de Erin Dignam a través de la psicología de la protagonista, adentrándose en sus fortalezas y debilidades y abusando un poco de los frashbacks para reconstruir los seis años de matrimonio de François con Barbe-Nicole.
La Viuda de Clicquot narra muy bien el dificultoso proceso de búsqueda de la técnica que permitió lograr la bebida espumante que hoy conocemos, con las frustraciones y los problemas financieros que le generaron a la viuda. Situada en el período de las Guerras Napoleónicas, la película de Napper también narra las dificultades de la empresa para exportar lo que producen a los enemigos de Francia debido a los embargos, misión encomendada a Droite (Paul Rhys), un fiel amigo de François que se enreda amorosamente con Barbe-Nicole tras la muerte de su marido.
Dejando de lado la polémica pero justificable decisión de que actores ingleses compongan a personajes franceses y que el idioma sea el inglés, dado que es la adaptación de un libro escrito en inglés por una ciudadana estadounidense y publicado en Nueva York, hay una excelente reconstrucción del clima de época y las costumbres, centrándose en las dificultades del proceso de producción de la bebida espirituosa, pero también tenemos un buen retrato de la herencia de la Ilustración en el espíritu aristocrático francés, especialmente en esa juventud atravesada por el romanticismo, las ideas revolucionarias y el nacionalismo, mezcolanza que conduce a las nociones vertidas por François-Marie Arouet, mejor conocido por el nombre que adoptó tras ser encarcelado en La Bastilla, Voltaire, ideólogo francés del Siglo de las Luces.
Hay una falta de trabajo demasiado alevosa en los prejuicios de la época sobre el rol de la mujer que influye en el resultado final de la obra, algo que solo aparece en algunos comentarios y alguna que otra escena, especialmente al final, pero nada verdaderamente concreto y sólido que lleve al espectador a entender cabalmente la épica lucha de la viuda de Clicquot por imponer su lógica femenina en un mundo de hombres acostumbrados a dejar a la mujer en un lugar íntimo o fuera del ámbito de lo público y las disputas del poder, la política y los negocios.
La directora de fotografía francesa Caroline Champetier realiza un gran trabajo en el rubro y Haley Bennett también se destaca en su rol protagónico al igual que Tom Sturridge y Paul Rhys. El único problema de la propuesta de Napper es que en todas las escenas falta algo más que le dé vida a la película. No hay una explicación acabada de las reacciones irascibles de François ni tampoco de su amor por el Iluminismo salvo alguna que otra cita de Voltaire y un espíritu exaltado, y el final es muy pobre, dejando tan solo una buena declaración de principios en un discurso que hace explícita la aproximación feminista al relato como cruzada de la protagonista contra la falta de osadía masculina, sin ser una gran escena ni una culminación apropiada, incluso forzando el desenlace en su conjunto.
La Viuda de Clicquot es tan solo una adaptación rutinaria de la biografía de una mujer muy importante para la historia de los vinos espumantes, sin demasiado vuelo cinematográfico ni ninguna apuesta novedosa que aporte algo a la historia, desgraciadamente dejando sola a Bennett mientras trata de hacer comprender a los hombres que algo de valentía nunca viene mal en un mundo de tanta mesura y circunspección.
La Viuda de Clicquot (Widow Clicquot, Estados Unidos/ Reino Unido/ Francia, 2023)
Dirección: Thomas Napper. Guión: Erin Dignam. Elenco: Haley Bennett, Tom Sturridge, Natasha O’Keeffe, Cecily Cleeve, Ben Miles, Ian Conningham, Paul Rhys, Christopher Villiers, Cara Seymour, Phoebe Nicholls. Producción: Haley Bennett, Joe Wright y Christina Weiss Lurie. Duración: 89 minutos.