Morfina, de Mijaíl Bulgákov

Crónicas de un médico rural

Por Martín Chiavarino

Una carta escrita por un colega médico presuntamente moribundo de provincias en medio de los sucesos revolucionarios de 1917 inicia los mecanismos literarios del brillante escritor ruso Mijaíl Bulgákov en Morfina, una obra temprana creada en base a las experiencias personales del autor de El Maestro y Margarita (1940) en los hospitales de provincias entre 1916 y 1918, años de Guerra Civil y Revolución, de transición de la Rusia Zarista a la Rusia Soviética.

 

Mijaíl Bulgákov nació en Kiev, en lo que antes era el Imperio Ruso, posteriormente la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y hoy la capital de Ucrania. Bulgákov ejerció la profesión de médico pero hoy es recordado como el autor de grandes obras como La Guardia Blanca (1924), Los Huevos Fatales (1924) y principalmente por El Maestro y Margarita, una novela póstuma que escribió durante gran parte de su vida y que combina hiperrealismo, farsa y realismo mágico, obra publicada en un principio bajo la censura estalinista que narra la visita de Satán a la Unión Soviética. Bulgákov se caracterizó por su oposición a este régimen, ridiculizándolo con sorna en cada una de sus obras con toda la mordacidad que su pluma irónica y la represión le permitieron.

 

En Morfina, el primero de los cuentos de esta antología, un médico de provincias es convocado por un colega y amigo para ayudarlo con su terrible padecimiento mortal. Cuando el doctor logra llegar hasta el lugar en medio de los agitados años de la Revolución descubre el diario de su amigo, mezcla entre confesión de su perdición debido a su adicción a la morfina e historia clínica de su descenso a los infiernos. La historia refiere a la adicción del propio Bulgákov a la morfina debido a dolencias causadas por heridas de gravedad sufridas durante la Primera Guerra Mundial. El cuento fue publicado recién en 1926 y tiene semejanzas con las obras de William Carlos Williams, el escritor norteamericano que buscaba activar la imaginación a través de la descripción de la realidad objetiva. En Morfina, el narrador del diario relata su proceso de autodestrucción causado por la adicción a la terrible droga, que comienza como una inyección para paliar el dolor y evoluciona hacia una pavorosa pérdida de la voluntad, oscilando entre momentos de lucidez y otros de obsesión y enajenación completas. Bulgákov reflexiona aquí sobre las distintas etapas de las adicciones, la falta de reconocimiento de la persona afectada de su condición hasta que es demasiado tarde y la difícil relación con los que lo rodean, que van descubriendo los alcances de la turbadora situación. Morfina es un cuento en forma de reflexión y remembranza sobre un episodio ocurrido hace diez años en una zona rural en plena Revolución. A diferencia de la mayoría de las obras literarias, en la obra de Bulgákov la Revolución es un hecho lejano, prácticamente no se la menciona como si los acontecimientos que narra John Reed en Los Diez Días que Conmovieron al Mundo (The Days that Shook the World, 1919) hubieran tenido lugar en un sitio muy pero muy lejano.

 

Bulgákov ocultó la Revolución en sus obras tanto para evadir sus ideas sobre la censura como para quitarle importancia, ya que el autor de Corazón de Perro (1925) fue un enérgico crítico de la Revolución Rusa y sus consecuencias, que plasmó lateralmente en sus novelas, cuentos y obras teatrales, las cuales fueron criticadas a su vez por su contenido anti revolucionario por parte de los intelectuales adeptos al régimen soviético. Dentro de este panorama Bulgákov, un escritor de una prosa excepcional que combina un cinismo tragicómico con un estilo directo, punzante y desgarrador, tuvo una relación conflictiva con el régimen soviético, que lo persiguió, lo encarceló y boicoteó sus trabajos literarios a pesar de que una de sus obras teatrales había sido del agrado de Iósif Stalin, que le consiguió un puesto en el Teatro de la Juventud Obrera de Moscú, donde llegaría a estrenar algunas obras.

 

Las experiencias de Bulgákov en un hospital público rural en la provincia de Smolensko son plasmadas en Memorias de un Joven Médico, opus sobre su traumática pero aleccionadora y reconfortante primera experiencia como doctor en medicina. La obra consta de siete cuentos breves sobre distintas experiencias que comienza con la llegada de un joven médico recién recibido y sin experiencia práctica a un hospital público rural para ejercer por primera vez su profesión en medio de los años de la Guerra y la Revolución. Apesadumbrado y malhumorado por las inclemencias temporales, las dificultades del viaje y la lejanía de su designación para con la vida moscovita a la que estaba acostumbrado, el autor narra su temor ante los posibles pacientes mientras las enfermeras y enfermeros lo comparan con el prolífico médico que lo precedió mientras le relatan sus hazañas. En estos pequeños cuentos, Bulgákov narra el temor del médico ante las distintas dolencias, el miedo ante la posibilidad de equivocarse y causar una tragedia, y la satisfacción tras salvar a un paciente mientras atiende a individuos reluctantes a seguir sus recetas, discute con padres desesperados y se debate entre la vida y la muerte en inclementes tormentas de nieve. Bulgákov edifica vertiginosamente el pavor que recorre su mente y parece paralizarlo ante los pacientes difíciles que se presentan, para narrar cómo, para sorpresa del propio médico, las operaciones son realizadas con maestría, igual que un médico experimentado, tan solo apoyado por polvorientos manuales de medicina, un enfermero, dos comadronas y un campesino que ven cómo sus manos operan con calma y habilidad mientras su mente desvaría alrededor del peor escenario posible. El joven médico se enfrenta así al clima, a la reticencia ante la medicina moderna y a enfermedades como la sífilis y la difteria o piernas destrozadas que debe amputar para salvar a pacientes al borde de la muerte. En cada una de estas siete partes de Memorias de un Joven Médico, Bulgákov se enfrenta a las tradiciones arraigadas, la ignorancia y la desidia, intentando descubrir cómo ayudar a las personas ante situaciones extremas que demandan acciones tan inmediatas como radicales.

 

Yo he Matado, el último cuento de esta compilación, remite a la experiencia de Bulgákov como médico de la Guardia Blanca, el ejército contrarrevolucionario que luchó contra los bolcheviques para restaurar el zarismo. Allí, un médico cirujano narra una confesión de un asesinato de un paciente por parte de un colega en una reunión de médicos durante el crudo invierno moscovita. Al igual que Bulgákov, el protagonista de este cuento, el médico Iashvin, es un dandy, un narrador elocuente y preciso que bien podría dedicarse a la literatura. Iashvin confiesa haber cometido un asesinato durante el invierno de 1919 ante los anonadados médicos. Durante los agitados años de la Guerra Civil, Iashvin, profesional de la cruz roja, es convocado por un coronel de la Guardia Blanca para prestar servicios a los heridos ante la inminente llegada de las fuerzas bolcheviques a un pueblo rural cerca de Kiev. Ante el Coronel herido, el médico descubre que es capaz no solo de salvar vidas sino de quitarlas. Yo he Matado es un cuento sobre el valor nulo de la vida durante la Guerra Civil en Rusia, acerca de la poca importancia que el asesinato y la desaparición de las personas tenían en esa época. El cuento conduce al lector hacia el clímax con la lucha entre el Ejército Blanco y los bolcheviques como un fondo perfecto para una tragedia que se avecina inminente e irremediable.

 

Bulgákov logra en estos cuentos combinar su primera experiencia como médico y su estilo directo, desenfadado y coloquial, por momentos desenfrenado, para narrar sus vivencias como doctor rural. La medicina y la literatura se dan encuentro en relatos perfectos, con finales abruptos y comienzos inesperados, que narran historias donde la vida y la muerte se chocan inexorablemente en su línea más delgada. Aquí, el médico intenta llevar un poco de ciencia a lugares enterrados en las supercherías religiosas anquilosadas en la sabiduría popular. En cada una de estas piezas Bulgákov desarrolla un estilo que se caracteriza por su ritmo vertiginoso, la cadencia de sus oraciones y párrafos y un humor sardónico y corrosivo que genera carcajadas inesperadas que brotan de lo más hondo.

 

Morfina, de Mijaíl Bulgákov, fue editado por La Tercera Editora con una excelente traducción directa del ruso de Alejandro Ariel González, quien ya había traducido la primera novela del autor, La Guardia Blanca (1924), recientemente. Morfina contiene el cuento homónimo, los siete relatos breves de Memorias de un Joven Médico y el cuento Yo he Matado, obras que irradian el esplendor y la intensidad de la prosa sencilla y precisa que caracteriza a Bulgákov, un autor imprescindible admirado por los moscovitas que supieron reconocer sus problemáticas en las páginas de este extraordinario escritor, quien hasta inspiró a Mick Jagger en la composición de parte de la canción Sympathy for the Devil (1968), de The Rolling Stones.

 

Morfina, de Mijaíl Bulgákov, La Tercera Editora, 2021.