68° Cannes

Día 1

Por Emiliano Fernández

Considerando las pasiones encontradas que suele despertar el Festival de Cannes en el microcosmos de la crítica, y la consabida desprolijidad de los propios organizadores en lo que respecta a la data concreta de las proyecciones, el primer día del evento fue relativamente tranquilo y corrió por los senderos esperables, si sopesamos los dos platos fuertes de la jornada: por un lado la película de apertura, La Tête Haute (2015) de Emmanuelle Bercot, y el primer peso pesado de la Competencia Oficial, Il Racconto dei Racconti (2015), o simplemente Tale of Tales, de Matteo Garrone.

Aquí evitaremos tanto la pomposidad celebratoria símil nota- sinopsis de esas «crónicas coloridas» con las que el periodismo mainstream nos inunda año a año, como el bastardeo ninguneador tan común entre los campeones del elitismo de cartón pintado que se esconde detrás de eventos de esta envergadura. ¿Qué queda cuando dejamos de lado el maquillaje? Las películas en sí, lo único que debería primar en coberturas de este tipo, estemos hablando de Cannes o de cualquier otra pasarela.

 

La Tête Haute, de Emmanuelle Bercot

APERTURA

El festival desde hace años intenta infructuosamente imponer a la industria local en el candelero internacional, como si la insistencia fuese garantía de éxito. Elegir a La Tête Haute como película de apertura se condice con esta pretensión, ya que en esencia hablamos de un representante de lo que los franceses entienden por «melodramas sociales». Aquí Bercot ofrece una serie de episodios -más o menos interconectados- en la vida de Malony (Rod Paradot), un delincuente juvenil atrapado en una espiral de violencia, faltas menores y un comportamiento un tanto ciclotímico. La cineasta continúa demostrando un gran talento en cuanto a la dirección de actores pero vuelve a caer en escenas redundantes y demasiado extensas, donde el subrayado de determinadas situaciones termina resultando contraproducente para un verosímil que en ocasiones se resquebraja.

Mucho más emparentada con el humanismo de Los 400 Golpes (Les Quatre Cents Coups, 1959) que con la visceralidad de Un Profeta (Un Prophète, 2009), este pantallazo entrecortado de las entradas y salidas de Melony del sistema judicial galo nunca se decide a cuestionar con vehemencia el accionar despótico de las instituciones estatales de control y hasta en ocasiones pretende legitimarlo mediante las figuras de una jueza bonachona, en la piel de la siempre eficaz Catherine Deneuve, y su contraparte, un consejero interpretado por el genial Benoît Magimel. De hecho, allí radica el principal interés del film, en el trabajo actoral y la dialéctica de determinados esquemas de confrontación en lo que hace al «tire y afloje» de la relación del menor con su familia y estos titiriteros que pretenden hacerse pasar por ejemplos/ modelos comunales a seguir. Más allá del tono pedagógico y cierta pose aguerrida que se siente fuera de lugar (no hacía falta generar ataques de furia por parte del protagonista cada cinco minutos), el film es correcto y supera ampliamente a Ella se va (Elle s’en va, 2013), el opus anterior de Bercot.

 

Il Racconto dei Racconti, de Matteo Garrone

COMPETENCIA OFICIAL

Vaya uno a saber qué se propuso Garrone con este relato episódico que en un primer momento parece homenajear a la Trilogía de la Vida del eterno Pier Paolo Pasolini, para luego irse por bifurcaciones cada vez más ridículas e intrascendentes. Jugando con el límite entre el humor negro y los apuntes dramáticos, la película presenta tres tramas en paralelo que se focalizan en los últimos coletazos de la Edad Media: tenemos a una reina (Salma Hayek) que se deja llevar por un sortilegio en pos de quedar encinta, un rey libertino (Vincent Cassel) obsesionado con lo que cree que es una doncella de dulce voz, y otro monarca (Toby Jones) que posee de mascota a una pulga que no deja de aumentar de tamaño a lo largo de su corta vida. El italiano y su equipo de guionistas se inspiraron lejanamente en Pentamerone de Giambattista Basile, una recopilación muy poco conocida del siglo XVII de cuentos de hadas grotescos, sin embargo este supuesto «rescate del olvido» cae en saco vacío debido a la pereza narrativa del realizador y los desniveles idiomáticos del elenco (esta es tanto una coproducción europea como la primera obra del realizador en inglés, destinada a la exportación).

Si bien el cineasta amaga varias veces con volcar el relato hacia el terreno picaresco y el barroquismo a la Fellini Satyricon (1969), constantemente termina defraudando con escenas a medio desarrollar, personajes autistas y la decisión de introducir detalles fantásticos bastante torpes, en una jugada que sale doblemente mal porque Garrone no comprende al género de aventuras y ni siquiera es capaz de redondear algunos chispazos sutiles de lo que funcionaría como una parodia de la trilogía- bodrio de Peter Jackson alrededor de El Hobbit (sólo la historia de Cassel logra destacarse del resto). Por supuesto que resulta loable que Garrone desee abrir su rango estilístico pero nos vemos en la obligación de confirmar que Gomorra (2008) continúa siendo su mejor obra a la fecha, ya que en Il Racconto dei Racconti reincide en esa sonsera extraviada que ya habíamos visto en la mediocre y también desconcertante Reality (2012).