68° Cannes

Día 10

Por Emiliano Fernández

Resta apenas un día de festival y conviene aprovechar la disminución de la locura en torno al evento para disfrutar a pleno los coletazos finales de la programación. La jornada abrió con la proyección y conferencia de prensa de Chronic (2015) de Michel Franco (a la que asistieron el director y el protagonista excluyente del film, Tim Roth, entre otros), y prosiguió con Dheepan (2015) de Jacques Audiard y Je Suis un Soldat (2015) de Laurent Larivière. La obra del mexicano analiza el día a día de David (Roth), un enfermero especializado en cuidados intensivos y pacientes terminales.

El actor comentó que lo conoció a Franco aquí mismo en Cannes, cuando lo premió por Después de Lucía (2012), en el rol de presidente del jurado de Un Certain Regard, luego ambos congeniaron y de a poco desarrollaron el presente film en conjunto. Sobre la falta de ética de los personajes, el cineasta afirmó que la incomunicación está muy presente en los momentos finales de la vida de una persona a nivel familiar, por lo que quiso hacer un retrato objetivo de esa realidad. Comentó que su abuela enfermó hace unos años y sintió curiosidad por los especialistas que la trataron, de este modo la experiencia lo inspiró para escribir el guión. Entre risas, dijo que a nivel personal trata de evitar la muerte y reconoció que se contradice porque -precisamente- hizo un film sobre el tema en cuestión. Cree que los espectadores son lo suficientemente inteligentes y maduros para no enmudecer ante una historia sobre la pérdida y la depresión.

Roth dijo que su personaje está «emocionalmente dañado» y que deambula en los confines de la vida. El británico se preparó para el papel mediante charlas con varios enfermeros, de los que extrajo el detallismo y la «suavidad» de sus movimientos y gestos. Franco aclaró que no hay una trama tradicional de manera adrede porque el eje del relato es David y el opus está basado en el desarrollo de personajes, acotando que no quiso señalar a los familiares que no se hacen cargo de sus seres queridos pero eso es lo que ocurre en la vida real. Dijo que filmó y editó al mismo tiempo y que no hay que tomar demasiado en serio al convite, ya que considera que nunca se debe dejar de lado una perspectiva fresca al momento de la lectura. En lo que hace al final, el realizador manifestó que la película no podría haber terminado de otra forma y que admira mucho el desenlace de Mouchette (1967) de Robert Bresson. Ya cerrando la conferencia, tanto Franco como Roth afirmaron estar a favor del suicidio asistido.

 

Chronic, de Michel Franco

COMPETENCIA OFICIAL

Que Michel Franco es una suerte de pichón de Michael Haneke ya se sabía desde el vamos, especialmente gracias a sus dos primeros trabajos, Daniel & Ana (2009) y Después de Lucía (2012), ejercicios ambivalentes en una crueldad todo terreno que pretende socavar los fundamentos de la seguridad burguesa y de paso retratar el costado más dañino e insufrible del ser humano. En Chronic, su debut anglosajón, continúa por la misma senda y hasta se decide a aminorar un poco la carga del tormento furtivo, circunstancia que aquí funciona como una estrategia de redistribución dramática (aquellos instantes dolorosos de antaño ahora aparecen atomizados y esparcidos a lo largo de todo el metraje, en una clara apología de la dosificación paulatina).

La trama gira en torno a David, un enfermero melancólico -interpretado por el gran Tim Roth- que se dedica al cuidado de pacientes terminales en sus respectivos hogares, con todo lo que ello implica: atender a sus necesidades, escucharlos, tratar con la familia y para colmo tener que poner la otra mejilla cuando se convierte en receptor de la furia y/ o frustración de sus «clientes» (insultos y complicidades incluidas). La obra es extremadamente seca y caústica, y está plagada de tomas fijas prolongadas que registran el accionar del protagonista, uno de esos típicos profesionales que bajo una máscara de cordialidad esconde un pasado trágico y varias cuentas pendientes de índole psicológica. Tan eficiente en sus intenciones como algo tibia en lo que hace a la llegada al verdadero núcleo de la depresión y la incomunicación, el opus se adapta perfectamente a la dialéctica festivalera de la frialdad quirúrgica y a veces inerte.

 

Dheepan, de Jacques Audiard

COMPETENCIA OFICIAL

¿Qué sería de los certámenes cinematográficos sin la proverbial inmigración, un tema que aglutina voluntades como casi ningún otro en este tipo de eventos? La odisea de cruzar fronteras, sobrellevar la xenofobia, adaptarse -o no- a una cultura ajena y luchar contra el desarraigo es sin duda uno de los grandes ejes de muchos festivales a lo largo y ancho del globo. La última película de Jacques Audiard retoma con perspicacia esta suerte de estereotipo del cine arty y afortunadamente mantiene el maravilloso nivel de sus dos obras anteriores, Un Profeta (Un Prophète, 2009) y Metal y Hueso (De Rouille et d’os, 2012), las cuales a su vez superaron sutilmente a las también interesantes Lee mis Labios (Sur mes Lèvres, 2001) y El Latido de mi Corazón (De Battre mon Coeur s’est Arrêté, 2005), redondeando en conjunto uno de los corpus más coherentes de nuestros días y una carrera que se destaca del medio pelo habitual del mainstream galo.

El título hace referencia a un expatriado de Sri Lanka en una Francia marginal, un militar perteneciente a los mandos medios de los Tigres de Liberación que lucharon durante décadas contra el gobierno en un conflicto civil de raigambre étnica que costó la vida a miles de personas y que finalizó hace un puñado de años con la derrota de la guerrilla. Como tantas obras pasadas centradas en veteranos, hoy somos testigos de los corolarios psicológicos de las batallas y los desfasajes del protagonista al momento de reincorporarse a la sociedad, situación que en este caso claramente se ve exacerbada. El guión de Thomas Bidegain, Noé Debré y el propio director le saca todo el jugo posible a la relación entre Dheepan y su familia improvisada (una mujer y una niña que lleva consigo para facilitar el proceso de “legalización”), y le deja servido al elenco personajes con un enorme potencial dramático (aquí descuellan Jesuthasan Antonythasan y Kalieaswari Srinivasan como el «matrimonio» en cuestión). En síntesis, Dheepan es otra joya de Audiard, una prueba irrefutable de que continúa siendo uno de los mejores retratistas de la angustia contemporánea y sus implosiones/ explosiones en todo tipo de entornos.

 

Je Suis un Soldat, de Laurent Larivière

UN CERTAIN REGARD

Estamos ante una de las pequeñas sorpresas que nos regaló el festival, una película sumamente rara que trata acerca de un tema bastante extraño también y muy poco trabajado por el cine, el de los criadores de perros. Combinando drama familiar, una pizca de film noir de cadencia mafiosa y algo de la vieja fórmula “mujer abriéndose camino en un mundo de hombres”, Je Suis un Soldat en un comienzo parece encuadrarse en el campo de los melodramas sociales cuando Sandrine (Louise Bourgoin) regresa a la casa de su madre e inicia una búsqueda infructuosa de un empleo que le permita colaborar con la economía del hogar. Los continuos fracasos la conducen hacia su taciturno tío, Henri (Jean-Hugues Anglade), propietario de una finca repleta de caniles. A partir de ese instante la propuesta se explaya largo y tendido acerca del lucrativo negocio del tráfico de perros de raza, los cuales provienen de países de Europa del Este y pasan por las manos de varios intermediarios hasta finalmente terminar en los coquetos pet shops de las metrópolis, libretas sanitarias fraguadas incluidas. La vida como mercancía y el afán de lucro van de la mano en una historia de contraposiciones arrastradas en el tiempo (el doble discurso de la moralidad intra clan y la indolencia de puertas hacia afuera).

El realizador debutante Larivière analiza con buen gusto el tópico de turno, sin caer en actos de crueldad para con los animales ni nada parecido, y decide centrarse en el personaje de Bourgoin, quien le pone el cuerpo -con una gran astucia- a una joven aguerrida que no baja los brazos en ningún momento, a pesar de la dureza del contexto laboral y la violencia ocasional con la que se encuentra. La propuesta podría haber sido mucho más compleja o haber tomado un mayor vuelo narrativo, sin embargo no podemos obviar que está bien focalizada y las actuaciones del elenco en su conjunto son excelentes.