Arthur: Una Amistad sin Límites (Arthur the King)

Dos clases de sufrimiento

Por Emiliano Fernández

Desde las sagas televisivas/ cinematográficas interminables centradas en el collie Lassie y el pastor alemán Rin Tin Tin, pasando por la comedia policial hiper ochentosa de Socios y Sabuesos (Turner & Hooch, 1989), de Roger Spottiswoode, y K-nino (K-9, 1989), de Rod Daniel, respectivamente con Tom Hanks y Jim Belushi, hasta el díptico lacrimógeno de la japonesa Historia de Hachiko (Hachikô Monogatari, 1987), obra de Seijirô Kôyama, y su reglamentaria remake anglosajona Siempre a tu Lado (Hachi: A Dog’s Tale, 2009), aquella propuesta de Lasse Hallström protagonizada por Richard Gere y Joan Allen, el séptimo arte ha aprovechado largamente la relación entre bípedos y perros para el espanto de todos los que consideran que el aparato cultural audiovisual se la pasa humanizando de manera bien irresponsable a los animales, un argumento que en general suele confundir la pretendida intercambiabilidad de las dos especies en la ficción con la celebración más directa de la familiaridad y la empatía para con quien sentimos cariño, sea de dos o cuatro patas, lo que por supuesto no quita que Hollywood efectivamente tienda a difundir el engolosinamiento de los dueños para con sus mascotas hasta niveles ridículos o más bien dignos de retrasados mentales, algo a su vez vinculado al individualismo de la posmodernidad y la pérdida del respeto hacia el prójimo, considerando de poco fiar, detestable y en ocasiones peligroso.

 

Uno de los casos más sonados y positivos del nuevo milenio en materia de esta propensión a asignarle rasgos típicamente humanos a los integrantes de la fauna que nos rodea -jugada que por cierto equivaldría a denigrarlos de lleno, si tanto se considera a los animales como una superación ética y biológica del impresentable ser humano en lo referido a la vida en sincronía con el entorno natural- fue sin duda el de Arthur, un perro de Ecuador que fue adoptado en 2014 por el sueco Mikael Lindnord, atleta que por entonces estaba liderando su equipo en un raid de aventura internacional y que descubrió que el can los seguía luego de convidarle comida, unas albóndigas, llegando incluso el hombre a sacarlo del lodo y a verse retrasado en la competencia porque el mestizo no dejaba de perseguirlos ni siquiera en agua, durante un tramo a bordo de un kayak. El perro desde ya era callejero, no estaba muy cuidado que digamos y tenía problemas de salud, por ello Lindnord se vio en medio de una guerra con un ecuatoriano que decía ser el dueño y que lo había entrenado para seguir a biólogos y médicos que visitaban el país, la profesión del supuesto amo, no obstante con el tiempo le ganó la pulseada acusándolo de maltrato animal y en Suecia el perro vivió hasta 2020, cuando falleció de cáncer, además del hecho de que el europeo utilizó la publicidad para presionar por una ley ecuatoriana de bienestar animal, finalmente aprobada en 2017.

 

Lindnord, ni lento ni perezoso, escribió la friolera de tres libros de memorias sobre Arthur, bautizado así por la leyenda del Rey Arturo y su porte siempre digno, y hoy nos topamos con la adaptación hollywoodense del primero y más famoso, Arthur: El Perro que Cruzó la Jungla para Encontrar un Hogar (Arthur: The Dog Who Crossed the Jungle to Find a Home, 2016), trabajo coescrito junto a Val Hudson que en pantalla se retitula Arthur: Una Amistad sin Límites (Arthur the King, 2024) y ahora nos ofrece a Mark Wahlberg como la versión yanqui de Lindnord, Michael Light, también un deportista de elite que está casado con Helen (Juliet Rylance), tiene una hija pequeña, Ruby (Cece Valentina), y se prepara para una competencia en 2018 en República Dominicana junto con sus tres compañeros, el influencer Leo (Simu Liu), la escaladora experta Olivia (Nathalie Emmanuel) y el corredor veterano con una rodilla en recuperación Chik (Ali Suliman). La película, dirigida por un Simon Cellan Jones de raigambre netamente televisiva que venía de colaborar con este mismo Wahlberg en la bastante mediocre Plan Familiar (The Family Plan, 2023), unifica la odisea de autosuperación de Michael, la convivencia del grupo con el adorable Arthur y los pormenores de todos estos raides de aventuras que incluyen calvarios del maratonismo de resistencia como el ciclismo, la escalada, el remo y esa clásica carrera a campo traviesa.

 

Por supuesto que Hollywood no puede esquivar sus hilarantes compulsiones de siempre e introduce cuatro cambios principales, tres de cotillón, léase el año y el lugar del evento y la nacionalidad del protagonista humano, jugada que comprensiblemente enfureció a casi todos los ecuatorianos, y uno importante que asimismo obedece a las “licencias creativas”, por ello pasamos de las victorias del Mikael de carne y hueso al ardid narrativo quemado de la “última oportunidad” de éxito deportivo para un eterno perdedor, el Light del correcto Wahlberg, que fetichiza la capacidad de aprender con el dolor sistemático. El film carece de una historia propiamente dicha y en general no fuerza la introducción dramática del perro, resultando entretenido dentro del rubro familiero de vieja escuela, sin embargo la moraleja vinculada al esfuerzo colectivo tiende a confundir las dos clases de sufrimiento presentadas, cuya hipotética homologación fundamenta el cariño entre el pobre mestizo y el atleta, un burgués ricachón de familia dedicada al mercado inmobiliario norteamericano, así tenemos por un lado el martirio bobo autoinfligido del deportista, uno voluntario, y por el otro lado el pesar que atraviesa el animal en el mundo real, sufrimiento dictado por el exterior mísero de América Latina, de allí que a fin de cuentas resulte decepcionante el sermón eterno de Hollywood en relación a este salvador mágico foráneo que resuelve todo con su riqueza…

 

Arthur: Una Amistad sin Límites (Arthur the King, Estados Unidos/ Canadá, 2024)

Dirección: Simon Cellan Jones. Guión: Michael Brandt. Elenco: Mark Wahlberg, Simu Liu, Juliet Rylance, Nathalie Emmanuel, Ali Suliman, Bear Grylls, Paul Guilfoyle, Rob Collins, Alani Ilongwe, Cece Valentina. Producción: Mark Wahlberg, Tucker Tooley, Courtney Solomon, Stephen Levinson, Tessa Tooley y Mark Canton. Duración: 107 minutos.

Puntaje: 5