Los Extraños: Capítulo 2 (The Strangers: Chapter 2)

El azar parsimonioso

Por Emiliano Fernández

Los Extraños: Capítulo 2 (The Strangers: Chapter 2, 2025) logra la proeza de ser incluso peor que la ya impresentable Los Extraños: Capítulo 1 (The Strangers: Chapter 1, 2024), ambas de un Renny Harlin que prometió continuar la tortura de la mano del supuesto punto final, Los Extraños: Capítulo 3 (The Strangers: Chapter 3, 2026), las tres basadas en Los Extraños (The Strangers, 2008), el neoclásico indie de invasión de hogar de Bryan Bertino, y por cierto rodadas en simultáneo en Eslovaquia durante el año 2022 y luego sometidas a múltiples modificaciones/ refilmaciones en función de la desastrosa respuesta del público y la crítica. El film sigue la estela de productos fallidos de terror del realizador, léase Presidio (Prison, 1987), Pesadilla 4: El Dueño del Sueño (A Nightmare on Elm Street 4: The Dream Master, 1988), La Isla Maldita (Mindhunters, 2004), El Exorcista: El Comienzo (Exorcist: The Beginning, 2004), Pacto Infernal (The Covenant, 2006), El Paso del Diablo (Devil’s Pass, 2013) y Refugio (Refuge, 2023), y en este sentido se puede decir que hasta el intento previo de secuela, Los Extraños: Cacería Nocturna (The Strangers: Prey at Night, 2018), en comparación parece una maravilla porque aquella odisea de Johannes Roberts sí era entretenida y se las arreglaba para combinar más o menos bien el minimalismo del opus de 2008 y el cinismo del mainstream de hoy en día, en cambio Los Extraños: Capítulo 2 es lenta, torpe, repetitiva y poco imaginativa y está actuada a desgano, siempre desesperada por alargar el metraje todo lo posible para aseverar que esto es un largometraje de verdad.

 

La historia como tal no existe y sólo tenemos la huida ad infinitum de la sobreviviente de antaño, Maya (Madelaine Petsch), quien se quedó sin su noviecito, Ryan (Froy Gutiérrez), luego de rentar una cabaña en un pueblo de Oregón, bautizado Venus, y de ser atacados por tres homicidas con máscaras y armas blancas, el cabecilla Scarecrow (Matúš Lajčák) y las secuaces Dollface (Olivia Kreutzova) y Pin-Up Girl (Letizia Fabbri), así las cosas en el hospital el sheriff desestima sus palabras, Rotter (Richard Brake), y es obligada a escapar cuando Scarecrow y compañía vuelven a perseguirla incansablemente, incluso liberando a un enorme jabalí que se comporta como un perro adiestrado en pos de Maya. A través de un flashback infantil tétrico símil giallo, desde el vamos se nos comunica que la camarera de un restaurant de Venus, Shelly (Ema Horvath), es uno de estos locos adeptos al homicidio al azar, como si fuese una concesión a los espectadores que soportaron el primer eslabón esperando algo a cambio, no precisamente información sobre los victimarios sino más bien talento en cuanto al terror en general, nuevo “malentendido” de parte de Hollywood de por medio. El finlandés Harlin, conocido por sus obras de acción de aquellos años 90, Duro de Matar 2 (Die Hard 2, 1990), Riesgo Total (Cliffhanger, 1993), La Pirata (Cutthroat Island, 1995), El Largo Beso del Adiós (The Long Kiss Goodnight, 1996) y Alerta en lo Profundo (Deep Blue Sea, 1999), demuestra la misma exacta inoperancia narrativa que en la primera en lo que atañe a su idea de reflotar el slasher y rendirle tributo al film original de Bertino.

 

Petsch no pasa vergüenza pero sinceramente todavía está demasiado verde para calificar de scream queen interesante, una actriz que tuvo roles secundarios en La Maldición de la Bella Durmiente (The Curse of Sleeping Beauty, 2016), opus de Pearry Reginald Teo, y Polaroid (2019), de Lars Klevberg, y papeles protagónicos en Ciega (Sightless, 2020), de Cooper Karl, y Jane (2022), de Sabrina Jaglom, todas igual de mediocres y olvidables. Halloween II (1981), de Rick Rosenthal, y un par de exploitations de la época, Rayos X (Hospital Massacre, 1982), de Boaz Davidson, y Hospital del Terror (Visiting Hours, 1982), de Jean-Claude Lord, constituyen los claros modelos del primer acto en el nosocomio, por supuesto sin llegar al nivel de calidad de la primera ni al trash hilarante de las otras dos. El suspenso brilla por su ausencia a raíz de los clichés de cada situación planteada por el guión de Alan R. Cohen y Alan Freedland y debido al “no desarrollo” de la trama, los personajes y la intriga sobre la explicación o motivaciones de los psicópatas, algo que indudablemente sólo parece importarle a la propia película, amén del latiguillo incesante y rápidamente cansador de la muerte de todos aquellos que pretenden ayudar a la protagonista o apenas se topan con ella por obra del destino, como un camillero, la dueña de un establo, un policía estatal, un paramédico y esa enfermera, Danica (Brooke Lena Johnson), y sus amiguetes, lo que trae a colación la oposición burda entre las víctimas que mueren automáticamente, por un lado, y Maya y los sádicos de turno que parecen indestructibles o tal vez eternos, por el otro lado.

 

Así como el Capítulo 1 se arruinaba por las decisiones estúpidas de los personajes, aquí el asunto se autosabotea gracias al hecho de que el pueblo en su conjunto es cómplice -símil horror folklórico- y le deja el terreno libre a los chiflados con hachas y cuchillos desde una facilidad digna de la fantasía o la ciencia ficción. La única escena mínimamente potable es la de la alucinación/ ataque de pánico de Maya a bordo de la camioneta de una Danica que la rescata a la salida del establo, cuando la muchacha se imagina a los otros pasajeros como los asesinos enmascarados, en contraposición pensemos que el jabalí gigante de CGI es patético y ni siquiera resulta simpático como el también surrealista de Razorback (1984), lugar común del ozploitation de Russell Mulcahy, al igual que el detalle de ella cosiéndose sola en el medio del bosque a lo Rambo (First Blood, 1982), de Ted Kotcheff. Los lunáticos cazando a Maya sin jamás rematarla en serio ni esforzarse demasiado parecen zombies de vieja escuela, por lo parsimonioso y redundante de su devenir, más que amenazas producto de una violencia social absurda o caprichosa, sustrato que caracterizó al valioso trabajo de Bertino al extremo de acercarlo al Michael Haneke de Benny’s Video (1992), Funny Games (1997) y Caché (2005), además de aquella intención de base de aggiornar el slasher de las décadas del 70 y 80 o quizás apartarlo de las autoparodias modelo Scream (1996), de Wes Craven. Lamentablemente estamos ante un caso de cine equiparado a un tren fantasma sin relato ni garra ni cojones ni corazón ni maña que lo respalden para justificar su existencia…

 

Los Extraños: Capítulo 2 (The Strangers: Chapter 2, Estados Unidos/ España, 2025)

Dirección: Renny Harlin. Guión: Alan R. Cohen y Alan Freedland. Elenco: Madelaine Petsch, Ema Horvath, Froy Gutiérrez, Matúš Lajčák, Brooke Lena Johnson, Olivia Kreutzova, Letizia Fabbri, Richard Brake, Janis Ahern, Gabriel Basso. Producción: Alastair Burlingham, Mark Canton, Charlie Dombek, Gary Raskin, Christopher Milburn y Courtney Solomon. Duración: 98 minutos.

Puntaje: 2