El Conjuro 4: Últimos Ritos (The Conjuring: Last Rites)

El espejo te manipula

Por Emiliano Fernández

El Conjuro 4: Últimos Ritos (The Conjuring: Last Rites, 2025), realización sinceramente insoportable de Michael Chaves, rankea en punta como la peor película del lote en cuestión, aquel que se extendió mucho más de lo conveniente e incluye los tres eslabones del tronco narrativo principal, El Conjuro (The Conjuring, 2013) y El Conjuro 2 (The Conjuring 2, 2016), ambas de James Wan, más esa El Conjuro: El Diablo me Obligó a Hacerlo (The Conjuring: The Devil Made Me Do It, 2021), también de Chaves, el tríptico de la muñeca maldita, Annabelle (2014), de John R. Leonetti, Annabelle 2: La Creación (Annabelle: Creation, 2017), de David F. Sandberg, y Annabelle 3: Viene a Casa (Annabelle Comes Home, 2019), de Gary Dauberman, y finalmente los hasta ahora dos capítulos centrados en la religiosa del infierno, La Monja (The Nun, 2018), de Corin Hardy, y La Monja II (The Nun II, 2023), trabajo a cargo de un Chaves al que asimismo se le encomendó un film que comparte ingredientes con el resto aunque no es canónico, La Maldición de la Llorona (The Curse of La Llorona, 2019). Esta décima o novena entrega de una cadena de montaje boba, dependiendo de que se cuente o no el debut de Chaves, es una cruza insustancial de Aquí Vive el Horror (The Amityville Horror, 1979), de Stuart Rosenberg, El Resplandor (The Shining, 1980), de Stanley Kubrick, y Poltergeist (1982), de Tobe Hooper, en consonancia con mucha parafernalia de acoso familiar en pos de la destrucción de la parentela de turno.

 

La propuesta está basada muy a lo lejos en el caso de los Smurl, un clan encabezado por el matrimonio de Jack y Janet Smurl que afirmó que un demonio los atormentó entre 1974 y 1989 en su propio hogar en West Pittston, localidad del Estado de Pennsylvania, episodio que derivó en la intervención de Ed y Lorraine Warren, en la publicación de un libro sobre el asunto, La Casa Embrujada (The Haunted, 1986), y en el arribo del involuntariamente gracioso telefilm homónimo de 1991 dirigido por Robert Mandel, en suma eslabones de un fraude que tenía que ver con la necesidad de dinerillo de la familia, la cobertura circense mediática e incluso los problemas psiquiátricos de Jack, quien eventualmente reconoció que en 1983 se había sometido a una cirugía para extraerle agua del cerebro debido a una pérdida de memoria causada por una meningitis en su juventud. El guión de Ian Goldberg, Richard Naing y David Leslie Johnson-McGoldrick vampiriza el motivo crucial de Espejos Siniestros (Mirrors, 2008), film del francés Alexandre Aja que ya era una remake de un convite surcoreano de Kim Sung-ho, El Otro Lado del Espejo (Geoul Sogeuro, 2003), y arranca con un prólogo en 1964, cuando los investigadores paranormales bisoños Ed (Orion Smith) y Lorraine (Madison Lawlor) se topan en una tienda de antigüedades con un espejo barroco maldito que pretende quedarse con el vástago no nato de una Lorraine embarazada, lo que provoca la casi muerte de esa pequeña que nace de urgencia en un hospital, Judy.

 

El relato de golpe salta a 1986 y se divide en dos porque Jack (Elliot Cowan) y Janet Smurl (Rebecca Calder), quienes viven con sus cuatro hijas y los padres del marido, padecen un calvario sobrenatural después de que el patriarca le regalase el espejo a una de sus hijas adolescentes, Heather (Kíla Lord Cassidy), mientras que unos Warren ya veteranos (Patrick Wilson y Vera Farmiga, nuevamente) lidian con el retiro, a raíz de un infarto casi mortal de Ed, y con la manifestación de los poderes psíquicos de Judy (Mia Tomlinson), la cual a su vez está por casarse con un muchacho, Tony Spera (Ben Hardy), y termina descubriendo que el espejo manipulador fue el causante del óbito del Padre Gordon (Steve Coulter), un sacerdote amigo de los demonólogos que es inducido al suicidio. El Conjuro 4: Últimos Ritos resulta melosa, lenta y trasnochada en su enamoramiento demodé con los espíritus malignos del J-Horror de fines del Siglo XX, para colmo el film está repleto de personajes que son meras caricaturas sin vida propia más allá de su función dentro de una historia ultra redundante e intrascendente. En este sentido la fórmula patentada por Wan, aquí productor y artífice de la trama original junto con Johnson-McGoldrick, basada en escenas tenebrosas minimalistas que exudan paciencia y suelen atrapar a los protagonistas con la guardia baja, ya caducó hace bastante tiempo porque sólo funciona cuando la aplica él mismo o mejor dicho, cuando no delega el asunto en terceros sin talento y/ o imaginación como Chaves.

 

Las buenas actuaciones, la presencia en una secuencia de Let’s Dance (1983), himno de David Bowie, y la catarata de referencias a los capítulos previos no compensan el sustrato aburrido, estéril y muy derivativo de la propuesta en su conjunto, además con cada nueva aparición de la caripela del demonio/ espectro/ monstruo sobrenatural estándar la faena se acerca un poco más a la franquicia que comenzó con Una Película de Miedo (Scary Movie, 2000), de Keenen Ivory Wayans, pero sin los chistes berretas y con una seriedad soporífera que pretende equiparar a la experiencia cinematográfica con un tren fantasma, por cierto hoy por hoy desvencijado o en mal funcionamiento. Nuestra odisea, únicamente destinada al espectador novel, descerebrado, casual o completamente lobotomizado por el Hollywood apestoso del nuevo milenio, demora una eternidad de escenas mediocres, léase tres cuartas partes del metraje extremadamente inflado de 135 minutos, para colocar a los Warren en la casa embrujada estereotipada en cuestión, una morada que pronto resulta intercambiable con cualquier otra del promedio del cine de terror esotérico del mainstream y el indie. Si bien la película se vende como el “punto final” de la saga o por lo menos de la intervención de los personajes principales, aquellos de Wilson y Farmiga, la parejita joven en la piel de Tomlinson y Hardy arrastra el tufillo de los herederos, lo que implicaría una puerta abierta tácita a recomenzar el ciclo del tedio en piloto automático y el conservadurismo facilista…

 

El Conjuro 4: Últimos Ritos (The Conjuring: Last Rites, Estados Unidos/ Canadá, 2025)

Dirección: Michael Chaves. Guión: Ian Goldberg, Richard Naing y David Leslie Johnson-McGoldrick. Elenco: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Ben Hardy, Mia Tomlinson, Rebecca Calder, Elliot Cowan, Kíla Lord Cassidy, Steve Coulter, Madison Lawlor, Orion Smith. Producción: James Wan y Peter Safran. Duración: 135 minutos.

Puntaje: 2