The Rolling Stones: Some Girls- Live in Texas 78

El éxtasis de la decadencia

Por Emiliano Fernández

Resulta muy difícil sobrestimar la importancia sociológica del rock en el sinnúmero de transformaciones culturales que se han ido sucediendo a nivel global durante las últimas cinco décadas: en tanto factor central en el descubrimiento de la “juventud consumista” en la expansión del capitalismo posmoderno, lo que en un primer momento acompañó a un discurso de quiebre para con un entorno conservador y vetusto pronto se redujo a otro producto más dentro de un mercado que en los ´60 se encontraba en plena metamorfosis, necesitado de ítems exportables con un alto grado de permeabilidad empírico- simbólica.

 

Si acotamos el marco de referencia a la mítica banda que hoy nos ocupa, en términos concretos podemos fechar sin mayores problemas el inicio de un declive conceptual que es el de una etapa de múltiples cataclismos psicológicos: con la aparición del Sticky Fingers (1971) de los Rolling Stones se hace explícito que la excelencia musical de una generación seguirá viva y podrá reproducirse a futuro pero los ideales de la contracultura ya no merecen ser tenidos en cuenta debido a que han mutado en gestos inertes, escombros fagocitados por un sistema que rápidamente se reestructura en función del Mayo Francés.

 

Ni la crudeza de barricada de los comienzos ni la psicodelia de Between the Buttons (1967) y Their Satanic Majesties Request (1967) ni el obrerismo apocalíptico de Beggars Banquet (1968) y Let It Bleed (1969) eran respuestas válidas a una nueva serie de fracasos sociales e intenciones de cambio que quedaron en nada: los Beatles y los Stones, las dos agrupaciones insignia en la coyuntura señalada y las cúspides eternas del rock por antonomasia, no sólo compartieron el éxito sino que además fueron verdaderos profetas en la lectura de un estado de cosas en el que los intérpretes volvían a ser músicos y abandonaban su rol de “bandera”.

 

La esencia del mismo Exile on Main St. (1972), una de sus obras maestras indiscutibles, pintaba a las claras el paradójico devenir del género: teníamos a unos ingleses millonarios componiendo y grabando en un tremendo castillo de Francia -para escapar del fisco británico- canciones basadas en una imagen idealizada del sur pobre de los Estados Unidos. Recordando aquella expresión de Keith Richards en la que afirmaba que siempre hicieron el “mejor disco posible” según los avatares de cada época, todos sus trabajos incluyen joyas increíbles que únicamente los devotos sabemos apreciar, así el fan casual queda afuera.

 

A partir de ese instante el derrotero subsiguiente es más que conocido: mientras que el susodicho se pasó gran parte de los ´70 lidiando con una adicción a la heroína y un catálogo de litigios con las autoridades por tenencia de drogas, el inefable Mick Jagger estuvo ocupado construyendo con dedicación lo que con el tiempo sería el modelo de “estrella mainstream”, ese saltimbanqui alucinado de la aristocracia rockera (puede que a nivel formal los Stones sean los más influyentes de la historia pero lamentablemente los sinsabores del camino también fueron copiados a posteriori por una infinidad de colegas).

 

El punk, un movimiento de espíritu retro, enclave crítico y autoconciencia estética, sin lugar a dudas puso de manifiesto el gigantismo y pedantería de los resortes generales de la década y recuperó aquella aspereza primigenia que parecía olvidada: la edición del Never Mind the Bollocks Here´s the Sex Pistols (1977) fue el último vestigio del rock como alegato valioso, capaz de provocar algún tipo de mutación provechosa a tracción de un andamiaje revulsivo contra el establishment. La respuesta al planteo hipernihilista de la era llegó con el Some Girls (1978), un explosivo “nosotros ya lo hicimos antes, check this out”.

 

Por supuesto que el éxtasis de la decadencia en una pandilla con el talento y el ingenio de los Stones trajo aparejado una revigorización en cuanto a la energía desplegada y una suerte de exaltación de esas miserias públicas y privadas que tantos cretinos del medio se mueren por ocultar en pos de diatribas populistas: desde los ataques misóginos post divorcio, pasando por los arrebatos de furia jet set y las baladas irónicas metadiscursivas, hasta la denuncia subliminal de la hipocresía de los sectores “más progresivos” del cosmos artístico, todo fue filtrado por el funk, el blues, el country, la música disco, el punk y el hard rock.

 

Así como la remasterización del Exile vino acompañada por el registro del período Ladies and Gentlemen: The Rolling Stones (1973) y el interesante documental Stones in Exile (2010), ahora es momento de descubrir una de las gemas más singulares del bastión, la mejor concert movie hasta la fecha de los señores: The Rolling Stones: Some Girls- Live in Texas 78 (2011) constituye un tesoro extraordinario que arriba sin artificios, hablamos del recital del 18 de julio en Fort Worth de la histórica gira presentación del álbum homónimo, filmado originalmente en 16 mm y hoy reconvertido a HD con sonido 5.1, un lujo sin igual.

 

Luego de un arranque con clásicos del repertorio (el cover de Chuck Berry Let It Rock, All Down the Line y Honky Tonk Women), llega una versión demoledora de Star Star del Goats Head Soup (1973) y una seguidilla de siete temas del Some Girls: When the Whip Comes Down, Beast of Burden, Miss You, la adaptación de The Temptations Just My Imagination (Running Away with Me) y las geniales Shattered, Respectable y Far Away Eyes. La bella Love in Vain de Robert Johnson se empalma con Tumbling Dice y Happy para dar paso a la trilogía final de Sweet Little Sixteen (otra de Berry), Brown Sugar y Jumpin´ Jack Flash.

 

Si hay un elemento que caracteriza a esta actuación es la dinámica impecable de la banda, una interacción que sólo una máquina tan perfecta como los Stones es capaz de escupir al público: el recientemente incorporado Ron Wood desparrama solos gloriosos, Charlie Watts se abre camino como un reloj suizo, Bill Wyman hace que se extrañe su bajo y los Glimmer Twins vuelven a robarse el show (Jagger está conectado a la tomacorriente y Richards se muestra inclemente con su guitarra, un ejemplo de carisma como ya no existe). Padres fundadores de todo lo que alguna vez tuvo valor intrínseco, los Stones son el rock…

 

The Rolling Stones: Some Girls- Live in Texas 78 (Reino Unido, 2011)

Dirección: Lynn Lenau Calmes. Elenco: Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts, Ronnie Wood, Bill Wyman, Ian Stewart, Ian McLagan, Doug Kershaw. Producción: Jack Calmes y Phil Davey. Duración: 85 minutos.