La verdad es que genera una alegría enorme en el corazón del cinéfilo encontrar una ópera prima del nivel de la prodigiosa Time Lapse (2014), definitivamente una de las propuestas de ciencia ficción más refrescantes y minuciosas del panorama reciente. La película de Bradley King unifica el devenir de dos subgéneros hermanados que en ocasiones gustan de trazar caminos independientes: por un lado tenemos ciertos planteos narrativos del rubro “paradojas existenciales”, en sintonía con Hechizo del Tiempo (Groundhog Day, 1993), Triangle (2009) y Un Pasado Infernal (Haunter, 2013), y por el otro están las encrucijadas exasperantes cercanas al thriller metafísico que habilitan los viajes a través del tiempo o las realidades paralelas, símil Primer (2004), Los Cronocrímenes (2007) y Coherence (2013).
De hecho, el principal punto a favor del convite es precisamente la utilización concienzuda del minimalismo en pos de la construcción de un andamiaje de angustia escalonada que no da respiro al espectador, basándose tanto en una puesta en escena rigurosa como en la dosificación de los datos a lo largo del desarrollo de la trama. Ya desde el inicio conocemos a los tres protagonistas, la pareja compuesta por Finn (Matt O’Leary) y Callie (Danielle Panabaker), y el mejor amigo del primero, Jasper (George Finn), quienes deben decidir qué hacer cuando descubren en la casa de un vecino, el Señor Bezzerides, una gigantesca máquina que saca fotos Polaroid de 24 horas en el futuro, siempre a las ocho de la noche y apuntando al gran ventanal del living del departamento que el trío comparte en relativa paz.
El guión de B.P. Cooper y el propio director multiplica de a poco los focos de conflicto en una progresión hitchcockiana brillante que pone de manifiesto los corolarios de la avaricia, el morbo, la hipocresía, el egoísmo y el entramado menos feliz de ese deseo sexual que circula entre semejantes. La obra no sale nunca del complejo habitacional y se centra en la dinámica vincular entre los jóvenes a partir de varios catalizadores: el hallazgo del cuerpo carbonizado de Bezzerides, la obsesión de Jasper de aprovechar la máquina para apostar en las carreras de galgos y el “desbloqueo” creativo de Finn, quien comienza a copiar las pinturas que aparecen en las fotos. El relato edifica un contexto corroído y claustrofóbico en el que la ambigüedad y el estudio de personajes constituyen los núcleos fundamentales.
Un detalle muy gracioso del film es su pretensión satírica para con la vetusta e inofensiva Volver al Futuro (Back to the Future, 1985), no sólo por la presencia misma de las queridas Polaroid, hoy nuevamente reconvertidas en indicadores fácticos, sino también en lo que respecta al remate final, el cual -sin revelar nada- podemos decir que destruye una de las premisas básicas de la fantasía especulativa aniñada del opus de Robert Zemeckis. Así como la sangre termina homologada al dinero y el placer a la traición, la superposición de condicionamientos y actitudes éticas un tanto reprochables son la materia prima de la que se vale el cineasta para el apuntalamiento de un verosímil profundamente naturalista, sustentado en las excelentes actuaciones de O’Leary, Panabaker y en especial George Finn.
Por primera vez en mucho tiempo contamos con una realización anómala que en lugar de fetichizar el hecho de conocer qué nos deparará el mañana y/ o ofuscarse por los vaivenes que improvisan los protagonistas en pos de modificarlo a conveniencia, decide jugar todas sus fichas a una concepción casi paradójica del futuro, considerándolo una suerte de peso muerto que debemos glorificar para conservar nuestra vida. El miedo que despierta el cadáver de Bezzerides y la posibilidad latente de que ese sea el castigo por intentar escapar de las garras de un destino prefijado que se cierne sobre las cabezas de los personajes, deriva en un cúmulo desesperante de comportamientos por parte del trío primordial con vistas a adaptar sus días al enigma encapsulado en las imágenes que expulsa la máquina…
Time Lapse (Estados Unidos, 2014)
Dirección: Bradley King. Guión: Bradley King y B.P. Cooper. Elenco: Matt O’Leary, Danielle Panabaker, George Finn, Amin Joseph, Jason Spisak, David Figlioli, Sharon Maughan, Judith Drake, Mark C. Hanson, John Rhys-Davies. Producción: Rick Montgomery y B.P. Cooper. Duración: 104 minutos.