Homo Ludens, de Johan Huizinga

El juego en la historia

Por Martín Chiavarino

En Homo Ludens: Intento de Delimitación del Elemento Lúdico en la Cultura, el filósofo e historiador holandés Johan Huizinga indaga en el concepto de juego como motor de la cultura humana a partir de fuentes sociológicas y etnológicas que recorren distintas civilizaciones hasta llegar a la década del treinta del Siglo XX en una revisión del impulso lúdico a lo largo de la historia y el arte destacando las características de la Grecia Antigua, la baja Edad Media, el Renacimiento y el Barroco. Publicado en Países Bajos en 1938, Homo Ludens ha sido y aún es la fuente sobre la que se nutren todos los análisis sobre esta temática.

 

Profesor de Historia General en la prestigiosa Universidad de Leiden en el Reino de los Países Bajos desde 1915 hasta su remoción y arresto por parte de las fuerzas de ocupación nazis en 1942, Johan Huizinga cobró notoriedad en los ámbitos intelectuales por su obra magna, El Otoño de la Edad Media (Herfsttij der Middeleeuwen, 1919), uno de los trabajos más completos sobre la cultura en la baja Edad Media, investigación donde se le reveló la importancia del concepto de juego como elemento central de la cultura, indagación que lo perseguiría hasta la apresurada redacción y publicación de Homo Ludens un año antes del estallido de la anunciada Segunda Guerra Mundial.

 

El humanismo de Huizinga, sus ideas y sus textos fueron siempre destacados por su importancia para la cultura por el filósofo liberal español José Ortega y Gasset, quien combatió por igual las ideas de derecha, que hoy se han apropiado inadecuadamente del discurso liberal, y las ideas del comunismo marxista, dos polos opuestos que signaron el Siglo XX tras el colapso de las monarquías y el ascenso de las masas.

 

Huizinga era un gran crítico de las políticas agresivas, las violentas formas y el nacionalismo belicista que se cernían sobre Europa bajo los discursos y las acciones de Adolph Hitler, Benito Mussolini, Francisco Franco y António de Oliveira Salazar, defendiendo las ideas del humanismo contrarias a las del nacionalsocialismo alemán y sus aliados fascistas. Estas ideas se encontrarán en el texto En los Albores de la Paz (1943), su último libro antes de su muerte, dos años después, poco antes de la huida de los nazis del Reino de los Países Bajos.

 

Como bien propone el título del libro, el ensayo de Huizinga dista bastante de las pretensiones académicas de El Otoño en la Edad Media, un análisis detallado del período. Homo Ludens es, como bien aclara el subtítulo del libro, un intento de delimitación del elemento lúdico en la cultura, una primera aproximación al tema. Tanto en la introducción a modo de prólogo como en distintos pasajes del libro, Huizinga señala que el propósito del volumen no es la realización de un análisis pormenorizado del elemento lúdico que recorre todas las civilizaciones sino más bien una introducción con ejemplos paradigmáticos de distintas culturas que ayudan a comprender cómo el espíritu del juego atraviesa toda la cultura humana.

 

En este sentido, el texto está marcado por el análisis histórico del juego y de la fiesta, no sin descuidar la indagación filológica y antropológica. Para adentrarse en su objeto de investigación Huizinga señala al juego como elemento que recorre a las distintas civilizaciones humanas y lo dota de una definición específica pero de cierta amplitud a partir de sus pesquisas. Una acción libre que permite salir de las obligaciones cotidianas, realizada en un espacio temporal acotado y regido por reglas libremente aceptadas por todos los participantes, es la tesis sobre la que Huizinga trabaja para demostrar la importancia del elemento lúdico en el florecimiento de las distintas civilizaciones humanas.

 

En las páginas de Homo Ludens, el autor emprende un extenso análisis de las representaciones y prácticas agonales en distintas culturas para encontrar en cada una el impulso lúdico. Ya sea en la fiesta, el ritual, la ceremonia, la competición, la poesía, la danza y la literatura, las reglas de la sabiduría y el conocimiento, la guerra o la política, la determinación de una frontera, la definición de la culpabilidad de un delito o hasta la decisión de un casamiento en distintas culturas, el juego interviene en alguna medida como factor de gran importancia para colocar los cimientos de un cuestionamiento de la designación antropológica del hombre como homo sapiens u homo faber.

 

Huizinga se apoya aquí en los trabajos de etnología y antropología de los expertos sociólogos franceses Marcel Granet y Marcel Mauss, y del polaco nacionalizado británico Bronislaw Malinowski, pero también en la obra magna del filósofo alemán Werner Jaeger, Paideía, para analizar los términos del griego antiguo de ese período de la antigüedad. Desde la mitología griega y romana a las Eddas nórdicas, la mitología hindú contenida en el Mahabharata y el Ramayama, los textos sagrados hindúes, y la filosofía, Huizinga marca la conexión de la mitología con el juego, así como la relación de éste con la poesía, la filosofía, el derecho y la guerra, especialmente en sus etapas iniciales. Ya sea en la competición por el honor o en las luchas de los gladiadores que se juegan la vida en los coliseos, hasta llegar a la significación del juego en la actualidad, Huizinga traza aquí un recorrido alrededor de la historia humana para comprender la función lúdica de la mitología, los relatos, la poesía y el arte desde el ritual sagrado hasta las fiestas, pasando por la importancia del juego para el aprendizaje en la niñez y no sin dejar de lado la dicotomía entre el juego y lo serio, aclarando tajantemente que el juego contiene un componente de seriedad muy importante en su alegría lúdica.

 

En el último capítulo, Huizinga realiza un análisis del elemento lúdico y el impulso agonal en la cultura de su época, período de entreguerras signado por la consolidación de los partidos comunistas al calor de la Revolución Rusa, el ascenso de los nacionalsocialismos, la disolución de los imperios europeos, el colapso financiero de la década del treinta y la Gran Guerra Mundial. Huizinga señala el retroceso de la función lúdica ya en el Siglo XIX bajo las ideas de la eficacia técnica y el utilitarismo surgido durante el Siglo XVIII, comenzando un declive del impulso del juego que tendrá consecuencias nefastas para la Civilización Occidental. En consonancia con su crítica del nacionalsocialismo, Huizinga indica que las manifestaciones de masas de la época en la que escribe han perdido su conexión con el factor lúdico, opacado por la puerilidad y por la pérdida de la autenticidad y de la vitalidad que habían signado el juego.

 

La conclusión del libro es clara respecto de la desaparición de la función lúdica en el Siglo XX y la recreación del impulso lúdico como una falsificación del mismo por parte de la propaganda para la exaltación de las masas. Huizinga discute por un lado con la cultura burguesa de la estandarización y la pasteurización de la vida y las experiencias, y por el otro, con las teorías belicistas del jurista alemán Carl Schmitt, ideólogo jurídico de la aventura nazi, proponiendo en su lugar la ética como elemento de diferenciación entre el falso impulso lúdico de destrucción y apropiación y el verdadero factor lúdico de la cultura abandonado en pos de la eficacia.

 

Traducida originalmente por el filósofo y traductor español Eugenio Imaz para la Revista de Occidente, la presente edición de Espíritu Guerrero Editor es una revisión de la traducción original de Imaz por parte de un psicólogo y experto en la temática lúdica, Fernando Auciello, que añade notas y comentarios para mejor comprensión y contextualización de las palabras de Huizinga en la actualidad. El libro también consta de una nota introductoria del propio Auciello, un prólogo de un docente de Historia y Teoría del Juego en la Universidad de Luján e integrante de la cooperativa de Espíritu Guerrero Editor, Ramiro González Gainza, y unas palabras del Embajador del Reino de los Países Bajos en Argentina, Uruguay y Paraguay, Roel Nieuwenkamp, sobre la significación de la obra de Huizinga en la actualidad para la cultura holandesa. Esta nueva edición de Homo Ludens es una gran oportunidad para reencontrarnos con una obra de fundamental importancia para comprender el impulso lúdico humano y su relación con el humanismo con la meta final de volver a adentrarse en el juego desde nuevas perspectivas más vitales.

 

Homo Ludens, de Johan Huizinga, Espíritu Guerrero Editor, 2021.