Tarot de la Muerte (Tarot, 2024), obra de los directores y guionistas debutantes de Estados Unidos Spenser Cohen y Anna Halberg, es una película bastante mediocre y rutinaria que bebe de la tradición del slasher, algo así como la lectura del cine de terror de una atracción cualquiera de un parque de diversiones ya que literalmente los sustos son cronometrados al dedillo y la gracia de la experiencia pasa por las muertes horripilantes de cada uno de los personajes secundarios, no obstante el conservadurismo del Siglo XXI hace que el grueso de los productos del rubro caiga una y otra vez en lo anodino, precisamente, porque dejan de lado a conciencia los dos ingredientes fundamentales del slasher primigenio de los 70 y 80, los desnudos y los litros y litros de sangre falsa y bien material, en el nuevo milenio reemplazados por actores menuditos y/ o carilindos y un montón de payasadas digitales que aburren por lo falsas, inofensivas, bobas e intercambiables. Los únicos productos que han funcionado dentro del formato desde la década del 90 hasta el presente siempre le han agregado un “componente extra” a la mezcla, como por ejemplo el humor, la autoreflexión, el suspenso o una mínima puesta en escena un poco más elaborada que la estándar pedestre.
Moviéndose entre el sustrato onírico/ fantasmal/ macabro de Pesadilla en lo Profundo de la Noche (A Nightmare on Elm Street, 1984), la joya de Wes Craven, y Destino Final (Final Destination, 2000), de James Wong, aquel trash de espíritu nostálgico de Leyenda Urbana (Urban Legend, 1998) y Día de Venganza (Valentine, 2001), ambas de Jamie Blanks, y cierto intento muy a la distancia de copiar la intensidad, las buenas actuaciones y la eficacia en general de trabajos ya recientes en sintonía con Sonríe (Smile, 2022), de Parker Finn, y Háblame (Talk to Me, 2022), de los hermanos gemelos Danny y Michael Philippou, el film que nos ocupa de hecho recupera el slasher sobrenatural más genérico para combinarlo con aquellas maldiciones sobre objetos y con unos delirios espiritistas ahora homologados a la astrología y una cartomancia basada en la baraja del tarot del título, en pantalla por cierto transformada en una invitación tácita a la parca -a instancias de un grupito paradigmático de adolescentes o jóvenes adultos, como corresponde a la tradición del rubro- que viene a sustituir a los móviles más viscerales de antaño, como la revancha, la represión libidinosa, el sadismo de vieja cepa o el desprecio hacia la banalidad comunal o los burguesitos tontos.
La realización exagera un poco el número de personajes que hallan la baraja maldita y la usan para predecir el futuro símil horóscopo, nada menos que siete, léase por un lado Elise (Larsen Thompson), Paxton (Jacob Batalon), Paige (Avantika Vandanapu), Madeline (Humberly González) y Lucas (Wolfgang Novogratz), la bolsa del relleno narrativo, y por el otro lado la parejita en proceso de separación de Haley (Harriet Slater) y Grant (Adain Bradley), verdaderos protagonistas o por lo menos los que están destinados a sobrevivir a la carnicería (en el slasher de los 70 y 80 sería hasta la última escena, en el contemporáneo es seguro que no fallecen porque Hollywood no le quiere dar un “mal trago” a casi nadie, ni siquiera a los fans del terror que piden a gritos un mal trago que justifique este viaje en el tren fantasma). El pelotón alquila una casona para festejar el cumpleaños de Elise y es en el sótano del lugar donde encuentra la baraja del tarot, por ello Haley adivina el futuro de cada uno sin saber que está sellando la muerte de sus amigos, incluida la de ella misma, por obra y gracia de una mujer, La Astróloga (Suncica Milanovic), que en el Siglo XVIII maldijo los naipes justo a posteriori del ahorcamiento de su hijita a manos de quien fuera su empleador.
A pesar de que las escenas de asesinato espectral no están tan mal porque crecen sobre la media del mainstream de hoy en día gracias a la colección de personajes encargados de reventar a los jóvenes, desde ya correspondientes a una reinterpretación tétrica de aquellos del tarot, la propuesta es hiper previsible, está repleta de diálogos irrelevantes y una sobreabundancia de jump scares demasiado veloces, no consigue decir nada sobre el lado oscuro del destino, su latiguillo, y para colmo el “comic relief” resulta de lo más patético, ese Paxton que todo el tiempo se hace el gracioso aunque no pasa de ser una mascota del marketing woke porque es un gordo asiático al que sólo le falta ser marica y vegano, y además la explicación de fondo es muy precaria, nos referimos al background en sí de La Astróloga, quien predijo la muerte de la esposa embarazada de un barón húngaro y éste le devolvió el favor matando a su nena, por ello la cuasi hechicera se cargó al oligarca y de puro capricho extendió su dolor hacia cualquiera que use los naipes, planteo que deja todo servido para un desenlace meloso a más no poder de reencuentro entre la homicida en serie fantasmal y su hija, entre la parejita protagónica y encima entre Haley y su madre muerta…
Tarot de la Muerte (Tarot, Estados Unidos, 2024)
Dirección y Guión: Spenser Cohen y Anna Halberg. Elenco: Harriet Slater, Adain Bradley, Jacob Batalon, Avantika Vandanapu, Humberly González, Larsen Thompson, Wolfgang Novogratz, Olwen Fouéré, Stasa Nikolic, Suncica Milanovic. Producción: Scott Glassgold, Elysa Koplovitz Dutton y Leslie Morgenstein. Duración: 92 minutos.