Under the Skin

El mimetismo durante la temporada de caza

Por Emiliano Fernández

A diferencia de lo que ocurre en el mercado literario, en cine la ciencia ficción cerebral  prácticamente ha caído en el olvido, condenada a los márgenes independientes del espectro internacional o a las anomalías esporádicas a cargo de algún suicida que privilegie el arte por sobre los productos tóxicos con los que el mainstream nos suele torturar semana a semana en nombre de un “entretenimiento” que ha sido empardado con la estupidez, la pereza y un conservadurismo tanto formal como temático. El kamikaze de turno no es otro que Jonathan Glazer, el talentoso realizador responsable de muchas de las obras maestras de las últimas décadas del campo de los video clips, entre las cuales se destacan sus formidables trabajos para Massive Attack, Blur, Radiohead y Nick Cave and the Bad Seeds.

 

Luego de casi diez años de preparación, el británico finalmente regresa a la pantalla grande con su tercer y extraordinario opus, Under the Skin (2013), una película radical que deja atrás a las también interesantes La Bestia Salvaje (Sexy Beast, 2000) y Reencarnación (Birth, 2004). Con vistas a demoler el paradigma actual de la industria hollywoodense, orientado al escapismo infantiloide y las soluciones mágicas a los problemas reales, el film combina con inteligencia la estética visual de 2001: Una Odisea del Espacio (2001: A Space Odyssey, 1968), una estructuración símil El Hombre que Cayó a la Tierra (The Man Who Fell to Earth, 1976), el catalizador narrativo de Especies (Species, 1995) y algunas disquisiciones morales en sintonía con El Hombre Elefante (The Elephant Man, 1980).

 

En buena medida la historia establece su tono aletargado y meditabundo desde los primeros minutos: mientras suena la música estridente de Mica Levi y escuchamos la hipnótica voz de Scarlett Johansson articulando los esqueletos de futuras palabras, somos testigos de una serie de imágenes que reenvían a una concepción del cine casi en extinción, la que lo vincula a la máxima experiencia del dispositivo perceptual (ante nosotros desfilan el espacio exterior, una luz enceguecedora, un eclipse, la “conformación” de un ojo, etc.). A posteriori un corte abrupto nos posiciona frente al ayudante de la señorita, un misterioso motociclista, y el cadáver ocasional de una mujer, a la que Johansson roba su vestimenta para dar rienda suelta a la cacería entre los hombres de Escocia que desean “desahogarse”.

 

Inspirándose lejanamente en la novela homónima de Michel Faber, el guión de Walter Campbell y el propio director abraza la perspectiva de esta alienígena sensual y distante que parece burlarse de la humanidad, siempre bajo el ropaje de una hembra en celo que ratifica la enorme inocencia de la mayoría de los bípedos con falo. Más allá de la fotografía preciosista, la improvisación en diálogos y el empleo de actores no profesionales, la propuesta se maneja con una dialéctica surrealista donde el sentido último de las escenas nunca se hace manifiesto y la interpretación corre por cuenta del espectador. Aquí en esencia tenemos 108 minutos de camuflaje empático e interior adepto a la misantropía, un contexto que eventualmente muta en “curiosidad ética” durante el tramo final del convite.

 

De hecho, cuando en un instante de piedad ella comience a sentir lástima por sus presas y pretenda superar el mimetismo duplicando las funciones biológicas del ser humano, los terrícolas le responderán de una manera tan espantosa que reencauzará el discurso de vuelta hacia el nihilismo. La ambigüedad minimalista detrás de la belleza gélida de Johansson y su mirada desapasionada coloca en el microscopio al consumismo, la soledad, el desamparo y la violencia que la protagonista va encontrando en esta road movie de acento documental y arrebatos fantásticos. De ahora en más resultará imposible olvidar secuencias como la de la primera víctima, la de la descomposición en el fluido, la del joven con neurofibromatosis o el mismo desenlace, cuando la nieve y las cenizas se unifican en el abismo circundante…

 

Under the Skin (Reino Unido/ Estados Unidos/ Suiza, 2013)

Dirección: Jonathan Glazer. Guión: Jonathan Glazer y Walter Campbell. Elenco: Scarlett Johansson, Jeremy McWilliams, Lynsey Taylor Mackay, Dougie McConnell, Kevin McAlinden, Andrew Gorman, Joe Szula, Krystof Hádek, Roy Armstrong, Alison Chand. Producción: Nick Wechsler y James Wilson. Duración: 108 minutos.

Puntaje: 9