Puan

El pensamiento en las calles

Por Martín Chiavarino

El cine argentino se siente a gusto en las crisis, allí encuentra una vocación de comunicación y empatía con un público interpelado por este tipo de propuestas. La crisis ofrece una trama, un abordaje idóneo de nuestra conflictiva idiosincrasia siempre en ebullición, incapaz de encontrar un justo medio que deje a todos igual de conformes o disconformes. Para enforcarse en el análisis de la crisis permanente argentina no hay nada mejor que adentrarse en el convulsionando sistema educativo, siempre cuestionado y utilizado políticamente para justificar prácticamente cualquier cosa, según el discurso y el objetivo del enunciante. En este marco, nada mejor para hallar una historia universal que el ambiente de la educación superior y particularmente la Universidad de Buenos Aires, pública, laica y gratuita, la más prestigiosa del país, la manifestación de todo lo malo para los que creen que la educación es un negocio y la representación de todo lo positivo para los que creen que la educación es un derecho.

 

En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Pena (Marcelo Subiotto), un profesor adjunto de filosofía política, es empujado por las circunstancias a competir por el puesto de titular de la cátedra en la que dicta clases cuando el colega que ostenta el cargo, Eduardo Caselli, fallece súbitamente. Pero en la tumultuosa vida universitaria nada es fácil y durante el homenaje al difunto se presenta Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), un docente e investigador con amplia experiencia en Alemania y Estados Unidos, ex compañero de Pena y aplazado por Caselli en su época de estudiante, que ha regresado a Buenos Aires después de vivir varios años enseñando en Frankfurt con el objetivo de concursar para el mismo cargo que su ex compañero de estudio. Las propuestas académicas que separan a los dos hombres también dividen al resto de los integrantes de la cátedra del fallecido Caselli, quienes se debaten entre la aproximación más clásica de Pena que sigue las ideas de su antecesor, del que era muy cercano, y la de Sujarchuk, que aboga por introducir algunos elementos más disruptivos del canon, como las ideas de Baruch Spinoza, cuyo pensamiento hoy tiene una alta consideración en los programas de muchos círculos filosóficos.

 

Mientras Pena lidia con su némesis académico, su esposa, Vicky (Mara Bestelli), una notoria dirigente de izquierda, lucha por los derechos de las mujeres y de los trabajadores en distintos conflictos sociales. Su matrimonio es un equilibrio entre las ocupaciones de cada uno y la crianza de su extrovertido hijo, Manolo (Gaspar Offenhenden), en un departamento pequeño. A la par de estas tareas la pareja busca un nuevo hogar para vivir con mayores dimensiones, una tarea titánica en una ciudad atravesada por las expectativas de trabajadores con sueldos pesificados al dólar oficial y dueños que esperan dividendos al precio del dólar paralelo, siempre al doble de su homólogo oficial.

 

En Puan (2023), María Aiché y Benjamin Naishtat plasman muchos de los temas que sobrevuelan y desviven al ámbito académico, como la necesidad de tener muchos trabajos en lugares muy alejados entre sí, las largas horas de viaje que los docentes deben utilizar para leer, corregir y preparar las clases y la dificultad de mantener el cómputo de la puntuación que permite acceder a los cargos y de guardar y cuidar todos los documentos que los acrediten en un lugar seguro y accesible. A todo esto se suma la dificultad para cobrar ciertos trabajos, los magros salarios universitarios y los malabarismos para coordinar las diferentes tareas y obligaciones laborales con la maternidad/ paternidad y las faenas cotidianas.

 

El guión de Aiché y Naishtat hace una maravillosa contraposición entre las clases que Pena ofrece en la facultad ante alumnos usualmente de clase media, las clases en zonas carenciadas a través de proyectos educativos nacionales o provinciales y las clases que el profesor imparte a una señora mayor en un barrio privado. Mientras que los profesores universitarios se quejan durante toda la película que nunca se les deposita el salario, en el proyecto barrial se presenta la dificultad de tener que facturar y esperar el pago demorado durante meses en un contexto inflacionario, lo cual se contrapone al pago en dólares en efectivo de parte de la señora Amelia (Zulema Galperín), tres formas de ganarse la vida, pero en realidad tres visiones de clase sobre el valor que la sociedad le otorga a la educación. El primero, un modelo de enseñanza que busca generar conocimiento y pensamiento crítico académico, con todo lo que ello representa para el intercambio universitario de Argentina con el mundo y el prestigio que otorga al país. El segundo, una búsqueda de llevar conocimiento y ofrecer una salida a aquellos que no pueden acudir a la universidad por distintos motivos. El tercero, la afición de una señora mayor que se queda dormida durante las clases y se entretiene pagándole a un profesor para enriquecer la conversación en sus círculos de clase alta.

 

Puan, obra que refiere a la calle del barrio de Caballito en la que se sitúa la sede actual de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires desde 1988 y con la que la comunidad universitaria suele apodar a la institución en sí, es un film muy rico en sus análisis de la vida universitaria y de todos los conflictos que la circundan. Los realizadores logran captar la inmersión de los protagonistas en los problemas cotidianos, los debates académicos que, aunque sumamente importantes para el conocimiento, no suelen interesar a la mayoría de la sociedad, que los ve muchas veces como desanclados de su experiencia cotidiana, especialmente en tiempos de crisis. Pero en esos tiempos de crisis la universidad tiene una oportunidad de ofrecer una visión distinta y encuentra el camino para hacerlo saliendo a la calle para encontrarse con la realidad, algo que para Pena es una actividad harto conocida debido a las crisis que siempre afectan el presupuesto universitario y que ponen en jaque la romántica visión de Sujarchuk de una Argentina estable.

 

La trama también contiene una contraposición entre las pretensiones europeístas de la clase media argentina y las clases altas y la realidad hispanoamericana de nuestro país austral a través del regreso de un Sujarchuk dandy de Europa con sus ideas, esas citas del alemán Immanuel Kant, las canciones francesas y los euros, combo que rivaliza con la invitación que Pena recibe de una catedrática boliviana para acudir a un congreso de carácter alternativo en La Paz, sin recursos ni viáticos para traslados de ninguna índole, con el objetivo de reemplazar a Caselli, que se había comprometido a viajar antes de su fallecimiento.

 

Marcelo Subiotto realiza una gran labor como el protagonista de esta historia, acompañado por su esposa, Mara Bestelli, y Leonardo Sbaraglia, Julieta Zylberberg, Camila Peralta, Alejandra Flechner, Cristina Banegas, Juan Luppi, Damián Dreizik, Zulema Galperín, Gaspar Offenhenden y las apariciones de Andrea Frigerio, Teresa Calandra, Liliana Juárez, Luis Ziembrowski, Claudia Cantero, Héctor Bidonde y hasta Lali Espósito en un papel ínfimo como la novia actriz famosa de Sujarchuk. Una gran decisión de Aiché y Naishtat es la de darle una participación significativa en la trama a todos los personajes, con una función activa y concisa, que les permite agregar profundidad a la historia.

 

Puan es una comedia dramática que interpela a todos los actores del sistema educativo, maneja con gran tino la convergencia entre el humor y la tensión del relato, tiene excelentes actuaciones y muy buenas locaciones, elige muy bien los dardos que le propina a la mentalidad universitaria, a veces encerrada en las encrucijadas académicas y sin contacto con la realidad social que la circunda y atraviesa, y resalta a su vez la resiliencia y la muñeca de sus integrantes para sumergirse en la cotidianeidad cuando la crisis toca las puertas de la facultad. María Aiché y Benjamin Naishtat, dos realizadores con muy buenas carreras cinematográficas, ambos debutando con dos obras de gran calidad, Familia Sumergida (2018) e Historia del Miedo (2014), respectivamente, destacándose especialmente el talento del segundo y su tercer opus, Rojo (2018), logran aquí una propuesta capaz de emocionar y hacer reír por igual, advirtiendo a la comunidad universitaria acerca de la necesidad de estar alerta ante la inminencia del regreso de políticas retrógradas que buscan desestabilizar la convivencia democrática.

 

Puan (Argentina/ Brasil/ Italia/ Alemania/ Francia, 2023)

Dirección y Guión: Benjamín Naishtat y María Alché. Elenco: Leonardo Sbaraglia, Marcelo Subiotto, Julieta Zylberberg, Mara Bestelli, Alejandra Flechner, Damián Dreizik, Cristina Banegas, Andrea Frigerio, Luis Ziembrowski, Liliana Juárez. Producción: Federico Eibuszyc y Barbara Sarasola-Day. Duración: 107 minutos.

Puntaje: 10