Reconocida como una figura literaria inconmensurable por sus colegas japoneses, la escritora, ensayista, dramaturga y crítica literaria Taeko Kōno construyó desde la década del sesenta una carrera literaria admirada por escritores de la talla del Premio Nobel de Literatura de 1994, Kenzaburō Ōe, y el novelista Shūsaku Endō, autor de la ficción histórica Silencio (Chinmoku, 1966), adaptada al cine por Masahiro Shinoda y Martin Scorsese. Kōno llevó la voz de la mujer japonesa a la literatura con una lucidez y una agudeza perturbadoras, lo que la colocó rápidamente entre las mejores exponentes de una narrativa concupiscente típica de la sensual literatura oriental, con un estilo atrevido que incursionaba sin pruritos ni preconceptos en lo perverso para analizarlo, desgranarlo y comprenderlo desde lo más hondo de las palabras.
En los textos que componen Cacería de Niños (Toddler-hunting and Other Stories, 1996), una antología de nueve cuentos que son los únicos traducidos al inglés y ahora al castellano, publicados en inglés recién a mitad de la década del noventa, es patente una cuestión de capital importancia para el lector, que es imposible salir indemne de la prosa de Kōno, una escritora que transforma lo cotidiano en algo siniestro y viceversa, revelando lo que subyace a la normalidad, comportamientos patológicos, prácticas sexuales alternativas y sadomasoquismo, en relatos que convierten el límite entre la fantasía y la realidad en una discusión irrelevante ante la perplejidad de los acontecimientos y la turbulencia de las emociones que se ponen en juego. Para los personajes de Taeko Kōno el placer y el dolor son sensaciones indistinguibles que los marcan, generándoles goce y culpa, la misma que siente el lector ante estos cuentos vertiginosos de prosa simple y precisa.
En el primer relato, Cacería de Niños, el cuento que da título a la compilación, una joven mujer con una aversión a las niñas pequeñas y una inclinación malsana hacia los niños siente una extraña sensación de purificación ante el contacto con los mocosos, una agitación proporcionalmente intensa al aborrecimiento que siente hacia las nenas. El relato va de lo completamente perturbador a lo inocente y viceversa de una forma tan natural que resulta siniestra, revelando cómo un comportamiento compulsivo se convierte en una patología que deviene en una práctica cotidiana que termina conduciendo toda la vida de la protagonista, con una pérdida de control ante sus más bajos impulsos, definiendo así una identidad de lo más inusual.
En el segundo cuento, Una Salida en la Noche, dos parejas de amigos con inusuales gustos sexuales se declaran interesados en un intercambio de parejas en un relato sadomasoquista, mientras que en Marea Alta la escritora japonesa realiza un brillante retrato del paso de la niñez a la adolescencia en Japón en el período de entreguerras, en los inicios del conflicto con China. En Nieve, un relato tan extraordinario como perturbador sobre las heridas del pasado y las marcas que quedan en la psique y el cuerpo, la muerte en Osaka de la madre de una mujer adulta que vive en Tokio con su novio proporciona la escenografía de un drama familiar japonés sobre el matrimonio y los mandatos familiares, choques culturales entre generaciones que comienzan a cobrar dimensión ante la perplejidad de los protagonistas, observadores pasivos de las miserias y los traumas de sus propias vidas.
En Cangrejos, una mujer aquejada por los resabios de los síntomas de una tuberculosis logra convencer a su marido de viajar a la costa para recuperarse completamente de su enfermedad. Allí recibe la visita de su cuñado junto a su familia y convence a los padres de que dejen con ella a Takeshi, el hijo pequeño de la pareja. Takeshi y su tía emprenden juntos la búsqueda de cangrejos en la playa para encontrar en su lugar un vínculo duradero alrededor del disfrute del juego y la ternura infantil. Una Colonia de Hormigas retrata a una mujer que no quiere tener hijos y disfruta de ser sometida violentamente durante el coito por su marido. Su presunto embarazo frustra sus planes de viajar a estudiar a Estados Unidos para acompañar a su esposo, un periodista político que revela su regocijo ante la posibilidad de tener un vástago, algarabía que contrata con el pesimismo y la ira de la mujer ante su posible condición. El asunto desata sentimientos que generan una nueva dinámica en esta pareja de prácticas sexuales perversas y sentimientos aún más siniestros, lo que revela la distancia que separa a los seres humanos y su imposibilidad de convivir.
En Últimos Momentos, una mujer logra obtener veinticuatro horas para planificar su despedida del mundo y ansiosamente emprende las acciones que definirán los últimos instantes de su vida. En esa última noche se replanteará toda su relación con su amante, Asari, con el que en realidad mantiene una relación tan distante como desapasionada. El Teatro, otro maravilloso relato, narra las vicisitudes de una joven asidua a la ópera que entabla amistad con una pareja que conoce precisamente en el teatro. La relación con ellos le traerá a la memoria recuerdos de su distante vínculo con su esposo, radicado en Alemania Federal desde hace algunos años. Visitando a la inusual pareja descubrirá varios de sus secretos para finalmente unirse a los inusuales rituales de convivencia matrimonial del dúo de melómanos. En el último relato, Carne con Hueso, una mujer abandonada por su pareja rememora un ritual voluptuoso de la convivencia con el hombre con el que convivía, disfrutando de un plato de ostras frescas de temporada. La mujer sueña con incendiar las posesiones del hombre que la abandonó, a la vez que rememora el placer de los sabores de las comidas compartidas.
Con una prosa incisiva e implacable Taeko Kōno crea un realismo perverso de dimensiones inusitadas, en el que sus personajes se entregan a sus impulsos carnales producto de diversos traumas del pasado. En estos relatos las relaciones sexuales convencionales no tienen lugar, permitiendo la irrupción de prácticas sexuales consideradas perversas, o patológicas, desarrollando la manifestación psicológica de estas formas de vida y expresión sexual desde su formación hasta su momento culmine, para construir un camino hacia su comprensión sin ningún espíritu aleccionador y sin juzgar a sus personajes por sus acciones. Cada cuento de la escritora japonesa es una obra perfecta que conduce al lector hacia un camino sinuoso que propone adentrarse en la vulnerabilidad de cada uno de los personajes que brillantemente construye.
En estas formas de goce alternativas hay algo inocente, un espíritu lúdico que se apodera de los mecanismos psíquicos de los personajes. Aquí no hay escenas sexuales explícitas ni relatos de relaciones sexuales sino aproximaciones psicológicas al placer y a sus diversas manifestaciones, expresiones de una intimidad alejada de los juicios morales del ámbito público. En lugar de las nociones morales, en estos cuentos se pueden encontrar inusuales formas de entender el amor, una búsqueda de afecto por parte de personas a las que éste les es esquivo, experiencias que se convierten en obsesiones y pasiones que inquietan.
En la prosa de Kōno no hay una condena de estas prácticas perversas, que se revelan en algún punto inocentes, hasta infantiles, sino más bien un intento de abordaje, de comprensión de una experiencia que se siente imposible de cambiar, de llegar a un sentido indagando en los dispositivos sociales que condujeron a las mujeres a incurrir en esos extraños comportamientos que ruborizan y escandalizan a más de uno. La frustración sexual y la falta de un propósito, el rechazo, una malformación y la imposibilidad de construir un vínculo con la pareja son algunas de las cuestiones que la autora nipona analiza en este extraordinario libro.
Cacería de Niños, la antología de cuentos de Taeko Kōno, fue publicada en castellano por primera vez por la editorial independiente argentina La Bestia Equilátera y es el primer libro de la autora que se edita en esta lengua. Traducido por Hugo Salas a partir de la versión inglesa, la compilación de cuentos de la década del sesenta es una de las apuestas literarias más valientes de la actualidad por su temática. Corregidos por Cecilia Espósito y Virginia Avendaño, los cuentos de Taeko Kōno son obras maestras que conducen al lector a un abandono total que pone en peligro cualquier preconcepto que se pueda tener acerca de las relaciones humanas.
Cacería de Niños, de Taeko Kōno, La Bestia Equilátera, 2021.