Extremismo Europeo

El retorno del castigo corporal

Por Emiliano Fernández

Sin dudas la prueba más contundente y pintoresca de la singularidad de lo que podríamos denominar el “extremismo europeo” pasa por la negativa de Hollywood en lo que respecta a amoldar a los exponentes de la tendencia a su esquema de las remakes ad infinitum y la lavada de cara más pueril. Pareciera que la intensidad de los films en cuestión espanta a la maquinaria norteamericana de refritar/ edulcorar casi todos los productos del mercado internacional considerados comercialmente viables, circunstancia que a fin de cuentas habla de la misantropía y el delirio desprendidos de esa misma capacidad de destacarse, propia de la “nueva ola” del terror del viejo continente, un enclave polimorfo que pone de manifiesto que a veces la mejor manera de rejuvenecer al género es exacerbando la dimensión formal.

 

Antes que nada, conviene cumplimentar el requisito sine qua non de este tipo de análisis, vinculado a citar los ejemplos paradigmáticos de la vertiente, los cuales pertenecen a la década pasada y extienden su marco de influencia hasta nuestros días vía el trabajo ulterior de la mayoría de los directores de turno: pensemos en In My Skin (Dans Ma Peau, 2002) de Marina de Van, Alta Tensión (Haute Tension, 2003) de Alexandre Aja, Calvaire (2004) de Fabrice Du Welz, El Descenso (The Descent, 2005) de Neil Marshall, Them (Ils, 2006) de David Moreau y Xavier Palud, Sheitan (2006) de Kim Chapiron, Inside (À l’intérieur, 2007) de Alexandre Bustillo y Julien Maury, La Frontera del Miedo (Frontière(s), 2007) de Xavier Gens, Eden Lake (2008) de James Watkins, y Martyrs (2008) de Pascal Laugier.

 

En el listado debemos dejar de lado a películas de Gaspar Noé, Claire Denis y Lars von Trier, los padres conceptuales de primera mano, ya que obedecen más a la sensibilidad del entramado arty apto para los festivales que al interés por el género. Los rasgos en común de las obras -a nivel macro- pueden ser resumidos en la propensión para con la doctrina del shock, los temas tabú, un desarrollo escalonado casi fundamentalista, detalles irónicos varios, una cinefilia con el corazón puesto en las décadas del 70 y 80, un nihilismo todo terreno, el cuidado del apartado visual y la presencia de unos villanos homologados a ángeles destructores. La coctelera adquiere su “toque especial” gracias al tratamiento dado a la pulsión de muerte, cuya manifestación visible pasa por la tenacidad del gore y el sexo.

 

De hecho, aquí se abren camino las nociones de “vehemencia” y “perversión”, la primera relacionada con el apasionamiento de los protagonistas y la segunda con ese régimen fálico/ vaginal de placer sádico, propio de la sexualidad retorcida que cosifica al otro. Esta fijación en la violencia y la genitalidad más floridas se aleja del horror ATP del mainstream actual, trayendo a colación -a su vez- la sombra de los responsables en segunda instancia de la faena que nos ocupa; léase los giallos de Dario Argento y Lucio Fulci, el preciosismo de la Hammer, la enajenación del surrealismo, los trabajos del Marqués de Sade y Georges Bataille, el corpus ochentoso de David Cronenberg, la visceralidad de Pier Paolo Pasolini y por supuesto el faro ideológico del movimiento, The Texas Chain Saw Massacre (1974).

 

Como tantos otros rótulos de antaño, el extremismo europeo tiene su fecha de vencimiento y hasta muestra sus disparidades intrínsecas si sopesamos cada ingrediente. Salvo por los casos de Aja y Marshall, la verdad es que gran parte de las propuestas posteriores de los cineastas no han colmado las expectativas o han caído en pasos en falso que sacaron a relucir los puntos flojos de la fórmula (la arquitectura orientada al impacto suele descuidar la progresión narrativa) y cierta inclinación hacia el automatismo (en este ítem sobresalen el tono conservador y la falta de sorpresas). Aun así, celebramos el cúmulo de gloriosas paradojas que nos devolvió esta “vanguardia retro”, tan valiente y ambiciosa en su planteo como parca presupuestariamente, siempre amiga del castigo y las laceraciones corporales…