En contra de la Organización (The Outfit)

El rey del carácter

Por Emiliano Fernández

Los actores secundarios constituyen desde siempre una de las columnas vertebrales del séptimo arte y de una manera mucho más marcada e importante que los protagonistas porque el volumen de personajes complementarios de un film siempre será más generoso y crucial para el desarrollo dramático de la historia de turno que la supuesta luminaria que se contrata para el papel protagónico, detalle que tiene que ver con la naturaleza coral de la construcción cinematográfica y el injusto hecho de que muchas veces la obvia visibilidad del intérprete o intérpretes principales opaca la trascendencia o envergadura de aquellos que se mueven alrededor, precisamente sosteniendo a la figura que de inmediato es reconocida por un público al que eternamente “se le escapa” el nombre de los dos o tres o cuatro o cinco colegas que tanto hacen por la trama y la experiencia en su conjunto. En el enclave productivo anglosajón existe una expresión que resume el costado más prestigioso y quizás significativo de la labor de los secundarios, actor de carácter/ character actor, especie de sinónimo de los intérpretes colaterales que se especializan en roles “vistosos” o bizarros, de hecho los personajes y los profesionales que los encarnan que más cerca se ubican de ser recordados por todos esos espectadores mainstream que fetichizan a los actores Clase A del sistema de estrellas/ star-system fundamental de Hollywood. Desde fines del Siglo XX se han acumulado actores de carácter que lograron hacerse conocidos con mucho esfuerzo gracias a personajes memorables o el simple hecho de trabajar muchísimo, pensemos por ejemplo en Christopher Walken, John Turturro, Harry Dean Stanton, aquel Philip Seymour Hoffman, Steve Buscemi o John Malkovich, no obstante el más admirado del pelotón es Robert Duvall, señor cuyos roles en Poder que Mata (Network, 1976), de Sidney Lumet, y El Padrino (The Godfather, 1972), El Padrino: Parte II (The Godfather: Part II, 1974) y Apocalypse Now (1979), las tres de Francis Ford Coppola, le ganaron el respeto de todos.

 

Duvall en sí tuvo una carrera larguísima que se remonta a sus inicios teatrales durante la década del 50, su extenso derrotero televisivo en los años 60 y su debut cinematográfico en ocasión de Matar a un Ruiseñor (To Kill a Mockingbird, 1962), faena de Robert Mulligan que efectivamente inaugura su periplo como secundario de peso en películas encabezadas por otros colegas, basta con considerar su intervención en La Jauría Humana (The Chase, 1966), de Arthur Penn, El Detective (The Detective, 1968), de Gordon Douglas, Bullitt (1968), de Peter Yates, Temple de Acero (True Grit, 1969), de Henry Hathaway, MASH (1970), de Robert Altman, y Yo Soy la Ley (Lawman, 1971), odisea de Michael Winner. El panorama en la carrera del amigo Robert cambia con la seguidilla de La Conquista de la Luna (Countdown, 1967) y Llueve sobre mi Corazón (The Rain People, 1969), obras de Altman y Coppola protagonizadas por él junto a James Caan, más la citada El Padrino y un trabajo incluso más crucial por tratarse de su primer protagónico indiscutible, THX 1138 (1971), el clásico de ciencia ficción semi indie de George Lucas previo a La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977). Su estatuto de leyenda entre los actores de carácter no reside sólo en su talento sino también en la hazaña de intermitentemente trepar al protagonismo durante su período de gloria, léase los 70 y 80, en propuestas variopintas como Mañana (Tomorrow, 1972), de Joseph Anthony, Ruge el Odio (Badge 373, 1973), de Howard W. Koch, En contra de la Organización (The Outfit, 1973), de John Flynn, El Don del Coraje (The Great Santini, 1979), opus de Lewis John Carlino, El Precio de la Felicidad (Tender Mercies, 1983), de Bruce Beresford, y El Buque Faro (The Lightship, 1985), del gran Jerzy Skolimowski, entre otras. En contra de la Organización es una rara avis porque responde a lo más cerca que estuvo de convertirse en un héroe de acción ya con brillo propio, estampa aguerrida que lo posicionó como una estrella y abarcó también a la inferior Ruge el Odio.

 

El neo noir de Flynn, sin duda su mejor película junto con Tormenta Arrolladora (Rolling Thunder, 1977), es una adaptación de la novela homónima de 1963 de Donald E. Westlake alias Richard Stark y una de las mejores de las múltiples encarnaciones en el séptimo arte de un mítico personaje creado por el susodicho, Parker, ladrón que protagonizó 24 libros de Westlake y viene colándose en la pantalla sobre todo desde A Quemarropa (Point Blank, 1967), de John Boorman, la primera relectura exitosa de la saga literaria. Aquí Parker se llama Earl Macklin (Duvall), criminal de peso que sale de prisión luego de dos años por un delito menor y descubre que su hermano, Eddie (Edward Ness), fue asesinado sin más por un poderoso sindicato mafioso conocido como La Organización/ The Outfit, entidad que secuestró a su novia, Bett Harrow (Karen Black), y la torturó con quemaduras de cigarrillos en un brazo para que aceptase tenderle una trampa a su pareja en un hotel, no obstante Earl logra capturar al sicario en cuestión (Roland La Starza) y sacarle el nombre del responsable directo del asuntillo, un tal Jake Menner (Timothy Carey) que trabaja para Mailer (Robert Ryan), jefazo inapelable de La Organización, y que inmediatamente le explica que tres años atrás él, su hermano y un tercer cómplice, Jack Cody (Joe Don Baker), asaltaron un banco que pertenecía al sindicato, el Mid West National, de allí que los quieran muertos. Luego de pegarle un balazo en una mano a Menner, rauda represalia por el suplicio de su novia, y de exigirle a La Organización 250 mil dólares como compensación por las molestias, Macklin se une a Bett, la conductora de cabecera, y al propio Cody, quien tiene un restaurant en una carretera perdida, para una serie de robos de venganza a puntos neurálgicos de la mafia que a su vez desencadenan una guerra, diversas emboscadas y el ocasional óbito de Harrow, amén de un episodio estrafalario por la compra de un coche a Chemey (Richard Jaeckel), el cual tiene un hermano tontuelo (Bill McKinney) y una cuñada muy putona (Sheree North).

 

Flynn, señor hoy olvidado que se especializó en epopeyas de vigilantes como Tormenta Arrolladora y aquella Violencia Callejera (Defiance, 1980) y en vehículos comerciales para Sylvester Stallone y Steven Seagal, concretamente Condena Brutal (Lock Up, 1989) y Furia Salvaje (Out for Justice, 1991), en esta oportunidad saca provecho no sólo de la prodigiosa sucesión de “golpes comando” de Earl y Jack, uno más arriesgado y nihilista que el otro, sino también del desempeño y carisma del elenco en su conjunto, un verdadero seleccionado de genios de todas las épocas de Hollywood que incluye a Robert Ryan, Joe Don Baker, Timothy Carey, Karen Black, Bill McKinney, Sheree North y Richard Jaeckel, además de pequeñas colaboraciones de Jane Greer, Henry Jones, Marie Windsor y Elisha Cook Jr. Ahora bien, el motivo para recordar como se debe a En contra de la Organización, más allá de ese dejo contracultural irónico muy bien simbolizado en los ladrones antihéroes y la última línea de diálogo de Macklin a posteriori del asalto final contra la fortaleza de Mailer y el hecho de salir con vida, “los buenos siempre ganan”, pasa por su doble lugar en la historia del séptimo arte como la joya de Duvall como protagonista absoluto en su mejor época y como la obra que supo exprimirlo en serio en tanto figura del cine de acción, rubro/ faceta que de todos modos fue explorada en una retahíla de trabajos complementarios -y ya como coprotagonista, una vez más- que abarcan el western de Sin Ley ni Esperanza (The Great Northfield Minnesota Raid, 1972), de Philip Kaufman, y Joe Kidd (1972), de John Sturges, el thriller de La Fuga Increíble (Breakout, 1975), de Tom Gries, y Aristócratas del Crimen (The Killer Elite, 1975), de Sam Peckinpah, las aventuras de El Águila ha Llegado (The Eagle Has Landed, 1976), de Sturges, y Rescate Infernal (Let’s Get Harry, 1986), de Stuart Rosenberg, y este mismo neo noir de Confesiones Verdaderas (True Confessions, 1981), de Ulu Grosbard, y Vigilantes de la Calle (Colors, 1988), del loco Dennis Hopper…

 

En contra de la Organización (The Outfit, Estados Unidos, 1973)

Dirección y Guión: John Flynn. Elenco: Robert Duvall, Karen Black, Joe Don Baker, Robert Ryan, Timothy Carey, Richard Jaeckel, Sheree North, Bill McKinney, Jane Greer, Elisha Cook Jr. Producción: Carter DeHaven. Duración: 103 minutos.

Puntaje: 8