Curiosamente, hasta 2018 la segunda novela del cantautor australiano y compositor Nick Cave, La Muerte de Bunny Munro (The Death of Bunny Munro, 2009), no tenía una traducción al castellano, a pesar de que su tercera y última obra, La Canción de la Bolsa para el Mareo (The Sick Bage Song, 2015), un compendio de hilarantes y alucinógenas anécdotas sobre el tour de 2014 alrededor del álbum Push the Sky Away (2013), realizado junto a su banda The Bad Seeds, había sido traducida al español el mismo año de su edición en inglés, un descuido editorial que Malpaso subsana ahora con otra de sus ediciones de gran belleza y cuidado.
El origen de esta la segunda novela de Nick Cave tiene relación con su incursión en el cine, que se tradujo en una participación que comenzaría con la composición de bandas sonoras a principios de los ochenta para luego aparecer como músico en films como Las Alas del Deseo (Der Himmel über Berlin, 1987), de Wim Wenders, para decantarse luego por la redacción de guiones, labor inconstante pero fructífera en colaboración con el realizador australiano John Hillcoat, conocido por su adaptación de la novela El Camino (The Road, 2006), del extraordinario escritor estadounidense Cormac McCarthy, autor también de la novela No Country for Old Men (2005). La primera colaboración entre Hillcoat y Cave se remonta a la contribución de este último en el guión de Ghosts… of the Civil Dead (1988), un año antes de la publicación de la primera novela de Cave, Y el Asno Vio al Ángel (And the Ass Saw the Angel, 1989). Varios años después Cave escribiría el guión de La Proposición (The Proposition, 2005) para Hillcoat, un western con reminiscencias de la aterradora y demencial primera novela de Cave. La Muerte de Bunny Munro surgió a su vez como un proyecto visceral para Hillcoat que finalmente quedaría trunco por diversas razones ajenas a Cave. A partir del naufragio del proyecto cinematográfico, el músico australiano transformaría el guión en una novela de autodestrucción descarnada, un viaje entre un padre lascivo y un hijo desamparado a través de los caminos de Brighton, al sudeste de Gran Bretaña.
Bunny Munro es un vendedor de productos de belleza femenina, un buscavidas, un mal padre y pésimo marido, una decepción para su propio padre y un adicto al sexo con una concupiscencia desbocada que ve en cada mujer un objeto sexual que debe conquistar. Ni siquiera el suicidio de su esposa, Libby, logra sacarlo de su modus operandi de seducir, tener sexo y pasar a otra mujer una y otra vez en una secuencia demencial que se repite hasta el hartazgo. La muerte de su esposa lleva a Bunny a ahondar en su actitud autodestructiva en una espiral que no tendrá fin mientras su pequeño hijo vive con una mezcla de embeleso y temor la relación con su padre, las visiones que ambos tienen de su madre fallecida, las constantes relaciones sexuales del progenitor y la actitud displicente de los amigos, en un camino que llevará a Bunny a enfrentar sus demonios aunque no sin antes destruirse completamente.
En su estructura y en su estilo la novela tiene una cadencia cinematográfica que pone al lector ante una obra perturbadora, con imágenes tan amargas como divertidas que anonadan por su crudeza. En el comienzo de la novela, Bunny y Libby discuten por teléfono mientras el primero recibe a una prostituta en un cuarto de hotel y la esposa desconsolada le suplica que regrese a casa. A continuación la mujer se ha suicidado durante la ausencia de su marido, que no siente ningún tipo de remordimientos y queda aturdido por la terrible situación. Después del funeral el protagonista se larga del departamento con su hijo para escapar del fantasma de su esposa que lo persigue como una metáfora de la huida de las responsabilidades que no está preparado para asumir en un mundo hostil que ahora debe enfrentar con un hijo a cuestas.
La segunda novela de Nick Cave, un escritor de una oscuridad lacerante, tiene pasajes desgarradores y se adentra profundamente en la lascivia de un hombre enfermo que no puede escapar de su condición. La sed que lo enceguece y lo mueve lo va convirtiendo a los ojos de las mujeres de un seductor en un psicópata que no puede refrenarse. Desde la perspectiva de su hijo, su padre es un héroe que se va desmoronando en el fango para caer en los infiernos mientras en las noticias otro psicópata disfrazado de demonio asesina mujeres en su camino hacia Brighton. Al igual que en su primera novela, Cave maneja con maestría la transfiguración de la fantasía en pesadilla. Lo irreal se inserta en el mundo ante la mirada estupefacta de los aterrados y entumecidos protagonistas. Tan solo Bunny Junior, el niño que comienza a descubrir el mundo a través de una enciclopedia, único anclaje a una resbaladiza realidad, pone un poco de frescura e inocencia en un mundo que cada vez se vuelve más sombrío a medida que el mal avanza.
A través de su camino de desmoronamiento Bunny Munro verá que ha destruido su vida, su matrimonio, ha engañado a su esposa en numerosas oportunidades, ha entablado amistad con psicópatas como él y prácticamente no conoce a su vástago, al que ahora debe criar. La muerte de su pareja lo sume aún más en un aturdimiento que solo puede acallar de la única manera que conoce, seduciendo mujeres, acelerando así el camino que lo llevará hasta su inevitable final.
Nick Cave crea aquí un personaje tan despreciable como real, una parodia de hombre siempre en pose, y sin embargo una personalidad característica de una masculinidad mal entendida que cosifica a la mujer como objeto sexual. Bunny Munro es sin duda alguna un desquiciado, un hombre enajenado atrapado por sus demonios, por su conflictiva relación con su padre, un estafador de ancianas que se dedicaba a la compra y venta de muebles antiguos en su época y con el que el protagonista deberá también enfrentarse en este periplo de autodestrucción y autodescubrimiento. Bunny Munro es un paradigma del hombre incapaz de amar y de sobrellevar una situación de intimidad, de abrirse a lo femenino. Lo femenino es para Munro un escape de su soledad, una distracción ante la insoportable vacuidad de su indolente existencia sin responsabilidades. El protagonista de la novela de Cave es una afectación, una masturbación constate de la masculinidad literal y metafóricamente en su peor expresión, y su muerte una representación del final de una masculinidad que convierte al sexo en una obsesión.
Si la intimidad y el amor son un imposible para un protagonista consumido por su lascivia, su sentido de la responsabilidad para con su hijo es completamente deplorable en un hombre que solo piensa en su satisfacción inmediata, en su goce, y que ve a su vástago como un compinche o alumno al cual adoctrinar en sus prácticas laborales y sexuales, con el que sale a buscar clientas para sus productos de belleza y víctimas para su concupiscencia, mujeres solitarias que buscan revancha o que responden a los halagos de Bunny Munro, el cual se sumerge en su decadencia sin encontrar el fondo.
Al igual que su padre Bunny Munro es un estafador, un sujeto que vende el sueño de la belleza prolongada en sus productos cosméticos a mujeres desesperadas para aprovecharse de sus temores a la pérdida de un bien que se las educa para atesorar. Munro es la representación misma de todo el universo masculino que mantiene a la mujer encerrada, siempre esperando que éste regrese al hogar, una idea de lo femenino que va perdiendo terreno día tras día.
La segunda novela de Nick Cave es un desparpajo de escenas fantasmagóricas y concupiscencia desenfrenada, pero también es una obra de una aguda lucidez sobre la destrucción de la pareja, la depresión, el sexo como vía de escape y también la visión irresponsable y angustiante de los adultos para con el mundo infantil y la mirada sorprendente de los niños del mundo de los adultos.
Cave narra su novela en segunda persona con un tono homodiegético, una mirada interna de una situación que parece estar sucediéndole a otro, óptica que asusta por su banalidad y sus presagios poco promisorios. Esta mirada parece en el comienzo de algunos capítulos como externa pero rápidamente se posa sobre los personajes para continuar el relato desde sus diálogos o desde su perspectiva del mundo. La Muerte de Bunny Munro tiene también características nihilistas negativas que lo acercan a la literatura y el estilo narrativo del escritor norteamericano Cormac McCarthy, uno de los héroes de Cave, como ha señalado oportunamente el visceral escritor británico Irving Welsh, autor de Trainspotting (1993). El de Bunny Munro es un nihilismo de una vida cuya única función es sexual. En la sexualidad comienza y termina la vida, una existencia patética que se autodestruye con cada movimiento, incapaz de construir un futuro.
La Muerte de Bunny Munro, de Nick Cave, fue publicada en castellano por Malpaso Ediciones con una traducción de Miguel Izquierdo en una edición en tapa dura y una portada que reproduce la famosa obra del pintor francés decimonónico -epígono del realismo pictórico- Gustave Courbet, El Origen del Mundo (L’Origine du Monde, 1866). Esta segunda novela confirma a Cave como un escritor agudo e hilarante, capaz de construir párrafos desgarradores y diálogos que conducen de la comedia al terror y que dejan en el lector una marca indeleble.
La Muerte de Bunny Munro, de Nick Cave, Malpaso Ediciones, 2018.