En una de sus últimas novelas, Doctor Sueño (Doctor Sleep, 2013), Stephen King propone un reencuentro con uno de sus personajes más enigmáticos, Dan Torrance, aquel niño temeroso de El Resplandor (The Shining, 1977) que podía comunicarse con el mundo de los muertos y con otros seres con sus mismos poderes a través de esta fuerza paranormal precognitiva, el resplandor, que lo convertía en una presa ideal del apetito de las perturbadas almas en pena que habitaban el Hotel Overlook.
Regresando al imaginario expuesto en aquella novela y rechazando de cuajo los cambios introducidos por Stanley Kubrick a nivel cinematográfico, King narra en Doctor Sueño el derrotero de la madurez del hijo de Jack Torrance para adentrarse en el proceso que lo conduce a la decadencia y la aflicción producto del abuso de las bebidas alcohólicas como panacea para evitar las aterradoras presencias que siguen atormentándolo en su vida adulta. Paralelamente al derrumbe psicológico de Dan, la trama sigue el nacimiento de Abra en el estado de New Hampshire, una bebé con un resplandor muy poderoso (que predice, entre otras cosas, los atentados del 11 de septiembre de 2001), y las andanzas del Nudo Verdadero, un grupo nómada de vampiros millonarios que vaga por las carreteras de Estados Unidos en caravanas para secuestrar, torturar y asesinar niños que poseen el resplandor con el objetivo de alimentarse de su vapor o bocanada, el último suspiro de vida de los pequeños moribundos.
Tras un largo deambular por Estados Unidos huyendo de las manifestaciones del resplandor, de su trágico pasado familiar y de sí mismo, Dan inicia su recuperación del alcoholismo gracias a la ayuda de sus nuevos amigos y figuras paternas, Billy Freeman y Casey Kingsley, en la ciudad de Frazier, en el noroeste norteamericano, a la vez que consigue un puesto estable en el centro de paliativos para ancianos y enfermos terminales de la ciudad.
Mientras Abra crece con el amor de sus padres y su abuela, la niña entabla una comunicación telepática con Dan y la relación entre ambos portadores del resplandor se fortalece a la distancia producto de su complicidad a pesar de los recelos de Dan. El Nudo Verdadero, a su vez, continúa con sus asesinatos rituales para no envejecer y beber el último aliento psíquico de sus jóvenes víctimas. Tras cerciorarse de la existencia de Abra y su poder y entrever las potencialidades de su resplandor para la supervivencia del Nudo Verdadero, Rose se enfrenta a la niña sobreestimándola al principio para finalmente decidir que un grupo comando debe ir en su busca para secuestrarla y llevarla al campamento de la horda vampírica, situado sobre los restos del Hotel Overlook.
Stephen King aquí acude una vez más a los terrores de la cultura popular, en este caso, alrededor de la cultura gitana europea y su similitud con la cultura rutera norteamericana, apelando al recelo estadounidense respecto de las comunidades nómadas actuales para crear una historia sobre vampiros con habilidades que circulan por las autopistas como un virus silencioso que contamina las arterias del país, retomando las analogías urbanistas del siglo XIX entre las ciudades y los cuerpos. También se da el lujo de analizar el resplandor y los poderes precognitivos según las teorías del psicólogo suizo Carl Gustav Jung y la poesía de Edgar Allan Poe, añadiendo un maravilloso nivel teórico, analítico y poético a la obra.
Para los fanáticos de King, la novela se constituye como una secuela de El Resplandor, retomando no solo el personaje de Dan Torrance sino el del cocinero del Hotel Overlook, Dick Hallorann, las pesadillas de Dan respecto de los recuerdos sobre los sucesos acaecidos en el hotel, el devenir de su relación con su amigo imaginario, Tony, y las analogías con su padre, Jack. También se aporta información y rasgos distintivos sobre los personajes y se brinda más definiciones sobre la cuestión del resplandor como una especie de habilidad para comunicarse con distintas dimensiones que se yuxtaponen a la realidad que los seres normales, los paletos según el Nudo Verdadero, perciben.
A través de la creación de esta dimensión paranormal fantástica y oscura que tiene su correlato en los mitos alrededor de los misterios de la muerte, King logra generar una historia atrapante y perturbadora sobre el miedo, la superación de las debilidades y principalmente la venganza como motor de las acciones. Más allá del componente fantástico y terrorífico el escritor norteamericano narra la historia de personajes extraordinarios que deben insertarse en la norma para relacionarse con el otro y evitar el miedo a lo extraño e incomprensible. Ya sea el caso de Dan, el de Abra o el del Nudo Verdadero, la misión de todos es vivir sin llamar la atención sobre su excepcionalidad o su habilidad extrasensorial o su avidez sanguinaria.
Como partícipe y figura de la cultura norteamericana, King también se adentra en los traumas de su nación a través de instituciones sociales como Alcohólicos Anónimos para indagar en sus tradiciones y sus lemas, buscando a través de la ficción los demonios que acosan a su país para exorcizarlos.
A nivel conceptual Stephen King realiza aquí una exposición relacionada con las teorías estoicas sobre el eterno retorno, interesado más en su carácter de dispositivo narrativo en el que las vías de escape siempre conducen al mismo lugar que como una concepción filosófica. Así, los protagonistas de la historia regresan irreversiblemente al lugar donde los traumas comenzaron para enfrentarse con sus demonios, en este caso literalmente, pero también simbólicamente para superarlos, aceptarlos o derrotarlos como únicas alternativas a ser perseguidos y destruidos por ellos en una maniobra atentamente seguida por la muerte, que siempre espera de manera cautelosa el resultado para reclamar al vencido.
Doctor Sueño, de Stephen King, Plaza & Janes, 2013.