Maléfica: Dueña del Mal (Maleficent: Mistress of Evil)

Entre la magia y el pastiche

Por Martín Chiavarino

Dirigida esta vez por el realizador noruego Joachim Rønning, el director de Kon Tiki (2012), en lugar de Robert Stromberg, la segunda parte de Maléfica (Maleficent, 2014) abandona un poco más las reminiscencias del relato clásico de Charles Perrault, La Bella Durmiente, y se adentra en los orígenes de los poderes del hada negra, incurre en la alquimia medieval y pone a todos contra todos en una película en la que el tono está puesto más en la acción que en la construcción de una historia.

 

Transcurridos cinco años desde los eventos de la primera parte, Aurora (Elle Fanning) se ha convertido en la reina del páramo, esas tierras del bosque habitadas por hadas y un sinnúmero de seres fantásticos que rodean la ciudad reino de Usltead, hogar del Rey John (Robert Lindsay) y la reina Ingrith (Michelle Pfeiffer). Finalmente, el príncipe Philip (Harry Dickinson) le propone matrimonio a Aurora y ella acepta pero la celebración se torna en tragedia y la Guerra Fría entre ambos reinos entra en estado de ebullición.

 

Nuevamente Linda Woolverton es la encargada del guión, pero esta vez acompañada por Micah Fitzerman-Blue y Noah Harpster, quienes no aportan demasiado a una trama que no encuentra su eje. La historia propone un enfrentamiento entre la reina Ingrith y Maléfica, nuevamente interpretada por Angelina Jolie, que tiene como correlato la legendaria pugna entre los hombres y el mundo mágico, construcción mitológica sobre una era de oscuridad que necesitaba de sus héroes y de sus explicaciones. La historia transcurre aquí de la mano del enfrentamiento de dos formas de ver y vivir el mundo, el mágico del páramo y el realista de la ciudad. La falsa premisa del film discurre sobre la dicotomía entre el disfrute esencialista y la convivencia idealizada con la naturaleza o la explotación de los recursos naturales para proveer de materias primas y alimentos a las ciudades.

 

En este sentido, el film se alimenta de diversas historias fantásticas para crear personajes y poderes y construir una mirada del mundo medieval que no sobresale demasiado de las típicas leyendas, explorando a través del guión todos los clichés posibles sobre el tema de las hadas y el mundo fantástico. Si bien los CGIs están muy bien y las escenas de acción están cuidadas al igual que los detalles, la historia es realmente pobre, tiene un desarrollo demasiado acelerado y se narran demasiadas cosas significativas en muy poco tiempo para dejar que la acción sea la rectora de la suerte del film. De esta forma la narración logra crear un mundo fantástico repleto de fuertes colores estridentes y construye una historia más o menos coherente, pero la susodicha es demasiado previsible, ningún personaje tiene profundidad y las actuaciones son pobres y deslucidas, salvo Pfeiffer, Jolie y Fanning que trabajan profesionalmente, aunque incluso estas dos últimas sin el espíritu de la primera parte.

 

Más cerca de los errores de Woolverton de la saga de Alicia en el País de las Maravillas (Alice in Wonderland, 2010), el fallido film de Tim Burton, y Alicia a Través del Espejo (Alice Through the Looking Glass, 2016), de James Bobin, que de su mejor film, El Rey León (The Lion King, 1994), coescrito junto a Irene Mecchi y Jonathan Roberts, Maléfica: Dueña del Mal (Maleficent: Mistress of Evil, 2019) incurre en los problemas característicos de este tipo de producciones que intentan combinar cuestiones infantiles y adultas sin terminar de convencer a ningún público. Entre las críticas más importantes que se le pueden hacer al film en cuestión se destaca el descuido absoluto e incomprensible de los secundarios y lo fantástico visto como un pastiche de personajes y de poderes sin explicación, no obstante es necesario mencionar la dicotomía alrededor del lugar de la naturaleza, esa que se pierde en un discurso irrelevante y no tiene su correlato en la acción, la cual finalmente se resuelve en el enfrentamiento abierto.

 

Maléfica es así una saga malograda por la falta de coraje para mirar las contradicciones de lo medieval a los ojos, las malas decisiones narrativas y los excesos de una mirada mercadotécnica que nada tiene que ver con la creación de historias. A pesar de esto, su elenco femenino ofrece buenas interpretaciones, la narración es tan vertiginosa y tiene tanta información que no da tiempo -ni le interesa- inducir al espectador a reflexionar o a comprender la historia sino a seguir la trama hacia donde sea que se lo conduzca, y el personaje de Maléfica en sí funciona como una villana heroína con un gran temperamento. Para los niños Maléfica puede ser un producto para el entretenimiento que funcione durante sus dos horas de duración, pero lo que más se destaca es la posibilidad perdida de aprovechar el formato fílmico para contar una historia fantástica que se adentre intensamente en la riqueza mitológica.

 

Maléfica: Dueña del Mal (Maleficent: Mistress of Evil, Estados Unidos/ Reino Unido, 2019)

Dirección: Joachim Rønning. Guión: Linda Woolverton, Noah Harpster y Micah Fitzerman-Blue. Elenco: Angelina Jolie, Elle Fanning, Harris Dickinson, Michelle Pfeiffer, Sam Riley, Chiwetel Ejiofor, Ed Skrein, Robert Lindsay, David Gyasi, Jenn Murray. Producción: Angelina Jolie, Duncan Henderson y Joe Roth. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 118 minutos.

Puntaje: 5