Tres de los “lugares comunes” que caracterizan al grueso de la población de las últimas centurias, esas enmarcadas en una modernidad que fue colapsando de a poco para dar paso a nuestra posmodernidad de mucho pastiche y cartón pintado para que los bobos acepten como propios intereses muy ajenos, son la codicia, el individualismo y la franca idiotez, ingredientes que se repiten cada vez más y que en términos generales tienen que ver con un comportamiento imitativo de las capas menesterosas con respecto a la oligarquía capitalista parasitaria de las cúpulas, esa presuntuosa y siempre banal que se la pasa convenciendo a los explotados de que sus derechos son regalos del cielo y los privilegios y la impunidad de la alta burguesía -más la constante transferencia de ingresos de los pobres a los ricos en el día a día- una necesidad de Estado para que las crisis cíclicas del capitalismo se resuelvan mágicamente con más miseria y más represión, si es que en algún momento alguien del vulgo se despierta del soponcio del “buen esclavo” y decide combatir todos los atropellos. Mientras que la codicia tiene que ver con la aceptación acrítica del discurso plutocrático y de la pirámide de la segmentación comunal, donde de hecho el dinero es el único criterio y/ o punto de vista para juzgar las relaciones sociales, el individualismo se vincula con la licuación de la solidaridad a gran escala de otras épocas y finalmente la idiotez, sin duda alguna la gran protagonista del nuevo milenio, está homologada a la banalización de casi todos los debates públicos o a la redundancia y el reduccionismo antiintelectual en espiral.
Una buena película que piensa/ explora estos tres pivotes del marasmo del Siglo XXI, como decíamos antes arrastrado desde centurias pasadas en plan de empeoramiento progresivo, es Greedy People (2024), segunda propuesta interesante al hilo del realizador Potsy Ponciroli después de dirigir y escribir Old Henry (2021), esa prodigiosa fábula con marco de western revisionista en la tradición de Unforgiven (1992), de y con Clint Eastwood, que nos ofrecía una versión madura y con un vástago de nada menos que Henry McCarty alias Billy the Kid (un estupendo Tim Blake Nelson, eterno secundario del entramado hollywoodense), quien frente a la llegada de un extraño moribundo con una bolsa de dinero veía su mundo venirse abajo porque la tranquilidad del retiro se cortaba por obra y gracia de una pandilla de ladrones que se hacían pasar por oficiales de la ley, liderados por el despiadado Sam Ketchum (genial desempeño de Stephen Dorff). El guión de Greedy People, precisamente Gente Codiciosa, fue escrito por Mike Vukadinovich, cuya única otra experiencia en el séptimo arte es Rememory (2017), aquel simpático thriller de misterio con pinceladas de ciencia ficción en torno a la imaginería sensorial símil Brainstorm (1983), el neoclásico de Douglas Trumbull, y por cierto retoma mucho tanto de Fargo (1996), enorme joya de los hermanos Joel y Ethan Coen, como de Fargo (2014-2024), serie de ya cinco temporadas inspirada en la película y creada por Noah Hawley para FX, especialmente la claustrofobia de un pueblo pequeño que aglutina las mismas barrabasadas de las metrópolis gigantescas.
Will Shelly (Himesh Patel) es un policía inexperto que pide el traslado a una isla inhóspita y supuestamente apacible en la que nunca debería acontecer nada de gravedad, bautizada Providence, para criar allí al bebé de su esposa embarazada, Paige (Lily James), no obstante en el primer día del flamante trabajo su compañero, Terry (Joseph Gordon-Levitt), tiene la idea de visitar a su amante casada de origen chino, Yu Yan (Yingling Zhu), y por ello Will se ve obligado a concurrir en soledad a un episodio que confunde con un robo y que deriva en el óbito accidental de la dueña de casa en una pelea, una tal Virginia Chetlo (la hoy veterana Traci Lords) que estaba casada con el magnate local de la venta de productos del mar, Wallace Chetlo (un reaparecido Nelson), señor a su vez dispuesto a matarla mediante un sicario de pocas pulgas, El Colombiano (José María Yazpik), para poder disfrutar de una nueva vida con su amante y secretaria, Deborah (Nina Arianda). Cuando Terry llega luego al domicilio de la finada descubre en una linda canasta de mimbre el millón de dólares que Wallace le dejó al sicario en calidad de pago, así las cosas ambos policías roban el dinerillo y lo esconden en un contenedor prometiendo no decir nada a nadie, sin embargo Will se lo comenta de inmediato a su esposa ultra paranoica y ésta se pone en evidencia en una cena con un Terry de impronta algo psicopática, por ello revienta al perro de la familia, Bailey, y ella contrata al otro asesino de la zona para vengarse, El Irlandés (Jim Gaffigan), un señor bastante altivo que falla miserablemente en su misión y provoca la furia del uniformado.
Condimentando el meollo con otros personajes bien desarrollados, como por ejemplo la capitana de la comisaría donde trabajan los dos tarados, Murphy (Uzo Aduba), una negra que perdió a su hijo adoptado por una enfermedad ignota, el masajista y taxi boy al servicio de la occisa, Keith (Simon Rex), el cual vive controlado por su progenitora puritana (Neva Howell), e incluso una desquiciada que adora insultar de todas las formas posibles a Terry, Bobette (Joey Lauren Adams), porque le dedicó una infracción de tránsito por superar el límite de velocidad, Greedy People funciona como una inversión pesimista de Old Henry ya que aquí la llegada de los billetes verdes corrompe y desencadena la catarata de avaricia, egoísmo e imbecilidad a la que apuntábamos al comienzo, mientras que en el opus previo reforzaba el lazo familiar y revelaba la verdadera identidad del personaje de Nelson ante la necesidad de defenderse de facinerosos que valoran, como nuestro surtido de criaturas de este relato coral, al dinero por sobre cualquier ser vivo o planteo ético. Si bien resulta un tanto mucho extensa y claramente hay un hilarante exceso de coincidencias varias y malas decisiones con destino funesto, la comedia negra de Ponciroli y Vukadinovich ofrece muy buenas actuaciones -se destaca lo hecho por Gordon-Levitt, desde la caricatura inaugural hacia la desesperación del último acto- y se agradece la movida en pos de rescatar la figura de la femme fatale de vieja cepa en línea con The Killing (1956), de Stanley Kubrick, hoy Paige, cuya rauda intervención termina de empujar el asunto hacia la debacle definitiva…
Gente Codiciosa (Greedy People, Estados Unidos, 2024)
Dirección: Potsy Ponciroli. Guión: Mike Vukadinovich. Elenco: Joseph Gordon-Levitt, Himesh Patel, Tim Blake Nelson, Lily James, Uzo Aduba, Simon Rex, Nina Arianda, Jim Gaffigan, José María Yazpik, Traci Lords. Producción: Potsy Ponciroli, Dylan Sellers, Zack Schiller, Chris Parker, Shannon Houchins, Joshua Harris, Kevin M. Brennan y David Boies. Duración: 113 minutos.