Volvió Riff, una banda de eternos regresos. Y esta vez tiene un extra de nostalgia que se llama Norberto Napolitano. El 20 de febrero de 2005 Riff daba un show multitudinario en Cosquín Rock, sería el último. Cinco días después Pappo perdía la vida trágicamente en un accidente en su moto. La banda se disolvió, una vez más, y cuesta imaginar un presente y un futuro sin la gigantesca figura del Carpo.
Pappo había formado Riff en 1980, a su regreso de Europa, donde se había nutrido de toda la onda punk y la new wave del heavy metal en boga por aquel entonces. Esas influencias había traído a Argentina en busca de otros rumbos musicales alejados del blues de su emblemática formación Pappo’s Blues. Así formaría Riff, cuya primera agrupación tuvo como integrantes a Pappo, Vitico, Boff Serafine y Michel Peyronel. En casi un lustro Riff dejaría el saldo de tres muy buenos discos de estudio (Ruedas de Metal y Macadam 3…2…1…0…, ambos de 1981, y Contenidos de 1982), una impronta estética que marcó tendencia y una enfervorizada legión de fans que copaba estadios en cada presentación.
La historia del rock nacional está hecha de regresos, de Sui Géneris a Serú Girán. De Almendra a Manal. Riff no fue la excepción y a aquella fructífera primera etapa le siguieron intentos sucesivos, breves períodos que buscaron resucitar la vieja gloria. Aggiornándose con nuevos integrantes (Moro y JAF en el 85, Fernando Duro en los 90, Nicolás Bereciartúa en la última formación, etc.), Riff continuó su legado dejando a su paso buenos registros discográficos en cada reunión que celebraba la vuelta: Riff VII (1985), Zona de Nadie (1992) y Que sea Rock (1997).
A lo largo del setlist una homogénea lista de temas coronó el bienvenido regreso dando forma a un show que se extendió a lo largo de más de 90 minutos: Dios Devorador, La Espada Sagrada, Ex-Terminador, Elena X, Necesitamos más Acción, No Detenga su Motor, La Dama del Lago, Parece que Viene Bien, Macadam 3…2…1…0…, Sube a mi Voiture, No Obstante lo Cual, Mal Romance, Ruedas de Metal, No Pasa Nada en esta Ciudad, Es Tarde, Mucho por Hacer, Susy Cadillac, El Forastero y Que Sea Rock.
En esta ocasión los motivos y las circunstancias son diferentes. La celebración pura y el regalo de fin de año para los fans se imponen como una valida excusa para ponernos la campera de cuero y agitar al ritmo de guitarras incendiarias como si el tiempo no hubiera pasado. Que los hijos de los tristemente desaparecidos Pappo y Morito se calcen los zapatos de sus padres e intenten llenar el vacío no hace más que agudizar la nostalgia de ese regreso. Por cuestiones que exceden a lo musical, Vitico sabe de renaceres personales y esta vuelta tiene mucho de revancha para él.
De todas formas, en absoluto el regreso simula ser un asunto impostado. Se los ve en buena forma y el grupo en escena tiene visible química. Luciano Napolitano y Juanito Moro poseen la entereza y el talento necesarios para suplir con carisma a sus padres y saben sobrellevar el subidón emocional. De lo contrario el regreso hubiera sido un simple acto de melancolía. No obstante lo cual, la figura de Pappo es de tal dimensión que su ausencia resulta imposible de llenar. Se extraña su voz inconfundible y sus aguerridos juegos de guitarra. Sin embargo su espíritu siempre está presente: la escena en la pista de Vorterix se convirtió en un cuadro emocionante en donde el aura del Carpo parecía flotar. Los fans entonaban cánticos que nos hacían sentir en plena década del 80. ¿Quién no recuerda el famoso “Pappo presidente, Vitico canciller”? Las generaciones más veteranas habrán sentido piel de gallina, sin dudas.
La respuesta de notable cariño y entrega del público se vivió como una catarsis de más de una década. Si es con respeto y con amor, ¿por qué negarle una alegría a la gente? Que sea rock y con fiesta cervezal. Es tan solo metal y del bueno.
Riff en el Teatro Vorterix. 01-12-18.
Luciano Napolitano: guitarra y voz.
JAF/ Juan Antonio Ferreyra: guitarra y voz.
Vitico/ Víctor Bereciartúa: bajo.
Nicolás Bereciartúa: guitarra.
Juanito Moro: batería.