La Campana de Cristal (The Bell Jar, 1963), la única novela de la poeta estadounidense Sylvia Plath, es una confidencia hacia ella misma sobre su juventud, una forma de analizar, rever, exorcizar y revivir una de las épocas más tortuosas de su vida para ponerla en perspectiva casi diez años después. Editada bajo el seudónimo de Victoria Lucas en el Reino Unido para que su madre no se entere de la publicación, el marido de Plath, Ted Hughes, la republicó con el nombre de Sylvia cuatro años después del suicidio de la autora, que se quitaría la vida un mes después de la publicación de la novela.
En esta obra semi autobiográfica la autora de la compilación de poemas publicados bajo el titulo Ariel (1965) narra los pormenores del desmoronamiento psicológico y el proceso de recuperación de Esther Greenwood, una joven promesa de diecinueve años que sueña con ser una gran escritora, anhelo suspendido ante el descenso sobre ella de la campana de cristal, una condición que no le permite escribir, ni hacer prácticamente nada.
Después de disfrutar la experiencia de trabajar por primera vez para una prestigiosa revista mientras cursa sus estudios universitarios, becada por una importante institución de Nueva York, Esther regresa a su casa familiar en Boston, donde su contacto con la comunidad se siente cada vez más distante. La apertura al mundo, su vida con su madre, las imposiciones sociales y las escandalosas diferencias que llegan hasta la hipocresía alrededor de la sexualidad sumen a la joven en una decepción tan abrumadora que le es literalmente imposible escribir, por lo que es internada en un instituto psiquiátrico donde recibe terapia de electrochoques.
La Campana de Cristal es una novela tan rica que permite lecturas de diversa índole, psicológicas, feministas y sociales, alrededor del trastorno que sufre Esther, las diferencias entre las anuencias permitidas a cada sexo, el inconformismo ante la realidad y el difícil rol de la mujer libre en una sociedad construida para apresarla con sus condicionamientos.
En todo momento Esther intenta escapar de las imposiciones a las que la sociedad entera la condena y reflexiona sobre sus sentimientos sobre la pena de muerte y el Caso Rosemberg con una gran rebeldía, pero cuando es alcanzada por la campana de cristal, Esther no consigue escapar del letargo que se apodera de ella y la cubre con un velo que todo lo confunde.
Lo que comienza como una obra sobre una joven humilde y rebelde de gran talento que llega a la ciudad e intenta abrirse camino en un mundo diseñado para quitarle su libertad, se transforma en una pesadilla amplificada por las sádicas prácticas psiquiátricas de la época.
El peso de la virginidad, la hipocresía respecto de la virginidad de la mujer, los constantes e infructuosos intentos de suicidio, la falta de control sobre el cuerpo, la disociación entre cuerpo y mente y las posibilidades infinitas que en lugar de abrirse parecen cerrarse con cada elección son algunas de las cuestiones que trabaja La Campana de Cristal, una obra narrada en primera persona por la protagonista en forma de monólogo interior en pos de entender el mundo y explicárselo a sí misma. El cinismo de una sociedad completamente injusta decanta en una respuesta emocional desmedida que la desestabiliza y la sume en una gran depresión que parece una bruma que todo lo recubre.
En una lucha desigual contra las presiones sociales, Esther intenta encontrar la libertad en un mundo que solo intenta subyugarla y convertirla en un objeto de uso descartable, un adorno de la casa de algún hombre, pero Esther quiere ser todo, no quiere dejar nada. Tironeada por las expectativas sociales y sus deseos de brillar con su energía sobre el mundo, su espíritu se quiebra inexplicablemente para ella.
La novela es una obra semi biográfica, emotiva y desgarradora que se adentra en su propia locura con claridad y un hermoso cinismo sobre la sociedad de los años cincuenta, época de transición hacia importantes cambios en la cultura norteamericana. Dura pero hipnótica, la novela atrapa desde un comienzo al lector para envolverlo en la lógica de Esther y su enfrentamiento con el sentido común conservador de la época.
En La Campana de Cristal Plath logra que las oraciones fluyan con un estilo cadencioso que remite a su poesía confesional, ritmo influenciado por la obra de la escritora estadounidense Anne Sexton, que también se suicidaría varios años más tarde en 1974. La novela fue la culminación de una carrera que terminó demasiado pronto, una vida llena de talento que se apagó para constituirse en una nova que aún nos ilumina con una energía sin igual dentro de la poesía y la prosa.
Con un diseño de tapa realizado por Joel Vaccaro en base a una foto de Sylvia Plath de Hans Beacham, La Campana de Cristal fue reeditada por Penguin Random House para su colección Literatura Randon House con una traducción de Eugenia Vázquez Nacarino y un prólogo en clave feminista de la escritora vasca Aixa de la Cruz, ofreciendo al lector la posibilidad de encontrarse con una novela que se ha convertido en un clásico de la literatura universal.
La Campana de Cristal, de Sylvia Plath, Penguin Random House, 2020.