Napoleón

Historia de un soldado

Por Emiliano Fernández

Napoleón Bonaparte (1769-1821) es una de esas figuras históricas que siempre dividirán aguas porque fue al mismo tiempo un tirano/ estratega que gobernó con mano de hierro y provocó el fallecimiento de millones de personas en sus múltiples campañas militares y un reformador/ racionalista de impronta muy vanguardista que importó en buena parte del mundo el nacionalismo, el liberalismo burgués, todas las estructuras legales modernas, la tendencia política independentista, los ideales científicos del Iluminismo y la secularización del Estado y su centralización administrativa a partir de criterios territoriales unificados, amén de haberle asentado el “golpe de muerte” al feudalismo y poner ya decididamente en jaque a todas las monarquías de Europa. El señor, en esencia un soldado de familia noble nacido en la Isla de Córcega, comprada en 1768 por Francia a la República de Génova, alcanzó preeminencia en el período revolucionario francés por su intervención en el Sitio de Tolón de 1793 contra los partidarios de Luis XVII y en la represión de la Insurrección Realista del 13 Vendimiario del Año IV, proezas encaradas bajo el ala de Paul Barras, líder del Directorio, que lo llevaron a comandar el ejército revolucionario en la Invasión de Italia de 1796-1797, peleando contra los austríacos, y en la Expedición a Egipto de 1798-1799, ahora luchando contra el Imperio Otomano, a su vez la fase previa a su célebre Golpe de Estado del 18 Brumario/ 9 de noviembre de 1799 que lo transformó en Primer Cónsul, un cargo que en 1802 mutaría en vitalicio y en 1804 en Emperador. Desde el principio de la Revolución contra el Antiguo Régimen, iniciada en 1789 con la Toma de la Bastilla, las monarquías europeas pretendieron conservar sus privilegios y para que no se extendiese el fervor de cambio encararon una serie de alianzas militares comandadas casi siempre por el Reino Unido y Prusia con el apoyo intermitente de la Rusia zarista, así las dos primeras fueron contra la caótica Revolución, Primera Coalición (1792-1797) y Segunda Coalición (1798-1802), y las cuatro siguientes contra las campañas de expansión de Napoleón, léase Tercera Coalición (1803-1806), Cuarta Coalición (1806-1807), Quinta Coalición (1809) y Sexta Coalición (1812-1814), todas derrotadas por el heredero de los jacobinos a excepción de la última debido a la desastrosa Invasión de Rusia de 1812, así después de la Batalla de Leipzig de 1813 la alianza monárquica invade Francia, toma posesión de París y lo obliga a abdicar en 1814 para a posteriori exiliarlo en la Isla de Elba, una ubicada al Oeste de Italia.

 

La Restauración Borbónica, reacción conservadora sostenida en la figura de Luis XVIII, dura poco porque Bonaparte escapa de Elba en 1815 y pronto logra hacerse con el poder de Francia gracias a su enorme popularidad entre las tropas, período que se suele llamar los Cien Días y que es algo así como un colofón o segunda oportunidad -un caso muy raro en la historia del mundo- ya que Napoleón retoma sus aventuras imperiales aunque ahora desde un planteo hiper defensivo porque las potencias monárquicas, ya furiosas y cansadas, aglutinan todas sus fuerzas en la llamada Séptima Coalición, esa última alianza del Reino Unido, Rusia, Austria y Prusia que finalmente consigue derrotarlo en la legendaria Batalla de Waterloo de 1805 contra las huestes de Arthur Wellesley alias Duque de Wellington y el Mariscal de Campo Gebhard Leberecht von Blücher. Ya en la Europa de la Restauración, una intentona aristocrática en pos de regresar al pasado que reconoció algunas conquistas del Nuevo Régimen y que llega hasta las Revoluciones de 1848, Bonaparte es exiliado por los británicos en la Isla de Santa Elena, zona perteneciente a Gran Bretaña, donde muere a la edad de 51 años aparentemente como consecuencia de un cáncer de estómago o quizás un envenenamiento con arsénico que pudo ser intencional. Versiones cinematográficas de semejante derrotero hay muchas y van desde Désirée (1954), de Henry Koster, y Napoleón (1955), de Sacha Guitry, hasta las recientes Monsieur N. (2003), de Antoine de Caunes, y N: Napoleón y yo (N: Io e Napoleone, 2006), opus de Paolo Virzì, pasando por la recordada Waterloo (1970), de Serguéi Bondarchuk, el proyecto eventualmente cancelado de Stanley Kubrick que mutaría en Barry Lyndon (1975), las muchas miniseries televisivas sobre el tremendo corso y las todavía más numerosas adaptaciones de La Guerra y la Paz (Voiná i Mir, 1865), la famosa novela de León Tolstói sobre las Guerras Napoleónicas y sobre todo la Invasión de Rusia, no obstante hacía mucho tiempo que el mainstream anglosajón no volcaba sus cuantiosos recursos hacia la realización de una biopic hecha y derecha sobre el Emperador más famoso de la Edad Contemporánea, por ello Napoleón (2023), dirigida y producida por el querido Ridley Scott con dinerillo adicional de Apple TV+ y distribución global de Columbia Pictures, tenía todas las miradas encima tratándose de una propuesta de peso acerca de una temática que no pierde vigencia, no sólo las polémicas sobre el adepto a los sombreros bicornios sino también las frustraciones y los desvaríos del poder capitalista.

 

Queda claro desde el vamos que Scott y su guionista David Scarpa, el mismo de La Última Fortaleza (The Last Castle, 2001), de Rod Lurie, El Día que la Tierra se Detuvo (The Day the Earth Stood Still, 2008), de Scott Derrickson, y Todo el Dinero del Mundo (All the Money in the World, 2018), joya del propio Ridley, están fascinados especialmente con la dimensión castrense de la estampa pública de Napoleón y por ello optan por humanizarlo sutilmente mediante su relación romántica con Josefina de Beauharnais, una aristócrata que fue amante de Barras, se casó en 1796 con el protagonista y estuvo tres meses presa durante El Terror (1793-1794), fase de ejecuciones masivas por parte de los jacobinos que incluso abarcaron al marido de la fémina, Alejandro de Beauharnais, en este sentido el verdadero interés del film que nos ocupa es la recreación minuciosa y apasionante de los sucesivos enfrentamientos entre las tropas del Emperador y aquellas coaliciones que las monarquías europeas construyeron de modo improvisado para combatirlo y suprimir la influencia gala sobre el Viejo Continente y sus colonias, un cóctel molotov que incluye no sólo los grandes estereotipos de toda historiografía napoleónica, como el Sitio de Tolón, la Insurrección Realista de 1795 y la Batalla de Waterloo sino también otros puntos álgidos de su periplo militar como la Batalla de las Pirámides de 1798, correspondiente a la campaña en Egipto, la Batalla de Austerlitz de 1805, contra las fuerzas combinadas de los austríacos y los rusos de la Tercera Coalición, y la Batalla de Borodinó de 1812, ya en el contexto de la invasión francesa sobre el gigantesco país y en sí un enfrentamiento muy doloroso entre el ejército de Alejandro I de Rusia y la temible Grande Armée o Ejército Imperial Francés, la comitiva castrense multinacional consagrada a las Guerras Napoleónicas que cimentó su fama de líder venerado. Joaquin Phoenix interpreta al protagonista, hoy en su segunda colaboración con Scott después de Gladiador (Gladiator, 2000), y Vanessa Kirby compone a Josefina, actriz vista hace poco en El Hijo (The Son, 2022), de Florian Zeller, y Misión Imposible: Sentencia Mortal- Parte Uno (Mission Impossible: Dead Reckoning- Part One, 2023), de Christopher McQuarrie, en un relato que comienza con las ejecuciones de María Antonieta en 1793 y Maximilien Robespierre en 1794, ambos guillotinados, y efectivamente exagera la influencia en Napoleón de Josefina, una amiga tácita que fue reemplazada como esposa en 1810 por María Luisa, hija de Francisco I de Austria, por no poder quedar embarazada.

 

Formalmente perteneciente a la etapa del renacimiento creativo tardío de Scott, una fase profesional que arranca con Prometeo (Prometheus, 2012) y continúa de la mano de otras obras heterogéneas y maravillosas como El Abogado del Crimen (The Counselor, 2013), Éxodo: Dioses y Reyes (Exodus: Gods and Kings, 2014), Misión Rescate (The Martian, 2015), Alien: Covenant (2017), El Último Duelo (The Last Duel, 2021) y La Casa Gucci (House of Gucci, 2021), más la ya mencionada Todo el Dinero del Mundo y esa estupenda Criados por Lobos (Raised by Wolves, 2020-2022), serie creada por Aaron Guzikowski para HBO Max, Napoleón sin embargo responde mucho más a la arquitectura dramática errática de los años 80 y 90 del mítico cineasta inglés, período en el que la maestría técnica/ visual/ estética se situaba muy por delante de la dimensión narrativa o el mismo desarrollo de personajes, un rasgo paradigmático de aquella primera generación de directores de base publicitaria o videoclipera, por ello la película nos ofrece una experiencia arrolladora en cuanto a la reconstrucción de época y el despliegue de la artillería, las movilizaciones de soldados y los combates en general pero sin que lleguemos a conocer del todo al jerarca y su amada. Entre lo positivo encontramos cierto cinismo desromantizador en lo que atañe a la relación entre él y ella, un ritmo narrativo prodigioso que no decae en ningún momento, un interesante retrato del pragmatismo ciclotímico de la política y la guerra, la presencia de la infartante Kirby, una femme fatale comehombres que justifica la lujuria de Bonaparte, y la casi ausencia de CGIs en primer plano para las escenas bélicas, apenas usados al inicio del metraje para un cañonazo contra el caballo de Napoleón. Ahora bien, entre los puntos en contra se pueden nombrar la falta de profundidad en cuanto a las cambiantes alianzas, las “libertades” históricas innecesarias para que los sucesos cuadren con el melodrama de pareja de fondo y el hecho de que no hay referencia alguna a la ultra patética Ocupación de España (1807-1814), gran punto de largada para las Guerras de Independencia de América Latina, además tampoco se analiza el aspecto de reformador de Bonaparte porque su faceta de ególatra, estadista y carnicero parece ocuparlo todo y se nota que al bienintencionado Phoenix le costó muchísimo encontrar el “tono justo” para su rol, por ello el protagonista en pantalla se siente volátil o hasta escurridizo, más psicótico estándar que misterioso -como evidentemente se pretendía- aunque por suerte siempre capaz de hechizar al espectador…

 

Napoleón (Reino Unido/ Estados Unidos, 2023)

Dirección: Ridley Scott. Guión: David Scarpa. Elenco: Joaquin Phoenix, Vanessa Kirby, Tahar Rahim, Rupert Everett, Mark Bonnar, Paul Rhys, Ben Miles, Riana Duce, Ludivine Sagnier, Edouard Philipponnat. Producción: Ridley Scott, Kevin J. Walsh y Mark Huffam. Duración: 158 minutos.

Puntaje: 7