Los Marginados (The Outsiders)

La ansiedad junto al fuego

Por Emiliano Fernández

La fase correspondiente a la década del 80 de la larga trayectoria de Francis Ford Coppola constituye un período sumamente contradictorio porque por un lado abarca una serie de películas de bajo -o moderado- presupuesto que el señor realizó con la idea de recuperar su solvencia financiera luego de aquel desastre en taquilla de comienzos de los 80, Golpe al Corazón (One from the Heart, 1982), un musical disfrutable con una maravillosa banda sonora de Tom Waits, y por el otro lado se condice con lo que el cineasta evidentemente entiende por cine independiente, suerte de ideal que lo acompañó durante toda su carrera y que según su particular perspectiva nunca pudo desarrollar del todo trabajando dentro de Hollywood, incluso para productores afines como Roger Corman, con quien colaboró en Batalla más allá del Sol (Nebo Zovyot, 1959), El Terror (The Terror, 1963) y Dementia 13 (1963), y Robert Evans, socio suyo en ocasión de El Padrino (The Godfather, 1972), La Conversación (The Conversation, 1974) y The Cotton Club (1984). Dicho de otro modo, aquella seguidilla de Los Marginados (The Outsiders, 1983), La Ley de la Calle (Rumble Fish, 1983), The Cotton Club, Peggy Sue, su Pasado la Espera (Peggy Sue Got Married, 1986), Jardines de Piedra (Gardens of Stone, 1987), la amena Tucker: El Hombre y su Sueño (Tucker: The Man and His Dream, 1988) e incluso Historias de Nueva York (New York Stories, 1989), antología muy errática junto a Woody Allen y Martin Scorsese, fue mucho menos una colección de proyectos por encargo -o propuestas alimenticias- que el grupo inmediatamente posterior, ese que sí lo sacó de aquellas deudas contraídas por su compañía Zoetrope Studios por Golpe al Corazón, hablamos de El Padrino: Parte III (The Godfather: Part III, 1990), Drácula (1992), Jack (1996) y El Poder de la Justicia (The Rainmaker, 1997), films igual de desparejos a nivel cualitativo que el pelotón anterior pero mucho más exitosos en la taquilla norteamericana y/ o internacional, otorgándole la ansiada libertad a un Coppola siempre paradójico e hiper adepto al antiguo arte de autosabotearse.

 

Puede resultar muy gracioso pero la etapa de gloria incuestionable del realizador, aquellos años 70 enmarcados en sus cuatro obras maestras, léase El Padrino, La Conversación, El Padrino: Parte II (The Godfather: Part II, 1974) y Apocalypse Now (1979), es percibida por Coppola como parte de su camino idealizado hacia la autonomía plena del indie, una senda que tiene a Dementia 13 y Llueve sobre mi Corazón (The Rain People, 1969) como principales horizontes conceptuales, la primera en lo que respecta al cine de género y la segunda dentro de la comarca de los “autores elevados” modelo europeo. Que sus bodrios evidentes de la vejez, como Juventud sin Juventud (Youth Without Youth, 2007), Tetro (2009) y Twixt (2011), sean intentos de recuperar aquellos exponentes indies de antaño no quita que varios de ellos no fuesen muy interesantes en su coyuntura, pensemos para el caso en las mismísimas Dementia 13 y Llueve sobre mi Corazón aunque también en Golpe al Corazón, Peggy Sue, su Pasado la Espera y Tucker: El Hombre y su Sueño, no obstante sus mejores trabajos en esta “solución negociada” entre el mainstream ochentoso que nos ocupa y el control absoluto a escala creativa que siempre pretendió el director y guionista son sus dos adaptaciones de novelas de Susan Eloise Hinton alias S.E. Hinton, nos referimos a las citadas Los Marginados y La Ley de la Calle, filmadas una inmediatamente después de la otra en la tradición de La Conversación y El Padrino: Parte II. El protagonista principal es Ponyboy Curtis (C. Thomas Howell), huérfano que en 1965 vive en los suburbios pobres de Tulsa, Oklahoma, con sus dos hermanos mayores, Darry (Patrick Swayze) y Sodapop (Rob Lowe), parte de una banda de greasers que se completa con Keith “Two-Bit” Matthews (Emilio Estévez), Steve Randle (un muy bisoño Tom Cruise) y los dos mejores amigos de Ponyboy, Johnny Cade (Ralph Macchio), un adolescente de más o menos su edad, y Dallas “Dally” Winston (Matt Dillon), un muchacho un poco más grande y más experimentado que ya tuvo encontronazos con los esbirros excrementicios del aparato jurídico y policial.

 

Como toda historia del núcleo duro juvenil de la literatura de Hinton, mujer que también sería trasladada a la gran pantalla en ocasión de Tex (1982), dirigida por Tim Hunter y estelarizada por Dillon, y Vientos de Tempestad (That Was Then, This Is Now, 1985), de Christopher Cain y con Estévez, Los Marginados recupera los motivos de la novela original homónima de 1967 y del acervo de la escritora en general, como por ejemplo la violencia en tanto lenguaje común, la rauda mitologización de las pandillas, su inserción dentro de la dinámica de la lucha de clases, la separación por territorios, la amistad cuasi hermética, la oposición en hobbies cotidianos entre cultura/ “películas y libros” y estatus/ chicas y autos, el mega tedio de la vida metropolitana, los rituales de la rebeldía social de corta edad, su marginalidad entre autoimpuesta y forzada desde el exterior estatal/ comunal, las familias disfuncionales que se esconden detrás de cada muchacho, el rol ambivalente de las hembras como objetos preciados y blancos de odio por sus caprichos, el carácter impetuoso de las decisiones masculinas y especialmente aquella dualidad existencial que deben aceptar los miembros de las pandillas, tanto por su condición protectora como por la asfixia que suelen provocar si se desea un mínimo margen de autonomía sin que otros cofrades estén opinando sobre esto o aquello de la vida de cada uno. Johnny acuchilla hasta matar a un burguesito de una banda rival, los socs, para defender a Ponyboy y por ello Dallas los manda a ambos a esconderse en una iglesia bucólica abandonada, donde efectivamente pasan un buen tiempo hasta que se ven involucrados en un incendio colosal en el que rescatan a unos mocosos atrapados y Cade sufre quemaduras muy serias y se rompe la espalda. Transformados en héroes vernáculos, evaden el castigo legal e incluso ganan una pelea a puños limpios con los socs en un terreno baldío, sin embargo Johnny fallece de repente y Dallas no puede soportarlo y roba un minisupermercado con un arma sin balas, eventualmente haciéndose asesinar por la policía en un enfrentamiento desesperanzado en un parque público de Tulsa.

 

Casi toda la carrera de Coppola pendula entre un realismo seco y semi minimalista y una estilización sobrecargada que calza de maravillas en determinadas películas que soportan el peso de las alegorías visuales poco sutiles del señor, ejemplos del realismo que reinventa géneros son La Conversación y las dos primeras partes de El Padrino, joyas fundancionales del neo film noir, y la máxima representante de la sofisticación metafórica es Apocalypse Now, amén de Golpe al Corazón, La Ley de la Calle y aquella Drácula de los años 90, el problema surge con buena parte del resto de la producción artística del amigo Francis Ford porque el señor tiende a no decidirse del todo entre ambas opciones y un típico ejemplo de odisea hibrida y/ o muy despareja es Los Marginados, drama criminal bastante literal que ameritaba un tratamiento más prosaico y por cierto menos saturado de superposiciones, perspectivas forzadas, música invasiva, personajes caricaturescos, fundidos varios y tomas preciosistas cuya artificialidad kitsch a veces está llevada al quid del grotesco, un panorama que hubiese funcionado un poco mejor si no estuviésemos hablando de una epopeya retro generacional del Hollywood de los 80 y estuviésemos en serio frente a un proto exponente de la sedición púber de los 50 y 60 símil El Salvaje (The Wild One, 1953), opus de Laslo Benedek, o Rebelde sin Causa (Rebel Without a Cause, 1955), de Nicholas Ray. Coppola, de todos modos, no renuncia del todo al realismo sobrio ni se tira de cabeza a la pileta de la abstracción fassbinderiana, una que hay que saber manejar muy bien antes de osar remojar los pies en su interior, ya que compensa escenas un tanto bobas, como las de la iglesia y esa de la pelea entre greasers y socs, con detalles de realidad sucia como las secuencias en el hospital con un Johnny moribundo o el hecho de que el interés romántico de los jóvenes, la burguesa Sheri “Cherry” Valance (Diane Lane), no se quede con ninguno de los machos. Los Marginados unifica la nostalgia, la estilización y la denuncia de los mayores como una fauna persecutoria o apática que nada sabe de la ansiedad adolescente y de todo su ardor…

 

Los Marginados (The Outsiders, Estados Unidos/ Francia, 1983)

Dirección: Francis Ford Coppola. Guión: Kathleen Rowell. Elenco: C. Thomas Howell, Ralph Macchio, Matt Dillon, Patrick Swayze, Rob Lowe, Emilio Estévez, Tom Cruise, Glenn Withrow, Diane Lane, Tom Waits. Producción: Fred Roos, Gray Frederickson y Kim Aubry. Duración: 115 minutos.

Puntaje: 7