Un Instante en la Oscuridad (2023), de Gemma Urraka, la ganadora del premio La Bestia Equilátera de Novela, es una verdadera revelación, dado que la escritora oriunda de San Sebastián y radicada en Madrid solo había publicado una sola novela anteriormente, Las Vidas Secretas (2020), de la editorial independiente española Niña Loba, un proyecto del editor Darío Méndez sin un canal estable de distribución fuera del territorio ibérico. Si la primera edición del premio La Bestia Equilátera de Novela había consolidado a Bob Chow con Todos Contra Todos y Cada uno Contra Sí Mismo (2016) como uno de los mejores escritores argentinos de los últimos años, la segunda edición es también una grata sorpresa, presentando por primera al lector argentino a una gran escritora que merece atención.
Alma Freire, una escritora española de cincuenta años, se adentra en su pasado para rememorar uno de los episodios más importantes de su vida, una estadía en una cabaña en un bucólico bosque europeo, donde retomó su pasión por la escritura. A través de los diez capítulos que componen la novela la protagonista narra en primera persona cómo llega hasta la residencia para escritores de la señora Baamonde, tras conocerla casualmente en un balneario de lujo en el Lago Como. Alma decide aceptar el ofrecimiento de la benefactora de quedarse en su casa en el mes de septiembre, época en la que la mujer viaja por el mundo todos los años junto a su secretario personal, Sasamoto. Para ello debe presentar un proyecto literario y cumplir con las reglas de convivencia, que incluyen el cuidado de la casa y de los esplendidos jardines de la señora. En el lugar Alma comienza una rutina que le permite disfrutar de la cabaña, escribir y conectarse con la naturaleza, nadando todas las mañanas en la pileta, cuidando los esplendidos jardines y cenando y desvelándose junto a Duncan Parker, un escritor consagrado que todos los años aprovecha el noveno mes para tomarse unas vacaciones de su familia e instalarse en la cabaña a leer, escribir y buscar inspiración para su obra.
Si en el comienzo de la novela Duncan se muestra hosco y territorial con Alma, la relación entre ellos se estrecha a lo largo de las páginas de la obra, profundizándose como una gran amistad entre dos personas que saben que están construyendo una conexión que únicamente puede existir en la soledad de la cabaña que solo ellos habitan en ese mes, pero con la conciencia de que el vínculo trasciende el contexto y los acompañará silenciosamente toda su vida.
Un Instante en la Oscuridad tiene una prosa sencilla y delicada, no apresura ninguna situación y no tiene párrafos de más ni de menos. Gemma Urraka le ofrece al lector una obra de gran sensibilidad, en la que predominan la descripción de los jardines y las reflexiones íntimas, sin dejar de lado la acción y los diálogos imperdibles de dos escritores con personalidades muy distintas que intentan convivir y aprender del otro. Alma se va presentando a sí misma en la época en que se recluyó en la cabaña a encontrarse consigo misma y con su prosa como una mujer que necesita reencausar su inspiración, encontrar una rutina que le permita crear. A través de los distintos capítulos el lector va conociendo a una mujer separada que vive con su hermana, que convive con el trauma de haber gestado a un hijo que nació muerto, que ha perdido su trabajo mal pago de docente en un instituto de Madrid y que ha publicado una novela muy joven sobre la vida nocturna de la capital que ha tenido un gran éxito, incluso fuera de España.
Al igual que todos los escritores, Alma y Duncan se preguntan para qué escriben, qué es lo que impulsa a una persona a dejar sus impresiones, de dónde viene esa pulsión de trascender y dejar algo valioso para los que vienen después. Gemma Urraka reflexiona sobre el pasado, el proceso de escritura y la inspiración con una mirada original, construyendo voces distintivas para cada personaje. En la rutina de la cabaña del escritor Alma aprende el arte de la contemplación y a disfrutar del reconocimiento de sí misma siguiendo las palabras emancipadoras de Sylvia Plath, mientras que Duncan encuentra en la compañía de Alma un apoyo que le sirve para salir de su solitaria dinámica autodestructiva.
Con un profundo amor por la naturaleza que se aprecia en toda la obra, especialmente en la descripción de los jardines que hace la protagonista, Gemma Urraka lleva al lector a través de citas de autores, habitaciones secretas, osos merodeadores, meteoritos que surcan el cielo como bolas de fuego y proyectos literarios, en una obra nostálgica sobre los momentos de cambio que definen una existencia para encontrar un significado a la pulsión creadora. A lo largo de sus páginas, la novela reflexiona con ingenio y detallismo sobre los cambios en la personalidad de las personas, las situaciones que marcan la vida, la percepción del pasado que ofrece el paso del tiempo y la transformación de la mirada propia sobre uno mismo y los demás.
La dinámica de los personajes se inspira vagamente en la de los protagonistas de Perdidos en Tokio (Lost in Translation, 2003), el segundo largometraje de la realizadora neoyorkina Sofía Coppola, que al igual que la novela de Urraka presenta a dos personas extraviadas en un lugar con reglas muy distintas a las de la cotidianeidad. Cada uno de los capítulos empieza con una cita de un escritor y un dibujo que van abriendo el camino del lector hacia la trama.
Un Instante en la Oscuridad, de Gemma Urraka, es una obra sobre el hecho de encontrar ese momento en la vida que lo transforma todo, una búsqueda inconsciente sobre el propósito y la felicidad. Con un estilo contemplativo y una gran habilidad para describir situaciones íntimas, climas y lugares, la autora de Las Vidas Secretas ofrece aquí un retrato genuino y emotivo sobre el camino de salida del agujero en el que la protagonista ha quedado atrapada por las vicisitudes de la vida, un pasaje a la adultez literaria que deja una marca indeleble en el lector.
Un Instante en la Oscuridad, de Gemma Urraka, La Bestia Equilátera, 2023.