The Double

La degradación de la libertad

Por Emiliano Fernández

“Para la Licenciada M.B.”

 

Si tuviésemos que pensar a la maravillosa The Double (2013) en términos de la producción cinematográfica reciente, bien podríamos afirmar que el convite funciona como una suerte de mixtura entre El Hombre Duplicado (Enemy, 2013) y Berberian Sound Studio (2012), dos joyas enigmáticas de los últimos años. En su segunda película, Richard Ayoade, un actor reconvertido en director, decidió adaptar libremente la novela homónima de Fiódor Dostoyevski, de la que mantiene inalterable un núcleo tragicómico vinculado a una doble crítica: por un lado tenemos una denuncia contra una sociedad que ataca sin piedad a individuos específicos que no encajan en el molde eventual, sea cual fuese la definición de “lo normal”, y por el otro están los corolarios de este accionar sobre la mente de los damnificados, quienes se ven determinados hacia conductas de propensión masoquista.

 

Las referencias que el británico trae a colación son múltiples y escapan a la simple fórmula del doppelgänger, en esencia porque el esteticismo extremo del realizador cumple un rol central al momento de la configuración concreta de los personajes y la historia narrada: reemplazando en esta oportunidad al estado ruso por una compañía privada dedicada a los “sistemas de procesamiento de datos”, el guión de Ayoade y Avi Korine nos presenta el martirio cotidiano de Simon James (Jesse Eisenberg), un empleado gris que vive en el más puro anonimato, muy a su pesar por cierto. Su madre lo desprecia, su jefe lo ningunea, la mujer de sus sueños no sabe ni que existe y hasta el encargado de seguridad de su trabajo no lo reconoce, aun con siete largos años de antigüedad. Así las cosas, un buen día en la empresa contratan a un tal James Simon, réplica exacta pero trastocada del protagonista.

 

Una vez más la destrucción de una vida monótona en manos de un otro incontrolable pone de relieve la pesadilla de una construcción identitaria bajo el esquema de la banalidad y la estupidez (rasgo kafkiano) y aquella despersonalización progresiva mediante la burocracia (matriz de raigambre orwelliana). De hecho, las alusiones varias a Cabeza Borradora (Eraserhead, 1977) de David Lynch y Brazil (1985) de Terry Gilliam, sumadas a ese cariño por el “humanismo exótico” a la Wes Anderson demostrado en su ópera prima Submarine (2010), constituyen el eje de una propuesta encantadora en la que el diseño de producción, la fotografía y la mezcla del sonido resultan fundamentales a la hora de crear un contexto sombrío, enrevesado y por demás paradójico. Ayoade estructura un laberinto preciosista que indaga en la soledad y la frustración sin jamás descuidar la lucidez y el humor negro.

 

En este sentido, no es casual que los actores que interpretaron a los personajes primordiales de Submarine retornen en pequeñas participaciones cargadas de cinismo. Mientras que el leitmotiv de aquella era “soy un prisma”, expresión jocosa en palabras de Graham Purvis (Paddy Considine) pero que aplicaba a los diversos aspectos de la existencia de Oliver Tate (Craig Roberts), aquí el “soy un fantasma” viene a resumir una invisibilidad que revela ser mucho más pesimista que la de antaño, principalmente debido al fracaso heterogéneo de Simon en lo que respecta a un contraataque adecuado frente a la avanzada de ese gemelo verborrágico y audaz que carcome su puesto, usurpa su hogar e incluso conquista a la bella Hannah (Mia Wasikowska), una especie de utopía amatoria enarbolada según el voyerismo y el fetichismo sutil de La Ventana Indiscreta (Rear Window, 1954), de Alfred Hitchcock.

 

Ahora bien, sólo resta destacar la labor de un Eisenberg extraordinario que regresa a lo mejor de su carrera, léase Tierra de Zombies (Zombieland, 2009), Red Social (The Social Network, 2010), A Roma con Amor (To Rome with Love, 2012) y Night Moves (2013). La conformación del primer “pasado romántico” en Submarine, concordante con esa típica adolescencia de inflexión británica, hoy muta en el desdoblamiento psicológico de la adultez y sus esferas paralelas. El crecimiento mediante el dolor, el “facilismo valeroso” del suicidio, la necesidad del diálogo sincero, el sadismo de un entorno asfixiante y la voluntad en lucha contra la apatía son dimensiones de la degradación contemporánea de la libertad, vista a través de los ojos del “doble” como una exacerbación del egoísmo malsano que los demás proyectan sobre nosotros, ese canibalismo obsceno que debemos desmantelar…

 

The Double (Reino Unido, 2013)

Dirección: Richard Ayoade. Guión: Richard Ayoade y Avi Korine. Elenco: Jesse Eisenberg, Mia Wasikowska, Wallace Shawn, Yasmin Paige, Noah Taylor, James Fox, Cathy Moriarty, Phyllis Somerville, Craig Roberts, Kobna Holdbrook-Smith. Producción: Lydia Ayoade, Amina Dasmal y Robin C. Fox. Duración: 93 minutos.

Puntaje: 8