El Retrato de Casada, de Maggie O'Farrell

La joven duquesa

Por Martín Chiavarino

La talentosa escritora nacida en Irlanda del Norte y que actualmente reside en Escocia, Maggie O’Farrell, ha cosechado premios y aclamaciones desde su primera novela, Después de tu Partida (After You’d Gone, 2000), una saga familiar extrañamente nunca traducida al castellano, logrando plasmar una obra impecable conformada por nueve novelas de gran calibre, una autobiografía y dos libros para niños, escritos con una prosa clara, sencilla y atrapante que capta todo lo que sus protagonistas viven, sus emociones, perspectivas y el contexto en el que desarrollan sus vidas y ocurren sus vicisitudes.

 

En su última novela, El Retrato de Casada (The Marriage Portrait, 2022), traducida poco después de publicada la versión original en inglés por la perfeccionista Concha Cardeñoso Sáenz de Miera, Maggie O’Farrell se adentra en la vida de Lucrezia di Cosimo d’Medici d’Este, duquesa de Ferrara e hija del Gran Duque de Toscana Cosimo I de Medici, para proponer una vibrante discusión con el poema del escritor decimonónico de la época victoriana inglesa, Robert Browning, Mi Última Duquesa (My Last Duchess, 1842), inspirado a su vez en Alfonso II d’Este, Duque de Ferrara y marido de Lucrezia.

 

Maggie O’Farrell coloca aquí a la joven esposa del Duque de Ferrara como la protagonista de una historia que transcurre a principios de la segunda mitad del Siglo XVI principalmente en los castillos y fortalezas de Florencia y Ferrara, en la región que hoy conforma la República Italiana, para narrar la falta de libertad que apremiaba a las mujeres aristocráticas y en general a todo el género femenino durante el Renacimiento.

 

La novela comienza durante una cena en una fortaleza a la que Alfonso, Duque de Ferrara, lleva a Lucrezia, su esposa, luego de unos desafortunados eventos para alejarla de la tensión de la corte. O’Farrell expone desde el comienzo las sospechas de Lucrezia ante las singulares acciones de su marido para luego retroceder y regresar en el tiempo nuevamente a los sucesos acaecidos en la fortaleza donde Lucrezia cree que su vida corre peligro.

 

Brillantemente construida como todas las novelas de Maggie O’Farrell, escritora premiada por su trabajo anterior, Hamnet (2020), con uno de los premios más prestigiosos de Gran Bretaña, el Women’s Prize for Fiction, El Retrato de Casada va construyendo la vida de Lucrezia desde antes de su nacimiento para exponer cómo padres, secretarios y consejeros planifican la vida de los hijos desde antes de su nacimiento. Lucrezia, una niña rebelde y perspicaz, con un gran talento para el dibujo y la pintura, se rebela contra estos preceptos que le imponen, sin encontrar caminos para escapar de su destino de casarse por conveniencia con un candidato aristocrático aprobado por su padre. A través de su nodriza, Sofía, una mujer de Nápoles que le enseña el dialectico del sur, encuentra solaz y una aliada en su misión de construirse un lugar en este mundo que parece no prestarle atención a su habilidad para la pintura, capacidad que pasa a un segundo plano cuando el hijo del Duque de Ferrara solicita la mano de Lucrezia luego de la muerte de su hermana mayor, María, su anterior prometida. Para consternación de la chica de trece años su padre se apresura a aceptar la petición.

 

Demasiado pequeña para entender lo que le espera, encerrada en los lujos y los juegos del palacio, sin conocer la existencia exterior, con la vida planificada desde la cuna pero con una aguda sensibilidad artística, una gran curiosidad, una extraordinaria capacidad de observación y análisis y mucha inteligencia desaprovechada por sus tutores, Lucrezia intuye que el casamiento con alguien que no conoce no constituye su mejor futuro, por lo que el matrimonio le inspira un temor que no puede expresar. Pero es su nodriza, Sofía, que sí comprende lo que le espera, la que ingenia un plan para retrasar el casamiento un par de años, aduciendo que Lucrezia aún no ha tenido su primera menstruación. A medida que el tiempo pasa, Lucrezia se da cuenta de que no quiere casarse pero también comprende que no tiene opción. Además, sabe que sus progenitores la quieren menos que a sus otros hijos y que a pesar de que sus padres se aman profundamente, su madre cree que el carácter temperamental y rebelde de la niña se debe a sus pensamientos distraídos en el momento de la concepción, una creencia muy difundida en una época presta a este tipo de presunciones.

 

En una celebración en la que Lucrezia apenas entiende lo que pasa, la joven de quince años es desposada con Alfonso, que ha heredado el ducado de Ferrara tras la muerte de su padre. Apenas casada Lucrezia es conducida a un carruaje en el que Alfonso la espera para ir a la corte de Ferrara. Gracias a su doncella, Emilia, Lucrezia se entera de las intrigas en la corte de Ferrara, la presión sobre Alfonso por engendrar un heredero pronto y la rebelión de su madre protestante, que expulsada por el Papa desea partir hacia Francia con sus hijas mujeres, lo que supondría un peligro para los planes de Alfonso de consolidad su poder y herencia si sus hermanas tienen hijos antes que él con algún francés. Estas intrigas se combinan con una nueva extraña realidad que a veces la fascina y en otras ocasiones la repugna. Así el idilio de su nueva vida en un palacio de descanso, llamada la Delizia, se trastoca en pesadilla cuando descubre que el primo y principal consejero de Alfonso, Leonello Baldassare, la odia, y que ha sido seleccionada como esposa por la fecundidad de su madre, Eleonora, esperando que pronto tenga descendencia, lo que le agrega presión a su condición de mujer del Duque y la lleva a preguntarse si realmente quiere ser madre.

 

Rápidamente Lucrezia descubre que Alfonso tiene dos caras como Jano. Por las noches su atención y dulzura trastocan en salvaje arrebato y su templanza es la mascara de su crueldad, de la premura por obtener un heredero y consolidar su poder en una corte en ebullición. Debido a un accidente Lucrezia conoce a Jacopo, un joven que no habla, y a su amigo Maurizio, dos aprendices de pintor que trabajan con el Bastiniano, un pintor que estudió con Michelangelo. Así Lucrezia descubre uno de los secretos mejores guardados de la pintura y que los aristócratas no conocen, que los grandes pintores solo pintan los rostros y son otros los que pintan las telas y los paisajes, expertos que no son reconocidos por su trabajo pero que muchas veces aportan más a la obra que el pintor designado. Lucrezia entabla una complicidad con ambos jóvenes, que cuando la conocen ni siquiera imaginan que ella es la duquesa a la que han ido a retratar. La revelación del retrato los reunirá nuevamente y Jacopo le ofrecerá una salida a una Lucrezia que teme por su vida.

 

O’Farrell ofrece un fresco panorámico del vibrante despertar artístico y cultural italiano durante el Renacimiento que aquí tiene a Lucrezia como protagonista y víctima. Este poder del que Lucrezia es víctima es escenificado en El Retrato de Casada tanto en las tramas de la corte como en la sujeción de la mujer a los designios de los hombres. El retrato que Alfonso encarga a el Bastiniano, un famoso pintor, funciona como un modelo simbólico de esta atadura fenomenológica en la que Lucrezia se transforma en una imagen, una representación de la belleza que debe ser preservada pictóricamente pero no físicamente si no cumple con los deseos y las necesidades del Duque.

 

En cada capítulo la autora primero sitúa al lector en la fecha y el lugar para construir una historia apasionante sobre la desesperación de una joven obligada a casarse, que intenta ser una buena esposa para luego sospechar que su implacable marido quiere matarla por no darle descendencia. Para narrar la historia O’Farrell recurre a largas remembranzas de la joven en las que recuerda su niñez, su curiosidad y valentía cuando supo que su padre había traído un tigre y su consternación al enterarse subrepticiamente, mientras espía a su progenitor por los pasadizos del castillo, de que quiera o no deberá desposarse con el primogénito del Duque de Ferrara tras la muerte de su hermana mayor.

 

El Retrato de Casada es una novela de época exquisitamente narrada, plagada de detalles, que se adentra en el pensamiento y la lógica de personajes rigurosamente investigados por Maggie O’Farrell, que vivió durante un tiempo en Italia. Hay una construcción brillante de cada párrafo y cada trama, escenas verdaderamente emotivas, de gran sensibilidad, como el momento en que la doncella Emilia le revela a Lucrezia que crecieron juntas y que su madre fue la cocinera que la amamantó cuando era un bebé.

 

Si el mito del sacrificio de Ifigenia por parte de su padre, Agamenón, funciona como un temprano aviso de la violencia que le espera a Lucrezia de parte de una sociedad patriarcal basada en el uso de la fuerza, la influencia del pintor y arquitecto florentino Giorgio Vasari, que encuentra en Lucrezia a una potencial gran artista, ofrecen al lector un retrato de las posibilidades perdidas para el arte y el desarrollo humano en todas sus facetas por la reducción de la mujer a un cuerpo engendrante de descendientes, situación que Maggie O’Farrell se especializa en denunciar en toda su obra.

 

La última novela de Maggie O’Farrell, El Retrato de Casada, fue publicada en castellano por la editorial española Libros del Asteroide al igual que su multipremiada y aclamada novela anterior, Hamnet, su libro de memorias, Sigo Aquí (I Am, I Am, I Am: Seventeen Brushes with Death, 2017), y dos de sus mejores novelas, Tiene que Ser Aquí (This Must Be the Place, 2016) y La Primera Mano que Sostuvo la Mía (The Hand That First Held Mine, 2010). El libro también contiene una nota de la autora con todas las referencias históricas, artísticas y literarias que inspiraron el texto, contextualizando lo narrado para comprender cabalmente el relato y reflexionar a partir de la novela.

 

El Retrato de Casada, de Maggie O’Farrell, Libros del Asteroide, 2022.