Ciudadano Welles: Conversaciones con Peter Bogdanovich, de Orson Welles

La palabra irreverente

Por Martín Chiavarino

Rechazado por las grandes productoras de Hollywood y hasta por los estudios independientes por su originalidad y su trato difícil, atacado por cierto sector de la crítica cinematográfica, reconocido como uno de los grandes genios del cine, olvidado, recuperado y redimido, Orson Welles es el director maldito por excelencia. Irreverente e inconformista, supo transmutarse de promesa en excluido por su temperamento y su apego a sus ideales, y debió financiar sus propias películas a causa del boicot de las productoras sin claudicar en sus ideales de independencia. El realizador de El Ciudadano (Citizen Kane, 1941) se confiesa aquí con su amigo, colega y admirador, el realizador y crítico de cine Peter Bogdanovich, en unas conversaciones grabadas entre fines de los años sesenta y mitad de los setenta, tan incómodas como afables, de gran profundidad, que demuestran el carisma de Welles y su pasión por el cine, el teatro y las artes en general en un choque generacional imperdible.

 

Si la carrera cinematográfica de Orson Welles estuvo signada por la falta de financiación y la renuencia de los estudios a contratarlo por su fama de rebelde y despilfarrador, la edición de las conversaciones de Peter Bogdanovich con el director de Sed de Mal (Touch of Evil, 1958) no tuvo mejor suerte y no pudo ver la luz hasta que el crítico de cine estadounidense Jonathan Rosenbaum retomó el proyecto y lo culminó en 1992 tras cinco años de arduo trabajo de edición sobre un manuscrito a esa altura considerado legendario.

 

El libro consta de un prefacio del propio Rosenbaum y de un prólogo de Peter Bogdanovich, donde ambos narran las peripecias del libro, los pormenores de los encuentros entre ambos directores y la relación de amistad que el director de Targets (1968) entabló con el irreverente Orson Welles. Mientras que el prefacio de Rosenbaum se centra en la clarificación del legado de Welles, la situación en que se encontraba Bogdanovich después de la muerte de su amigo y la etapa entre el fallecimiento y la edición final del libro, la introducción de Bogdanovich es un pormenorizado análisis de la cinematografía de Welles mezclado con anécdotas sobre la relación de ambos directores, una visión muy completa acera de la filmografía del director de El Proceso (The Trial, 1962). Discusiones acerca del libro, el primer encuentro y la última llamada telefónica y los detalles de la entrega del manuscrito a Jonathan Rosenbaum para la finalización del volumen, son algunas de las cuestiones que relata Bogdanovich en un texto imprescindible para todo crítico cinematográfico y amante del cine.

 

En estas entrevistas el lector encontrará sentencias firmes y polémicas, una visión del cine a contrapelo por parte de un hombre tan afable y sensible como exigente y difícil de tratar. Welles discurre así sobre temas tan diversos como su admiración por el cine de Griffith y John Ford y sus ardientes deseos de llevar a la pantalla una de sus novelas favoritas, El Corazón de las Tinieblas (Heart of Darkness, 1899), de Joseph Conrad, según Welles una de las mejores metáforas sobre la locura del fascismo que el autor polaco -nacionalizado británico- supo prever muchos años antes de su consolidación y explosión, proyecto que nunca se concretaría. Inducido a expresarse sobre todo aquello que le interesa en conversaciones casuales que esconden ideas que Welles venía mascullando desde hacía años, el realizador de Mr. Arkadin (1955) analiza la contradicción del séptimo arte que surge entre la necesidad del artista de ir delante de su época y la particularidad del cine, en tanto espectáculo de masas, de entretener a un público popular que suele ir a la zaga. En este sentido, Welles explora en palabras hoy aún actuales su temor de que el capitalismo y la condición empresarial emprendedora conduzcan a un empobrecimiento espiritual y emocional sin precedentes en la historia humana. Welles también remarca esa relación entre la televisión y la industria de la publicidad que impregnaba cada vez más al cine de una función propagandística ajena a los deseos de los artistas.

 

Welles discurre en estas entrevistas sobre su pasión por el teatro y la radio, dos ramas artísticas en las que el director de Otelo (Othello, 1951) brilló durante años, haciendo una remembranza de su prolífica carrera en dichas artes, su visión sobre las mismas y la combinación de los roles de actor, director y productor de gran parte de sus obras. La pasión por el teatro y la radio devienen en una obsesión por el cine, una necesidad de expresión que encuentra en el séptimo arte toda su dimensión, pero también unos obstáculos imponentes. Alrededor de esta cuestión Welles se explaya sobre las dificultades para financiar sus películas y la imposibilidad de seguir los detallados y elaborados planes trazados, recurriendo así a la improvisación forzosa debido a los problemas de toda índole para llevar a buen puerto sus ideas.

 

En estas páginas el lector encontrará a un director que expresa amargura y desaliento por sus dificultades para filmar y el rechazo del establishment de Hollywood, pero también esperanza de seguir filmando, siempre manteniendo un control total sobre todo el proceso, especialmente sobre la edición. Welles recuerda la experiencia de The Magnificent Ambersons (1942), la adaptación de la novela homónima de 1918 del escritor y periodista Booth Tarkington, donde la edición final distó mucho de los anhelos del director. Welles expresa sus intenciones de volver a rodar el final muchos años después y rearmar toda la película, ejerciendo el mismo control que tuvo en El Ciudadano para lograr que el film finalmente tenga su verdadera impronta, otro proyecto que tampoco se concretará.

 

En estas conversaciones, que incluyen extractos de notas y otras entrevistas, Welles madura sobre los inicios del cine, el carácter de obra de arte de las películas, rememorando su relación con los fundadores de los grandes estudios y con el naciente cine independiente. En estas conversaciones se pueden encontrar comparaciones entre los inicios del cine con la fiebre del oro y constantes referencias a la filmación de Al Otro Lado del Viento (The Other Side of Wind, 2018), película con elementos autobiográficos que nunca podría terminar y que finalmente se estrenaría póstumamente.

 

De a poco se suceden una necrológica de Welles de Jean Renoir, anécdotas de un encuentro con Winston Churchill en una cafetería en la Plaza San Marcos, en Venecia, comentarios sobre su visión del cine a lo largo del Siglo XX, reflexiones sobre su rol como intérprete, juicios sobre la importancia del carisma de los actores en el cine y la necesidad de la cámara de ponerse al servicio del elenco, recuerdos e historias de la filmación de todas sus películas y su visión de la polémica por el guión de El Ciudadano, que lo enfrentó con el guionista Herman Mankiewicz, que sería finalmente reconocido como coescritor y recibiría un premio Oscar de la Academia de Hollywood, junto a Welles, por ello.

 

Entre anécdotas de algunas de sus mejores películas, como Sed de Mal (Touch of Evil, 1958) y Mr. Arkadin, aclaraciones sobre la filmación del documental It’s All True (1943), un análisis de los problemas para filmar El Proceso, el dolor de tener que abandonar su proyecto de Don Quijote (Don Quixote), la adaptación de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra, y un recorrido por sus más memorables actuaciones, Orson Welles despliega aquí sus sueños, sus intenciones de reflejar toda su cultura en cada una de sus obras en una reflexión cabal sobre la paradoja del carácter industrial del film y su pretensión de obra de arte, dos impulsos que colisionan en la producción de toda película.

 

El libro está dividido en ocho capítulos, que marcan los distintos momentos y las ciudades en que las conversaciones entre Bogdanovich y Welles fueron grabadas, e incluye notas del editor con explicaciones y contextualizaciones de cada una de las partes, donde se pueden apreciar documentos y análisis pormenorizados que explican distintas cuestiones alrededor de estos diálogos, como por ejemplo la polémica alrededor de las notas de la crítica de cine Pauline Kael, que desestimaba los aportes de Welles en el guión de El Ciudadano en favor de la autoría de Herman Mankiewicz, cuestión recientemente retomada por David Fincher en su último film, Mank (2020), en base a un guión de su padre.

 

Ciudadano Welles: Conversaciones con Peter Bogdanovich, de Orson Welles, fue editado en Argentina por La Marca Editora para su colección Biblioteca de la Mirada, dirigida por Guido Indij, una serie de libros que buscan ofrecer herramientas para la formación de una perspectiva crítica en la era de la sociedad del espectáculo y de la información. Con una traducción de Joaquín Adsuar, de la edición original de la editorial española Capitán Swing Libros en 2015, y la corrección de Carlos Vidania y Toni Montesinos, esta edición en tapa dura es un libro imperdible para los amantes del séptimo arte y una gran oportunidad para comprender el pensamiento y el cine de Orson Welles, sus triunfos y sus derrotas en una industria que lo amó y lo condenó a ser una leyenda.

 

Ciudadano Welles: Conversaciones con Peter Bogdanovich, de Orson Welles, La Marca Editora, 2018.