Si hay un campo que suele ser deficitario dentro del panorama cinematográfico de nuestros días es el de los estudios de personajes, principalmente porque cada vez resulta más difícil hallar dramas que logren un equilibrio cualitativo entre el/ la protagonista avasallante de turno, su entorno inmediato y el desarrollo general de la realización, la cual siempre debería garantizar tanto la fluidez del relato como el lucimiento de sus cabezas visibles. Miss Sloane (2016), el último opus del muy desparejo John Madden, es una bienvenida anomalía en este estado de cosas porque por un lado consigue construir un personaje francamente memorable, esta Elizabeth Sloane titular interpretada de manera extraordinaria por Jessica Chastain, y por el otro apuntala un derrotero narrativo ágil que se centra en un tema poco tratado en el cine, hablamos de la labor de los “lobbistas” y los grupos de presión política.
La susodicha Sloane es una mujer astuta, paranoica y en verdad inescrupulosa que lidera un equipo de lobby de una firma del rubro. Cuando llega una propuesta orientada a ganarse al público femenino en una cruzada contra un proyecto de ley que de aprobarse obligaría a un control universal de antecedentes al momento de la compra de armas en Estados Unidos, la protagonista ridiculiza la idea y termina aceptando una proposición de trabajo de un conglomerado rival para influir en el mayor número posible de senadores y dar de baja los típicos argumentos a favor de la Segunda Enmienda constitucional (el derecho a la posesión de armas). Mientras que sus ex empleadores se preparan para una batalla cruenta en el Capitolio y los medios de comunicación, Sloane se pondrá al hombro el proyecto de ley en cuestión, denominado Heaton-Harris, y utilizará todas las tácticas y ardides de su profesión.
Como señalábamos anteriormente, el desempeño de Chastain es inmejorable ya que aquí transmite una vehemencia impresionante en todo momento: si bien está acompañada de actores excelentes como John Lithgow, Mark Strong, Michael Stuhlbarg y Sam Waterston, entre otros, su personaje es tan potente y está tan bien aprovechado por la actriz que su trabajo termina rankeando en punta entre lo más interesante del año pasado en materia de interpretaciones femeninas, a la par de lo hecho por la también maravillosa Rebecca Hall en Christine (2016). Otro factor a destacar es el guión del debutante Jonathan Perera, el cual le encuentra una suerte de vuelta de tuerca a la clásica fábula del descenso profesional con ribetes autodestructivos, superando una primera parte volcada hacia ese cancherismo verbal excesivo -tan característico del mainstream contemporáneo- para luego bajar unos cambios y enriquecer el retrato de Sloane, que abarca su vida privada y su condición de workaholic.
Madden decide balancear los engranajes del thriller testimonial y el drama setentoso para poner el dedo en la llaga de la cara oculta de la política, los grandes intereses capitalistas y sus operadores tradicionales, esos que boicotean o apoyan leyes y regulaciones en pos de una eterna amplificación de sus márgenes de ganancia en total desmedro de la estructura republicana, los sectores humildes de la sociedad y las conquistas progresistas ganadas y por ganar. La película se mete sin eufemismos en el ajetreo y las intrigas de los lobbistas, cuyos recursos incluyen las mentiras, los montajes, las coimas, el espionaje, la extorsión, la caza de brujas, el linchamiento público y cualquier chanchullo que explote las debilidades del oponente para prever sus movimientos y masacrarlo en el final. Aquí se unifican la ruina de la moral y el canibalismo de las elites gobernantes con los sacrificios conscientes que determinadas personas llevan a cabo cuando permiten que su profesión las fagocite…
Miss Sloane (Estados Unidos/ Francia, 2016)
Dirección: John Madden. Guión: Jonathan Perera. Elenco: Jessica Chastain, Mark Strong, John Lithgow, Gugu Mbatha-Raw, Michael Stuhlbarg, Sam Waterston, Alison Pill, Jake Lacy, Douglas Smith, Dylan Baker. Producción: Ben Browning, Kris Thykier y Ariel Zeitoun. Distribuidora: BF + Paris Films. Duración: 132 minutos.