The Rutles: All You Need Is Cash

Los cuatro prefabricados

Por Emiliano Fernández

El comediante británico Eric Idle, parte constituyente de los Monty Python junto con Terry Jones, Michael Palin, Graham Chapman, John Cleese y Terry Gilliam, este último el único estadounidense del lote, para mediados de los 70 había finiquitado sus obligaciones con Monty Python’s Flying Circus (1969-1974), el legendario ciclo de sketchs que el colectivo de humor surrealista y absurdo había encarado para la BBC a lo largo de cuatro temporadas y 45 episodios, y ya acumulaba dos películas realizadas con sus compañeros, hablamos de And Now for Something Completely Different (1971), de Ian MacNaughton, una recreación cinematográfica de los mejores sketchs de las primera y segunda temporadas del show televisivo especialmente con vistas a captar a un público norteamericano que aún no había entrado en contacto con el material, y Monty Python and the Holy Grail (1975), de Gilliam y Jones, recordada sátira sobre la búsqueda del Santo Grial por parte del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda. En medio de este panorama Idle decide encabezar un nuevo experimento antológico para la BBC que duraría apenas dos temporadas y unos 14 episodios que nunca serían editados en formato hogareño, Rutland Weekend Television (1975-1976), y para ello convoca al encargado máximo de la faceta musical de Monty Python’s Flying Circus, el talentoso Neil Innes, con la meta de incorporar dos proto videos musicales de canciones del susodicho por cada programa y de redondear una especie de “soundtrack oficial” de la propuesta en general, The Rutland Weekend Songbook (1976), señor que por cierto ya era muy conocido en los ambientes no tan hermanados del rock cómico, el avant-garde, la psicodelia, el jazz y el music hall gracias a The Bonzo Dog Doo-Dah Band, colectivo también de pretensiones surrealistas y paródicas que había editado tres álbumes clásicos del delirio inglés, Gorilla (1967), The Doughnut in Granny’s Greenhouse (1968) y Tadpoles (1969), e incluso había participado en Magical Mystery Tour (1967), aquel especial televisivo que The Beatles, unos admiradores confesos del grupo de Innes y compañía, encararon para la BBC, interpretando para las cámaras la única canción que no fue creada por los muchachos de Liverpool, Death Cab for Cutie, remedo de Elvis Presley de Innes y el trompetista Vivian Stanshall que pertenece al disco Gorilla y que inspiraría el nombre de la banda indie homónima de Estados Unidos fundada en 1997 por Ben Gibbard.

 

La conexión de Innes con The Beatles vía The Bonzo Dog Doo-Dah Band sería crucial durante su asociación con el Idle de Rutland Weekend Television que deseaba autonomía con respecto a los Monty Python y que se frustraría por el presupuesto minúsculo asignado por la BBC, al extremo de eventualmente reunirse con sus compañeros de siempre para las archiconocidas Monty Python’s Life of Brian (1979), Monty Python Live at the Hollywood Bowl (1982) y Monty Python’s The Meaning of Life (1983), las tres películas finales del extraordinario cónclave de humoristas. Fue durante el breve período de Rutland Weekend Television que surgió la maravillosa idea de satirizar a The Beatles mediante un “grupo espejo” bautizado The Rutles, el cual en el show de TV estaba compuesto por Idle como Dirk McQuickly/ George Harrison, Innes como Ron Nasty/ John Lennon, David Battley como Stig O’Hara/ Paul McCartney y John Halsey como Barry Wom/ Ringo Starr, no obstante la alineación muta sutilmente cuando después de un par de intervenciones de Eric en Saturday Night Live en 1976 y 1977 va tomando forma la posibilidad de construir un largometraje, en el estilo del mockumentary o falso documental, que sería transmitido primero en Estados Unidos por la NBC y luego en el Reino Unido por la BBC, The Rutles: All You Need Is Cash (1978), genial film dirigido por Idle y el estadounidense y también productor Gary Weis que satiriza todo el derrotero de The Beatles desde principios de la década del 60 hasta su separación definitiva en 1970, ahora con Eric como McQuickly pero parodiando a McCartney, con Ricky Fataar tomando la posta de Battley y encargándose de Harrison y con Innes respetando su caricatura de Lennon de la pantalla chica y Halsey repitiendo lo suyo en relación a Ringo, amén del detalle de Idle haciendo la mímica en voz y bajo porque los encargados reales de cada rubro, respectivamente, fueron Ollie Halsall y Andy Brown. Innes, que para entonces ya tenía editado un disco solista, el simpático How Sweet to Be an Idiot (1973), y había disfrutado de un hit con The Bonzo Dog Doo-Dah Band producido por el propio McCartney bajo el apodo de Apollo C. Vermouth, I’m the Urban Spaceman, compuso todas las canciones paródicas y sufrió presiones judiciales de ATV Music, “dueños” de los temas de The Beatles, para asignar como cocompositores a Lennon y McCartney, optando luego por un arreglo amistoso de 50% y 50% en royalties.

 

El film, clara génesis tanto de Zelig (1983), de Woody Allen, como de This Is Spinal Tap (1984), de Rob Reiner, y su banda sonora, The Rutles (1978), constituyen sendas obras de culto dentro del rubro de los melómanos del rock, cada año más y más difundidas entre el público más devoto e inteligente, y un eje de disputa porque más adelante Idle encararía en solitario una secuela muy floja, The Rutles 2: Can’t Buy Me Lunch (2003), e Innes por su parte haría lo propio a través de Archaeology (1996), placa que satirizaba la trilogía de The Beatles Anthology (1995 y 1996), algo similar a lo sucedido entre Eric y los Monty Python en torno a la reconversión en soledad de Monty Python and the Holy Grail hacia el formato de los musicales fastuosos de Broadway, Spamalot (2004), todo a espaldas del resto de sus ex compañeros de TV, cine y shows en vivo. Estructurada, precisamente, como un especial televisivo de fines de los 70 conducido por un Narrador (Idle) que se burla sin sutilezas de Alan Whicker, célebre locutor y presentador televisivo del ecosistema británico, la película recorre el periplo histórico y anímico de los “cuatro prefabricados”, léase Ron, Dirk, Stig y Barry, haciendo énfasis en sus comienzos en Hamburgo y The Cavern Club de Liverpool, siempre rodeados de precariedad y muchísimas ratas, su encuentro con un homólogo del manager Brian Epstein, aquí un químico retirado llamado Leggy Mountbatten (Terence Bayler) que cojea por una pierna amputada durante la Segunda Guerra Mundial y al que le encantan los bultos de los pantalones ceñidos de los jovencitos, el descubrimiento del grupo por parte del productor George Martin y el editor musical Dick James, esos Archie Macaw (Frank Williams) y Dick Jaws (Barry Cryer), ambos tan obsesionados con las mochilas genitales masculinas como Leggy, la misteriosa desaparición del “quinto Rutle” a lo Stuart Sutcliffe con una señorita/ “fräulein” en Hamburgo, Leppo (Halsall), el ascenso progresivo en popularidad e influencia social hasta el cenit de la Rutlemanía, aquel intento frustrado de ofrecerles una canción original a The Rolling Stones símil I Wanna Be Your Man, del dúo Lennon/ McCartney, que fue rechazada por Mick Jagger porque era horrible, un recital para Isabel II del Reino Unido (Jeannette Charles) que termina siendo dedicado a la madre de Barry con el objetivo de ningunear a la monarca, su paso por The Ed Sullivan Show con la presentación de la época del conductor estrella sobregrabada para mencionar a The Rutles, la hostilidad de los críticos musicales tradicionales y el apoyo de popes de la intelligentsia hippona como Stanley J. Krammerhead III (Eric de nuevo), sus incursiones en el cine vía A Hard Day’s Rut/ A Hard Day’s Night (1964) y Ouch!/ Help! (1965), ambas en la realidad dirigidas por Richard Lester, el episodio del rechazo de la banda por parte de Dick Rowe de Decca Records, aquí rebautizado Brian Thigh (Dan Aykroyd) y tosiendo constantemente para no hablar al respecto, esa paradigmática promiscuidad de la fama representada en el baterista Wom pretendiendo casarse por iglesia con una fémina que termina unida a cuatro escoceses mientras que él mismo contrae matrimonio con una rubia altísima, el hartazgo paulatino por shows desastrosos como uno de 1965 en el insólito Estadio Ernesto “Che” Guevara o simplemente Estadio Che o la polémica alrededor de Nasty/ Lennon diciendo que ellos son más grandes que Dios/ Jesucristo y además el Padre Eterno nunca tuvo los hits de la banda, la introducción a instancias de Bob Dylan de una sustancia que los llevaría a la psicodelia contracultural, el té/ la marihuana, con Sgt. Rutter’s Darts Club Band/ Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967) como cumbre artística, los problemas de Ron con la ley por su consumo de té y los coletazos en la prensa en pos de la legalización de la “controvertida” bebida, la participación de The Rutles en un programa global de TV a lo Our World de 1967 con Love Life/ All You Need Is Love, la influencia en O’Hara/ Harrison de un gurú místico al que sólo le interesaban las mujeres, el dinero y la tabla güija símil el Maharishi Mahesh Yogi, Arthur Sultan (Henry Woolf), y el retiro subsiguiente de un fin de semana en Bognor Regis, un balneario inglés que simboliza a la India en 1968 y provoca el demencial óbito simbólico del personaje de Epstein, ese Mountbatten que acepta un puesto de profesor en Australia a posteriori de invertir en corridas de toros para evadir impuestos y después de algún que otro escándalo por su rara vida sexual con toreros y balsas inflables.

 

La parte final del metraje, esa correspondiente a la etapa de crisis interna y lento proceso de separación, no se queda atrás y se mete con tópicos delicados como el fracaso rotundo en crítica y público del proyecto de McQuickly/ McCartney de un disco y película televisiva sin pies ni cabeza, Tragical History Tour/ Magical Mystery Tour, la hilarante formación de Rutle Corps/ Apple Corps utilizando de emblema a una banana semi abierta/ una manzana verde, la minúscula catástrofe alrededor de aquella Apple Boutique de Londres que abrió en 1967, padeció robo hormiga a diario y terminó regalando al público todos los artículos que vendía en 1968, situación extrapolada mediante una entrevista de un corresponsal de TV (el mismo George Harrison) al sustituto del publicista Derek Taylor, Eric Manchester (Palin), mientras de fondo una interminable retahíla de ladrones vacían las oficinas de Rutle Corps, el estreno -con nulo involucramiento del grupo en materia creativa- de Yellow Submarine Sandwich/ Yellow Submarine (1969), megaclásico del cine animado para adultos y de la psicodelia sesentosa de ese equipo compuesto por George Dunning, Robert Balser y Jack Stokes, el casamiento de Dirk con una homóloga surrealista de Linda McCartney, Martini (Bianca Jagger, por entonces aún la esposa de Mick), una “actriz francesa que no hablaba inglés y muy poco francés”, y de Ron con una doppelgänger bien absurda de Yoko Ono, Castidad (Gwen Taylor), una artista plástica y “simple chica alemana cuyo padre había inventado la Segunda Guerra Mundial”, dando a entender que es de hecho la hija de Adolf Hitler porque además no abandona la vestimenta e iconografía nazi ni por un segundo, esa Ducha por la Paz de la flamante pareja que parodia las Encamadas por la Paz/ “Bed-ins for Peace” de John y Yoko de 1969, dos protestas contra la Guerra de Vietnam que tuvieron lugar en Ámsterdam y Montreal, la leyenda urbana acerca de la muerte de McCartney -en el rockumental farsesco Harrison/ O’Hara, quien aprobó de primera mano el chascarrillo y el proyecto en su conjunto- en función de la portada del Shabby Road/ Abbey Road (1969), la entrada a Rutle Corps de un promotor/ manager de idiosincrasia mafiosa que hace las veces de Allen Klein, Ron Decline (John Belushi), las peleas y demandas cruzadas en ocasión de Let It Rot/ Let It Be (1970), época de canibalismo generalizado entre abogados y contadores allegados a la agrupación, y aquel famosísimo recital del 30 de enero de 1969 en la azotea que en pantalla queda resumido mediante una secuencia de ellos tocando Get Up and Go/ Get Back y después siendo expulsados a los empujones por la policía británica, amén de un epílogo en la actualidad de fines de los años 70 con McQuickly mutando en militante de un paradójico punk sinfónico, Nasty retirándose y usando una silla de ruedas, Barry abriendo dos peluquerías muy coquetas y Stig descollando en Air India como una azafata travestida. Desde ya que se agradecen las graciosas intervenciones de Jagger, Paul Simon, Harrison, Roger McGough, Belushi, Aykroyd y hasta unos perfectos Ron Wood y Bill Murray como un miembro pollerudo de los Ángeles del Infierno y una parodia del disc jockey Murray the K, respectivamente, sin embargo las verdaderas joyas del convite, núcleo de un mimetismo socarrón e iconoclasta y en simultáneo respetuoso para con semejante legado artístico, son primero las desquiciadas intervenciones de Idle como el Narrador, siempre un fetichista inconmensurable de la oratoria, segundo la realidad histórica paralela construida por él y el puntilloso Weis, éste el director principal de Saturday Night Live entre 1975 y 1977 y gran responsable -junto a Joe Boyd y John Head- del mítico documental Jimi Hendrix (1973), tercero algunas escenas desconectadas aunque eficaces, como el episodio con los músicos negros del Mississippi (Jerome Greene y Bob Gibson), el videoclip de You Need Feet, de Bernard Bresslaw, y la violenta entrevista con Emily Pules (la querida Gilda Radner), y cuarto la veintena de canciones de un Innes astuto y siempre preocupado por no reproducir tan al milímetro los temas originales con la salvedad de la demasiado literal Get Up and Go, destacándose lo hecho en ocasión de Ouch!, Love Life, Doubleback Alley/ Penny Lane, Piggy in the Middle/ I Am the Walrus y esa Cheese and Onions/ Sexy Sadie, Across the Universe y A Day in the Life, esta última una composición que muchos fanáticos suelen confundir como propia de Lennon y así fue editada en álbumes piratas de The Beatles…

 

The Rutles: All You Need Is Cash (Reino Unido/ Estados Unidos, 1978)

Dirección: Eric Idle y Gary Weis. Guión: Eric Idle. Elenco: Eric Idle, Neil Innes, Ricky Fataar, John Halsey, George Harrison, Mick Jagger, Paul Simon, John Belushi, Bill Murray, Ron Wood. Producción: Gary Weis y Craig Kellem. Duración: 73 minutos.