Complacientes con las búsquedas estéticas y las marcas comerciales de siempre, Muse es una de las bandas más populares de los últimos tiempos y se encuentra a gusto con el sello que ha patentado. Convertidos en un fenómeno masivo dentro del panorama mundial del rock de la última década, los diferentes períodos que ha atravesado la agrupación inglesa han dejado un saldo de buenos discos en su haber como The Resistance (2009), The 2nd Law (2012) y Drones (2015).
Sin embargo la nueva aventura musical nos ofrece un balance desparejo. En un primer análisis, está claro que Simulation Theory (2018) bebe del pop setentoso y el techno ochentoso, por momentos suena a banda sonora cinematográfica y se sube a la ola de las plataformas virtuales de escucha musical para retratar un mundo artificial del que forma parte cómodamente, amparándose en sus formas y contenidos aunque lo critique.
La estética visual y sonora de impronta seudo futurista, con notables influencias cinematográficas del mundo de la simulación virtual, constituye la marca de estilo de la banda, liderada por su voz y guitarra principal, Matt Bellamy, tan virtuoso en escena como propenso a la incontinencia en los estudios de grabación. El arte de tapa del disco, diseñado por Kyle Lambert, artista conceptual responsable de la imagen de la serie Stranger Things, refuerza dicha idea, mostrando un mundo símil Tron (1982) dominado por la programación y la inteligencia artificial en donde el artificio humano y lo digital son ya indisociables.
Esa misma estética es la que ha trabajado el realizador audiovisual Lance Drake, responsable de los videoclips Dig Down, Thought Contagion y Something Human, que vienen a conformar una especie de trilogía. La búsqueda de cierta estructura narrativa bajo esta dualidad realidad/ virtualidad intenta generar una trama conceptual audiovisual apoyándose en la lírica, la cual aborda críticas sociales acerca de la automatización robótica que no obstante destilan -en demasía- cierto aire de auto indulgencia.
El presente álbum, sucesor de Drones, ofrece una serie de alegorías acerca de dicha conducta proclive a la repetición apática y la deshumanización en once temas recargados de sobreproducción, finas dosis de hip hop, breves pasajes instrumentales y endulzados estribillos pop. Intercalando momentos festivos y luminosos con otros más oscuros e inquietantes, los temas Algorithm, Propaganda y Something Human conforman los pilares del disco. En un segundo escalafón, The Dark Side incluye reminiscencias de Black Holes and Revelations (2006), Thought Contagion echa mano a sintetizadores de modo excesivo y Break It to Me suena pegadiza con destino ineludible de hit radial.
Explotando el costado comercial que su legado ha consolidado a lo largo de los últimos años, Muse se consagra -para mejor o para peor- a una estructura de canción que remite a hits de estadio a lo 30 Seconds to Mars, como lo prueba por ejemplo Get Up and Fight. Abrazando la modernidad del rock pero bebiendo de fuentes vintage, la banda británica construye melodías y sonidos grandilocuentes sintetizando una mezcla de géneros ambiciosa, donde los arreglos orquestales y la electrónica saturada de The Void retratan el epítome de Muse versión 2018.
Efectista pero no efectivo, el octavo disco del trío juega caprichosamente en los microuniversos electrónicos de los que se alimenta, sin lograr plasmarlos de modo sincero o siquiera homogéneo. Como dato extra, vale mencionar que, además de las plataformas de streaming, el disco se estrena con tres versiones en físico: al formato estándar le acompañan otros dos lanzamientos que suman versiones alternativas en modo de bonus para un total de excesivos 21 tracks.
El sentido postapocalíptico y un llamamiento a recuperar el costado humano como camino de entendimiento y salvación funcionan como píldora paliativa para los peligros de la automatización en el mundo de la música. Es menester que los miembros de Muse no acaben convertidos en una mera pose de su supuesta rebelión o siendo devorados por su propio discurso.
Simulation Theory, de Muse (2018)
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