No pasaron dos minutos de You Had Your Soul With You cuando comienza el interludio orquestal. Hasta el momento ya escuchamos tonalidades menores, pianos en staccato, baterías espásticas, arranques eléctricos a cuentagotas, cuerdas que se tensan, voces apesadumbradas. Ya no hay dudas: estamos ante un nuevo disco de The National.
Desde Alligator (2005) el quinteto de Cincinnati viene elaborando una obra sin fisuras. Sólo en esta década, que empezaron con ese notable High Violet (2010) que se cuela tranquilo entre lo mejor de estos años, editaron cuatro álbumes de alta calidad. Un hándicap que casi ninguna banda de indie rock norteamericana actual (¿Vampire Weekend? ¿LCD Soundsystem?) puede exhibir.
I Am Easy to Find (2019) cuenta en su arte de tapa con la bella actriz sueca Alicia Vikander y es el disco más largo hasta la fecha de los señores: 63 minutos, una enormidad para estos tiempos de atención fluctuante. Los (pocos) detractores de la banda volverán a decir que siempre hacen el mismo disco. Y si bien las marcas de la casa están presentes, los iniciados encontrarán pequeños detalles que los diferencian de los anteriores. El dato principal en esta ocasión es la presencia permanente de voces femeninas. En varios temas el cantante Matt Berninger parece esperar paciente su turno, escuchando cómo las distintas invitadas se adueñan de sus canciones y observando desde un costado para sumarse en el momento oportuno.
La brillante multiinstrumentista Gail Ann Dorsey, quien fuera bajista y corista de las últimas formaciones de David Bowie, pone su increíble voz al servicio de varios temas, llevando a The National a nuevos territorios como en Hairpin Turns, que le permite a Berninger llegar al subsuelo de su registro de barítono. En You Had Your Soul With You se deja arropar por cuerdas logrando sorprender y conmover. Otra invitada, Lisa Hannigan, se apropia de So Far So Fast y recorre una melodía de cocción lenta, finalizada con la mágica aparición del Brooklyn Youth Chorus.
La melancolía perenne que acompaña al quinteto aparece aquí en varias dosis. No hay que ir más lejos de Quiet Light, o el relamerse las heridas de una relación que se terminó (“But I’m learning to lie here in the quiet light/ While I watch the sky go from black to grey/ Learning how not to die inside a little every time/ I think about you and wonder if you are awake”). O Not in Kansas, que cita a la frase de Dorothy en El Mago de Oz para expresar el sentimiento de estar perdido, listando no sin ironía referencias a The Strokes, The Godfather, Bob Dylan, R.E.M. y The Psychedelic Furs para cortar abruptamente en un inesperado interludio de voces angelicales.
Otros terrenos más frecuentados por la banda aparecen en Roman Holiday -cita a Patti Smith y Robert Mapplethorpe- o en la delicada Oblivions, que se apoya casi íntegramente en un sencillo y certero arreglo de guitarra. Cerca del final, el nervio más dinámico del álbum se escucha en Rylan. Un motivo de piano sostiene el tristísimo y hermoso final, con un Light Years que se apaga de a poco, llevándonos a un desasosiego que sólo puede mitigar el repeat del disco.
Quizás a esta altura todos sepamos qué esperar de The National. Sin demasiado ruido ni sobresaltos siguen construyendo un camino único, cimentado por discos como este brillante I Am Easy to Find. En este sentido, quizás realmente sean fáciles de encontrar. Y si es así, sólo podemos dar gracias por ello.
I Am Easy to Find, de The National (2019)
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