El Cisne Negro (Black Swan)

Mutaciones eróticas del cuerpo

Por Martín Chiavarino

La mirada filosófica sobre la mutación psicológica de un personaje a partir de una decisión inconsciente de enfrentarse a los peligros de la búsqueda de la perfección caracteriza la aproximación de El Cisne Negro (Black Swan, 2010), sobre la competitividad en el ballet contemporáneo. El último film de Darren Aronofsky es una puesta en escena traumática de varias obras que se superponen en una danza macabra de terror psicológico en una variación de la naif y fantasiosa película Las Zapatillas Rojas (The Red Shoes, 1948).

 

Una compañía de ballet moderna ha decidido despedirse de su bailarina principal Beth Macintyre (Winona Ryder) para reemplazarla por una de las jóvenes bailarinas en una interpretación de El Lago de los Cisnes de Tchaikovsky. El talentoso y seductor director de la obra Thomas Leroy (Vincent Cassel) ha decidido que Nina Sayers (Natalie Portman), una joven que controla su talento a través de la disciplina, ocupe el rol principal.

 

Nina es la encarnación perfecta del inocente personaje del cisne blanco, la joven engañada que debe romper el hechizo a través del amor; pero también tiene que transformarse en el cisne negro, la femme fatale que seduce al príncipe y causa la perdición del cisne blanco.

 

Todas las instancias de la violencia que la transformación acarrea a la protagonista se hacen presentes en forma de alucinaciones y trastornos corporales deudores del cine de David Cronenberg, en escenas marcadas por las laceraciones y el sufrimiento producto del esfuerzo demandado por la obra y la profesión. La piel y la sangre se mezclan bajo la influencia de un cuerpo que quiere tomar el control de una situación insostenible.

 

La voluntad del cuerpo sobre la mente aplasta la realidad en un juego psicológico bajo los albores de una pasión forzada pero necesaria en un viaje hacia la muerte, similar al de La Profesora de Piano (La Pianiste, 2001) de Michael Haneke. Mientras Erika Kohut (Isabelle Huppert) ofrecía una aproximación psicológica a través de un comportamiento autodestructivo inmoral y perverso, Nina Sayers busca la perfección y la belleza en la transgresión. El objetivo de Nina es enfrentase a todos sus fantasmas para liberarse de las ataduras que le impiden desencadenar su sexualidad en pos de obtener la gracia que le permita interpretar al cisne negro con naturalidad y atrevimiento.

 

El leitmotiv de El Lago de los Cisnes como tragedia que se avecina es el corolario de la perfección y de los sacrificios que la obra demanda a sus víctimas. El talento se convierte en maldición y el camino del erotismo y la violencia exigen un sacrificio para completar la mutación. La aproximación filosófica de El Cisne Negro se funde con las lágrimas de Eros en una danza fuera de control en la que la sensualidad y la muerte van de la mano por el camino de la belleza.

 

El Cisne Negro (Black Swan, Estados Unidos, 2010)

Dirección: Darren Aronofsky. Guión: Mark Heyman, Andres Heinz y John J. McLaughlin. Elenco: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel, Barbara Hershey, Winona Ryder, Benjamin Millepied, Ksenia Solo, Kristina Anapau, Janet Montgomery, Sebastian Stan. Producción: Scott Franklin, Mike Medavoy, Arnold Messer y Brian Oliver. Duración: 108 minutos.

Puntaje: 10