Elio

Ojos en los cielos

Por Emiliano Fernández

En Elio (2025) Pixar continúa cuesta abajo ya no por su retahíla de secuelas aburridas sino por su colección de productos originales recientes que buscan desesperadamente recuperar la magia de Monsters, Inc. (2001), Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003), Los Increíbles (The Incredibles, 2004), Ratatouille (2007), WALL-E (2008) o Up (2009), una bolsa en la que caen las apenas correctas o directamente desechables Valiente (Brave, 2012), Un Gran Dinosaurio (The Good Dinosaur, 2015), Onward (2020), Luca (2021), Red (Turning Red, 2022) y Elementos (Elemental, 2023), films que a su vez están muy lejos de lo mejorcito de la producción artística de Pixar de los últimos años, léase Intensamente (Inside Out, 2015), Buscando a Dory (Finding Dory, 2016), Coco (2017) y Soul (2020). La película que nos ocupa para colmo tuvo una cocina un tanto mucho patética -o reveladora del estado de cosas- porque se suponía que era el proyecto personal o de corte autobiográfico de Adrian Molina, quien dirigió Coco junto a Lee Unkrich, no obstante ante la aprobación de Coco 2 (2029) la codicia del “éxito seguro” dejó atrás toda pretensión autoral y Molina abandonó el asunto sin pensarlo, por ello el mandamás de esta Pixar bajo el control de la Disney, Pete Docter, lo reemplazó con Madeline Sharafian, hoy debutando como directora, y con Domee Shi, la responsable de Red, sin embargo en los créditos Molina es señalado como realizador aunque a título espiritual y separado de las mujeres que controlaron la epopeya en la praxis.

 

La historia, un compendio de ingredientes trillados que cuenta con la firma de los tres directores más Mark Hammer, Julia Cho y Mike Jones, se centra en el personaje del título, Elio Solís (Yonas Kibreab), un niño de origen latino que perdió hace poco a su padre y su madre y por ello está al cuidado de su única tía paterna, Olga (Zoe Saldaña), miembro de la Fuera Aérea que renunció a sus sueños de convertirse en astronauta para criar al mocoso. Luego de descubrir en una exposición la sonda espacial Voyager 1, lanzada por la NASA en 1977, Elio se obsesiona con la posibilidad de ser abducido por extraterrestres porque extraña a sus padres y no se siente cómodo viviendo con Olga, algo que finalmente se le concede cuando envía de manera subrepticia un mensaje a los cielos en respuesta a lo que parece ser alguna forma de comunicación motivada por la Voyager 1 y descartada por los especialistas de la Fuerza Aérea. De hecho raptado en un campamento juvenil por una nave extraterrestre y acompañado de una supercomputadora líquida llamada OOOOO (Shirley Henderson), Solís es confundido con el embajador de la Tierra dentro de los confines del Comuniverso, una organización alienígena en nombre de la cual se ofrece a mediar para evitar el ataque de un fanático de la guerra que viene siendo rechazado por la institución, Lord Grigon (Brad Garrett), gusano rechoncho que utiliza un exoesqueleto mecánico a lo Tropas del Espacio (Starship Troopers, 1959), la estupenda novela de Robert A. Heinlein.

 

A posteriori de una introducción prometedora de anclaje ochentoso todo deriva en paralelo primero en una comedia de sustitución en la Tierra, por cierto inspirada en La Invasión de los Usurpadores de Cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, 1956), opus de Don Siegel, y basada en un clon de Elio que OOOOO genera para que conviva con Olga, y segundo en una instancia de negociación política/ bélica destinada al desengaño símil aquellas de Viaje a las Estrellas (Star Trek, 1966-1969), la serie creada por Gene Roddenberry que asimismo desembocaría en una franquicia cinematográfica empezando con Viaje a las Estrellas: La Película (Star Trek: The Motion Picture, 1979), de Robert Wise, ahora de la mano de un Solís que luego de fracasar con Lord Grigon se topa de improviso con su vástago, Glordon (Remy Edgerly), al cual utiliza para extorsionar a su progenitor y lograr que abandone la idea de destruir el Comuniverso en tanto venganza por no ser bienvenido en este club, unas Naciones Unidas del cosmos. La faena es a la vez amena e intrascendente como si Pixar quisiese copiar la aventura pueril anodina de Disney y las ironías y la energía narrativa de Illumination o DreamWorks, desde ya sin terminar de soltar el trauma familiar estándar que en algún momento fue el horizonte principal de las creaciones de Pixar, en pantalla también reteniendo el humanismo marca registrada del estudio pero sin la novedad o el entusiasmo de antes porque fueron desapareciendo al vaciar de sentido la fórmula vía las redundancias.

 

Se puede aseverar que están bastante bien las citas a Once in a Lifetime (1980), de Talking Heads, y a la ciencia ficción amigable spielbergiana modelo Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (Close Encounters of the Third Kind, 1977) y E.T. el Extraterrestre (E.T. the Extra-Terrestrial, 1982), más una referencia socarrona durante el óbito del clon de Elio a la muerte del T-800 (Arnold Schwarzenegger) en Terminator 2: El Juicio Final (Terminator 2: Judgment Day, 1991), de James Cameron, sin embargo el último acto en su conjunto se siente muy lerdo y en esencia parece un refrito posmoderno automatizado de El Vuelo del Navegante (Flight of the Navigator, 1986), de Randal Kleiser, Los Expedientes Secretos X (The X-Files, 1993-2002), la serie de Chris Carter para Fox, y por supuesto Stranger Things (2016-2025), ese producto ultra insoportable de los hermanos Matt y Ross Duffer craneado para Netflix. Así como resulta atractivo el diseño del ecosistema etéreo/ surrealista de las razas alienígenas, claramente remitiendo a las obras animadas del japonés Hayao Miyazaki y el francés René Laloux, en este último caso esas extraordinarias El Planeta Salvaje (La Planète Sauvage, 1973), Los Amos del Tiempo (Les Maîtres du Temps, 1982) y Gandahar (1988), el trasfondo militar de la tía es innecesario y encima luego se intenta “tapar” con el antibelicismo y el discurso a favor de la diversidad del desenlace, parte de la esquizofrenia del Hollywood actual y su tendencia a la demagogia y la bobada para no ofender a nadie…

 

Elio (Estados Unidos, 2025)

Dirección: Madeline Sharafian, Domee Shi y Adrian Molina. Guión: Madeline Sharafian, Domee Shi, Adrian Molina, Mark Hammer, Julia Cho y Mike Jones. Elenco: Yonas Kibreab, Zoe Saldaña, Remy Edgerly, Brad Garrett, Shirley Henderson, Jameela Jamil, Brendan Hunt, Matthias Schweighöfer, Brandon Moon, Naomi Watanabe. Producción: Mary Alice Drumm. Duración: 99 minutos.

Puntaje: 5