21° BAFICI

Parte 7

Por Martín Chiavarino

Aniara (2018), de Pella Kågerman y Hugo Lilja:

COMPETENCIA OFICIAL INTERNACIONAL

Sarcófago espacial

Inspirados por el poema de ciencia ficción del escritor sueco Harry Martinson, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1974, los realizadores suecos Pella Kågerman y Hugo Lilja escribieron y dirigieron en conjunto Aniara (2018), un film de ciencia ficción melancólico y alegórico respecto de la necesidad de establecer un lazo entre la ciencia y la poesía para comprender la existencia humana. Una nave espacial, que transporta colonos desde una Tierra devastada por los estragos del capitalismo del saqueo y la rapiña a Marte, queda a la deriva expulsada del Sistema Solar tras sufrir un inesperado accidente que la deja sin combustible para retornar a su trayecto. A pesar del intento de calmar a los pasajeros por parte del Capitán la tensión crece ante la posibilidad cierta de vagar eternamente en una nave a la deriva construida para transportar y entretener a los pasajeros, no para servir de hogar de manera permanente. La única distracción resulta ser una especie de realidad virtual producto de los recuerdos de cada persona proyectada en la mente por un ente artificial conocido como Mime para ofrecer placer, paz y descanso durante el viaje, pero ante la ansiedad y el sufrimiento de las personas la entidad comienza a arrojar imágenes desoladoras que indican el cansancio y el sufrimiento de Mime producto de la creciente angustia de los pasajeros. La negación del Capitán de la nave a la posibilidad de apagar a Mime, ante la insistencia de la necesidad de descanso que argumenta la encargada, causa la muerte de la máquina, sin embargo la culpa recae en la encargada, que es degradada junto a una miembro de la tripulación que la defiende. Ambas construyen una familia en esta nave sarcófago que surca el espacio sin rumbo con una tripulación cada vez más desahuciada. Con una fuerte crítica a la hegemonía y a la manipulación, Aniara narra las estructuras que se forman en una nueva sociedad, la necesidad del poder de construir mecanismos para justificar, mantener y reproducir su influencia y sus cargos, las formas que toma la apropiación de los espacios, la dificultad de construir y mantener una comunidad que no se autodestruya, las esperanzas que se convierten en desasosiego, y el desmoronamiento de todo el entramado social ante la desesperación. Kågerman y Lilja adaptan con mucho respeto y admiración el extenso poema de Martinson, pero creando una obra propia sumamente cinematográfica, sobria, despojada y existencialista, que incluso parece influida por las ideas de Alejandro Jorodowsky en algunas escenas que remiten a The Holy Mountain (1973), uno de los films más importantes del realizador chileno. En Aniara la ciencia ficción se asemeja más al costado contemplativo y reflexivo de obras como Robotech (1985), con la que tiene muchos puntos en común, que a los films del género actuales, más centrados en los efectos especiales que en la construcción de personajes y situaciones y sus implicaciones psicológicas y sociológicas, muy presentes en esta propuesta. Aniara indaga así en la naturaleza humana para ofrecer un retrato bien crudo de las miserias y de aquellos que no pueden soportar la presión y la desesperanza, pero también explora el compromiso de ayudar, crear y transformar la realidad de individuos que se destacan en los momentos de mayor tensión y son reprimidos por el poder de turno y sus sistemas nefastos.

 

Koko-Di Koko-Da (2019), de Johannes Nyholm:

COMPETENCIA OFICIAL INTERNACIONAL

El eterno retorno de la fábula

Una pareja sueca se recupera a duras penas de una tragedia familiar, ocurrida unos años antes durante un aniversario, para emprender un viaje vacacional al bosque en el segundo largometraje del realizador sueco Johannes Nyholm. A pesar de las protestas de la mujer, el hombre decide acampar en un paraje lejos de la ruta en un film donde las metáforas se confunden con las fábulas para convertirse en sueños perversos. Así comienza una pesadilla que nunca termina y solo recomienza una y otra vez para agregar crueldad a una propuesta en la que lo onírico se impone a la realidad y lo impensado ocurre y se repite hasta encontrar el corazón del eterno retorno. La música infantil de Olof Cornéer y Simon Ohlsson impone un clima de terror inesperado que funciona como un juego infantil que parece inofensivo pero termina cargado de violencia. En esta pesadilla indetenible la pareja descubrirá sus verdaderos sentimientos hacia el otro y lo que están dispuestos a hacer para sobrevivir en medio de la parálisis que genera lo desconocido que irrumpe desafiante. Tanto el montaje como la puesta en escena sombría son algunas de las claves de esta fábula terrorífica sobre los peligros de adentrarse en lo desconocido, especialmente en los bosques, lugares por antonomasia de las historias fantásticas y espeluznantes sobre crímenes inexplicables y asedios imprevistos. El realizador de El Gigante (Jätten, 2016) logra en su segundo largometraje generar una atmósfera opresiva que recubre a los protagonistas para paralizarlos y dejarlos librados a la perversión de una pandilla inexplicable que parece producto de una imaginación retorcida. Koko-Di Koko-Da (2019) es una escalofriante alegoría sobre la impotencia de la pérdida y las formas impensadas en que se combinan la mente, la fantasía, los sueños y la realidad para crear una trama y una explicación que permita lidiar con el desgarro que imprime la muerte y así explicar lo inexplicable del contacto con los seres queridos fallecidos.

 

Ray & Liz (2018), de Richard Billingham:

COMPETENCIA OFICIAL INTERNACIONAL

Desocupación y abandono

En su primera incursión cinematográfica en la ficción el reconocido artista visual y fotógrafo inglés Richard Billingham narra su infancia y la vida de sus padres, Ray & Liz, en tres episodios dando cuenta de la cruda vida en los suburbios y exhibiendo las miserias de su familia para ofrecer un lienzo tan cálido como crítico. Los recuerdos de su anciano padre encerrado en una pequeña habitación todo el día y tomando una cerveza artesanal sin gas en su rutina diaria interminable disparan las memorias sobre una infancia conflictiva, signada por el abandono y la irresponsabilidad paterna. Indagando en su mirada de la niñez, el realizador logra ofrecer una visión ejemplar de su infancia lumpen en la ciudad de Birmingham en las décadas del ochenta y noventa con un padre desocupado de personalidad dócil y una madre ama de casa desapegada de sus hijos y severa en el trato. En escenas muy logradas, Ray & Liz (2018) narra la vida de una pareja que vive a duras penas de los magros subsidios del estado por sus hijos sin percatarse de los peligros que corren, al dejar por ejemplo al más pequeño con un pariente irresponsable o al dejarlo salir sin saber adónde va o cuándo va a volver, ni preocuparse por ello en lo más mínimo. El film incurre así en situaciones tragicómicas cotidianas que van desde la broma inocente hasta el ridículo para llegar finalmente a la nefasta irresponsabilidad que pone en peligro la vida de los hijos, especialmente la del más pequeño en un retrato donde las penurias económicas se funden con los estados emocionales en la quietud que propone la desocupación y la pérdida de los ejes que marcaban la estabilidad social. Con excelentes actuaciones y un enfoque fotográfico disruptivo que busca exponer las variables que se ponen en juego en una situación límite y la falta de equilibrio de una familia disfuncional, el director de fotografía Daniel Landis, responsable de la fotografía de Under the Skin (2013), el espeluznante largometraje de ciencia ficción de Jonathan Glazer, consigue tomas que trabajan sobre la desnaturalización de los acontecimientos a partir de su descomposición. Billingham consigue crear así un film tan íntimo y entrañable como indignante, descubriendo sus propios traumas para ofrecer una imagen humana descarnada de unos padres sumidos en sus miserias e incapaces de hacerse cargo de sus hijos o de salir de su condición de exclusión en el marco de los profundos cambios neoliberales introducidos en esa época por los gobiernos conservadores ingleses que lanzaron a muchas familias hacia el abismo.