Conocido y aclamado por su tercera novela, Stone Junction (1990), Jim Dodge ha sido un misterio, un buscavidas, un verdadero producto social de la efervescencia de la década del sesenta. Novelista, poeta, apostador profesional, pastor de ovejas, leñador, recolector de manzanas, docente y restaurador ambiental, en fin, una vida bohemia de trotamundos hasta su asentamiento en California con el cargo de Director de Escritura Creativa en la Universidad de Humboldt en 1995 con tres novelas a cuestas, varios ensayos sobre ecología y bioregionalismo, su gran pasión, y un sinnúmero de poemas desperdigados en publicaciones varias.
Considerado un autor de culto en Estados Unidos a partir de Stone Junction (1990), su tercera y última novela que cautivó a Thomas Pynchon, quien no escatimó elogios para su colega, Dodge fue hasta muy poco práctica y desafortunadamente un desconocido en lengua castellana, situación subsanada en los últimos quince años con la publicación de sus tres novelas por editoriales independientes en España. De sus poemas aún menos tenían noticias. Afortunadamente el prólogo del crítico literario y novelista español Antonio Jiménez Morato a la segunda edición en castellano de No se Desvanece (Not Fade Away, 1987), la segunda novela de Dodge, editada en español treinta años después de la primera edición en ingles en Estados Unidos, alertó a los lectores que disfrutaban de la prosa íntima de Dodge de la existencia de una compilación de poemas y prosa breve editada en inglés en 2002 con el título de Rain on the River, traducido finalmente en 2017 por Antonio Rómar y Pablo Mazo Agüero como Lluvia sobre el Río para la editorial Salto de Página.
Al igual que en sus novelas, en la poesía y en la prosa breve de Jim Dodge hay una apremiante visceralidad envuelta en oraciones rústicas, lejanas de una búsqueda de perfección, pero sí de una verdad espiritual que mira hacia la naturaleza para adentrarse en lo sagrado y de una belleza inusual que se posa en lo esencial de la vida. Las concatenaciones musicales de Dodge van desde las delicadas reminiscencias románticas de Paul Valery a la visceralidad de la mordaz audacia literaria de Allen Ginsberg y Jack Kerouac, pasando por los comentarios cáusticos del estilo de Kurt Vonnegut y la mirada naturalista de aquel que se conoce profundamente deudor de Henry David Thoreau y Jack London, el humanismo de Walt Whitman y las ideas individualistas de Ralph Waldo Emerson, figuras que germinan como precursoras de la literatura y la visión del mundo de Jim Dodge.
En estas páginas Dodge recupera la esencia de la poesía y la literatura como forma de vida, no como razón o medio para lograr algo más, sino como necesidad de ser y existir, regresando a lo básico, la vida y las experiencias. Mientras que las novelas son para Dodge un hobby la poesía es para él una pasión, las palabras surgen como una oda hacia aquello que ama a partir de una precisión que discierne los detalles, esos que escapan a la mirada desatenta, en una incesante contemplación paciente de los caminos que recorremos para crear las experiencias únicas que nos definen.
Jim Dodge se convierte aquí en crítico social para preguntarse y preguntarnos las motivaciones centrales de nuestra cultura, por qué el conocimiento de cuestiones específicas ha reemplazado a la sabiduría general en nuestra sociedad de la división del trabajo o por qué ya nadie realmente baila, nadie se libera en una danza en la que se pierde la conciencia, tan solo imita movimientos predecibles y estandarizados, o por qué intentamos encajar en una sociedad como ladrillos en una pared en lugar de crear individualidades, a dónde nos lleva este camino y por qué nos alejamos del río en una autodestrucción programada, ofreciendo en todo momento un camino distinto, alejado de la vertiginosidad de la ciudad, donde el recogimiento para adentrarse en uno mismo a partir de la contemplación de lo vital es una posibilidad para reencontrarnos lejos de la neurosis urbana.
El río es de hecho el lugar en que transcurren o al que descienden muchos de los poemas y la prosa de Jim Dodge, un lugar que representa la vida, ese espacio en el que yacemos y esperamos por el sustento mientras disfrutamos del sonido del agua que fluye, los pájaros y el viento, el único lugar en el que realmente vivimos y sentimos nuestros huesos. En las palabras de Dodge hay una búsqueda de un hogar, una huida de lo que nos aleja del cobijo, un anhelo y un apetito de vida salvaje que se adentra en los ciclos de la vida natural, en una búsqueda de sabiduría incansable para emprender el camino de la vida.
Dodge cita aquí a autores como el filósofo y escritor francés Georges Bataille, al físico alemán Albert Eistein, al filósofo canadiense Marshall McLuhan, conocido por sus reflexiones sobre los medios, y al autor de Alguien Voló sobre el Nido del Cucú (One Flew over the Cuckoos’s Nest, 1962), Ken Kesey, para alentar al lector a leer con el cuerpo, a entender que es el cuerpo el que comprende la belleza y que la memoria de cada cosa reside no en nuestro cerebro sino en nuestros huesos. También hay homenajes a Hoja de Hierba (Leaves of Grass, 1855), la obra magna del poeta norteamericano Walt Whitman, hay palabras dedicadas a su esposa, recuerdos de su amor que pervive en el tiempo, de amigos, anécdotas de la contracultura, de los enfrentamientos con la policía en las protestas de las décadas del sesenta y setenta, de los achaques de la vejez, de la decadencia corporal, avistamientos de platos voladores y reminiscencias de sequias en una celebración de la cada átomo de la creación y de la vida.
Lluvia sobre el Río, la compilación de la poesía y la prosa breve de Jim Dodge, fue publicada por la editorial española Salto de Página en su colección de poesía con una traducción de Antonio Rómar, poeta y docente de Literatura Creativa como Dodge, y Pablo Mazo Agüero, periodista, investigador y editor de Salto de Página, y contiene una introducción a modo de presentación sobre Dodge y su vital estilo literario que celebra todo aquello que es esencial para la existencia en un libro imprescindible de uno de los escritores de culto más importantes del panorama literario de la costa oeste de Estados Unidos.
Lluvia sobre el Río, de Jim Dodge, Salto de Página, 2017.