17° Festival de Cine Alemán

Primera Parte

Por Martín Chiavarino

El Veredicto (Terror: Ihr Urteil, 2016), de Lars Kraume

 

Estado de derecho y estado de excepción

 

El film de Lars Kraume basado en la obra del dramaturgo alemán Ferdinand von Schirach se plantea como una suerte de cine interactivo que invita y promueve el debate incluso durante el transcurso de la obra a partir de cuestiones éticas y jurídicas sobre un juicio a un piloto de combate que derriba un avión de pasajeros secuestrado por un grupo terrorista.

 

Convirtiendo al espectador del film en jurado que debe votar por la inocencia o la culpabilidad del piloto Lars Koch, El Veredicto (Terror: Ihr Urteil, 2016) plantea la situación a través de los argumentos de la fiscal interpretada por Martina Gedeck y el abogado defensor encarnado por Lars Eidinger, quienes exponen los pormenores del caso a la vez que interrogan a los dos declarantes, el controlador de los vuelos de la Fuerza Aérea Alemana o Duty Manager (Rainer Bock) y la esposa de una las victimas fallecidas (Jördis Triebel).

 

A través de las declaraciones del piloto y del Duty Manager el relato da cuenta de los pormenores de un debate previamente zanjado entre los militares sobre el valor de la vida, la dignidad humana y las apreciaciones jurídicas del ámbito castrense sobre los ataques terroristas y su rol ante la amenaza que son significativos sobre la construcción del rol y la idiosincrasia castrense en occidente. El relato de la esposa agrega una aproximación más humanista a la cuestión.

 

El Veredicto narra la situación para, de a poco y a través de las declaraciones y los alegatos, principalmente de la fiscal, agregar cuestiones de gran importancia que incriminan como absuelven al acusado de los diversos argumentos a favor y en contra de su accionar. Si el abogado de la defensa se centra en el argumento del mal menor, dado que el avión que viajaba de Berlín a Múnich había trazado un curso que parecía dirigirse sobre el estadio de futbol donde setenta mil personas estaban presenciando el partido entre los seleccionados de Alemania e Inglaterra, la fiscal propone una tesis de carácter más jurídico, histórico, ético y hasta filosófico respecto del derribamiento del avión como medida preventiva para evitar el posible atentado contra el campo deportivo.

 

Lo más interesante del film es la contraposición entre la resolución de la corte suprema respecto de esta misma situación y las contradicciones que las mismas generan en el sentido común. Esto se acrecienta si se tiene en cuenta las intenciones intervencionistas de los militares y sus defensores en la lucha contra el terrorismo. A nivel filosófico, más que el citado Immanuel Kant, el trabajo de Michel Foucault primero y Giorgio Agamben y Roberto Espósito después, entre los más destacados, sobre el concepto de biopolítica, o sea, la regulación política de la vida en su sentido biológico y sus consecuencias en la sociedad, es la noción clave a través de la cual los alegatos se vuelven ejes de un debate sobre la concepción de la vida y su estatuto en el nuevo sentido del mundo.

 

El Veredicto es así es una obra que abre un debate tan peligroso como enriquecedor respecto de una cuestión compleja que genera temor y demanda una toma de posición que en realidad es una trampa que implica la manipulación a través de terror que los civiles sufren tanto de los fanáticos religiosos como de los militares belicosos que deberían defenderlos, pero en realidad representan la misma amenaza con sus planteos de estado de excepción que anulan las leyes y las constituciones en acciones que demuestran una falta de respeto al estado de derecho y el republicanismo, bases de la democracia que nos diferencia de los terroristas que dicen pretender querer combatir.

 

Bienvenido a la Casa de los Hartmann (Willkommen bei den Hartmanns, 2016), de Simon Verhoeven

 

Un nuevo comienzo

 

El quinto film del realizador alemán Simon Verhoeven (Friend Request, 2016) es una comedia dramática que se centra en la tragedia de un refugiado africano en la ciudad de Múnich en Alemania que ha solicitado asilo para escapar de las guerras políticas y religiosas de su país y su relación con la familia que lo recibe con el fin de analizar la realidad alemana a través de la cuestión de los refugiados.

 

Angelika (Senta Berger) y Richard Hartmann (Heiner Lauterbach) son dos abuelos que viven peleando todo el día en su magnífica y espaciosa casa en Múnich producto del trabajo de Richard como cirujano artroscópico. Mientras que la mujer ignorada por su marido busca cariño en su simpática mascota, un gato y acude al centro que aloja a los refugiados que huyen de la guerra para ayudar y donar ropa, Richard despotrica en la clínica que dirige contra los residentes, con su familia en el hogar y con todo aquel que se le cruce por el camino a la vez que acude a la clínica de cirugía estética de su amigo Sascha (Uwe Ochsenknecht) para sentirse mejor con su aspecto físico como sucedáneo y reacción contra las manifestaciones físicas y psicológicas de su envejecimiento. Mientras tanto Diallo Makabouri (Eric Kabongo), un refugiado nigeriano tiene la esperanza de ser aceptado como ciudadano alemán y acude a una entrevista con la anciana pareja alemana que decide adoptar uno para ayudar a su integración en la sociedad germana y llenar el hueco entre ellos a través de una acción benéfica.

 

A su vez, la hija de la pareja, Sophie (Palina Rojinski), una estudiante crónica que no puede decidir que va a hacer con su vida y tampoco puede sacarse de encima a un taxista que la acosa y el hijo Philipp (Florian David Fitz), un abogado corporativo recientemente divorciado que no le presta atención a su hijo Basti, que filma videos y compone canciones de Hip Hop  de temática Gánster Rap con sus amigos de la escuela, regresan al hogar para pasar un fin de semana y entablan amistad con el divertido y melancólico refugiado.

 

Bienvenido a la Casa de los Hartmann (Willkommen bei den Hartmanns, 2016) es un film que narra todas estas historias al mismo tiempo, así como la de otros personajes secundarios construyendo un caleidoscopio de idiosincrasias y caracteres respecto de la encrucijada de los ciudadanos alemanas alrededor de la inmigración reciente y la tensa relación planteada con los refugiados africanos y asiáticos que deambulan por Europa.

 

Con un divertido guión, ideológicamente inocente y simplista, pero ameno y de orientación progresista, el film pone de manifiesto la falta de políticas inclusivas poniendo el eje en el rol del voluntariado y en la necesidad de crear conciencia respecto de la importancia de la acciones individuales y colectivas para ayudar a los inmigrantes que en su mayoría escapan de situaciones traumáticas no exentas de violencia y masacres.

 

El último film del realizador Simon Verhoeven es así un manifiesto en favor de la multiculturalidad, el reconocimiento de la diversidad como enriquecimiento cultural y social y funciona como una propuesta de acción individual para mejorar la inclusión de los inmigrantes refugiados en la sociedad alemana en una época conflictiva de alienación y anulación de la memoria y la experiencia mientras las fuerzas reaccionarias se posicionan en todo el mundo como una alternativa válida ante la inacción de los partidos liberales, conservadores y sus aliados variopintos.