The Velvet Underground

Réquiem para las fiestas futuras

Por Martín Chiavarino

Después de la extraordinaria pesquisa sobre la contaminación de las empresas químicas realizada en Dark Waters (2019), el realizador estadounidense Todd Haynes explora el formato documental con una sorprendente propuesta que combina el relato lineal con la experimentación formal en un film para los fanáticos que buscan redescubrir la historia de una de las mejores bandas de rock de todos los tiempos, The Velvet Underground.

 

Para dar cuenta del derrotero del grupo conformado por Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker, Haynes yuxtapone imágenes y entrevistas sobre la explosión juvenil de los años sesenta y los cambios culturales que se venían gestando durante la década del cincuenta y que culminaron en el estallido del rock & roll. The Velvet Underground (2021) narra el contexto que permite la formación de la banda, la aparición de la contracultura y unos valores fundados en la experimentación y concentrados en los márgenes de la ciudad de Nueva York.

 

Para indagar en las contradicciones del mundo en el que surge The Velvet Underground, en la primera escena vemos a un esmirriado y joven John Cale, recién llegado a la Gran Manzana, que aparece en un popular programa de televisión tras participar en un concierto minimalista de dieciocho horas de duración alrededor de una obra del compositor francés Erik Satie, Vexations. Allí podemos observar a un músico de formación clásica, atravesado por las ideas musicales de John Cage aprehendidas en el Colegio Goldsmith, de la Universidad de Londres, ante una sociedad conservadora que se ríe de sus ambiciones. Haynes comienza así a narrar un contexto y a construir las bases sobre las que se formará The Velvet Underground, una de las pocas bandas clásicas que aún hoy mantiene su vigencia.

 

Si bien The Velvet Underground fue una agrupación disruptiva a nivel musical, introduciendo por primera vez las disonancias y elementos de la música experimental que Cage y La Monte Young venían trabajando por fuera de la cultura del rock, y sus letras oscuras deudoras de la literatura maldita marcaron un antes y un después, la banda liderada por Lou Reed cobró resonancia por el apadrinamiento del reconocido pintor y artista pop Andy Warhol. El descubrimiento del colectivo apuntaló su idea de crear un espectáculo multimedia en una discoteca que incluya música en vivo y proyecciones de sus films independientes. Así es cómo surge Exploding Plastic Inevitable, un evento multimedia organizado por el equipo de trabajo de Warhol, The Factory, grupo en el que participaban desde el multifacético artista Gerard Malanga hasta la actriz y pintora figurativa Mary Woronov, en un happening que incluía performances de la banda de Reed y Cale junto a la cantante Nico (Christa Päffgen), bailes y proyecciones de los films de Warhol y su troupe.

 

Haynes juega aquí con el dispositivo de pantalla dividida, e incluso de pantallas múltiples, para ejemplificar el caos. En las pantallas divididas el responsable de Carol (2015) echa mano de primeros planos de los integrantes de la banda o de algunos de los protagonistas de las performances, como Woronov, para contrastar con la voz de los personajes, muchas veces en entrevistas realizadas recientemente como la del fallecido director de vanguardia y padrino de la contracultura norteamericana en el cine Jonas Mekas o esa otra al líder de la banda The Modern Lovers, Jonathan Richman, poderosamente influenciado por el influjo de la música y el espíritu vanguardista de las composiciones de The Velvet Underground.

 

En materia de la contextualización, el documental sigue dos frentes que componen los dos pilares de la banda. Por un lado, el derrotero musical de Lou Reed con la influencia del rockabilly, el desarrollo de una personalidad antagonista, rebelde y lúgubre por la represión de sus impulsos homosexuales y la necesidad de ponerles voz y comunicar el dolor, y por el otro, la formación más clásica de John Cale, atravesado por la experimentación armónica de La Monte Young, el heredero conceptual de Cage, hasta que ambos caminos se unen y confluyen en la formación de The Velvet Underground en una de las grandes sociedades del rock, a la que se sumarán el guitarrista Sterling Morrison, la baterista Maureen Tucker y la cantante Nico, quienes también tendrán pasajes que repasarán su aporte al espíritu y la música del grupo.

 

A través de varias entrevistas con protagonistas de los acontecimientos narrados, Haynes reconstruye la formación de la oscura mirada de Reed, una visión subversiva de la vida que lo llevará a componer canciones como Venus in Furs basada en la novela homónima de 1870 del escritor austríaco Leopold von Sacher-Masoch, todo un icono para los jóvenes protagonistas. Su amistad con el poeta Delmore Schwartz y su fascinación por la obra de los poetas malditos, como Arthur Rimbaud y Charles Baudelaire, y la literatura beatnik, desde Allen Ginsberg hasta William Burroughs, llevan a las letras de Reed por el camino del lirismo apesadumbrado, combustible y base de todas las canciones por las que será recordado. En Cale encontrará un socio musical para sus intenciones con el que logrará una comunión que se romperá tras el lanzamiento del segundo disco de la banda, White Light/White Heat (1968), cuando ambos intenten llevar a la agrupación por distintos caminos musicales ante un estancamiento y un hastío evidentes. La llegada de Nico, apadrinada por Warhol, impondrá una nueva dinámica a la que Cale se adaptará mejor que Reed, etapa que terminará después del lanzamiento del primer disco de 1967, una verdadera obra maestra, que dará paso a la separación de Warhol y al despido intempestivo de Cale por parte de un Reed irascible al que no le costaba disentir con sus colegas porque tenía muy en claro su visión.

 

El recorrido que la banda realiza hacia la improvisación y el noise incluye la mirada de los protagonistas sobre las diferencias entre la contracultura neoyorkina del East Village y el hipismo de la Costa Oeste, dos mareas que crecían en medio del conservadurismo exasperante que reinaba en Estados Unidos. La palabra de los entrevistados y los protagonistas deja en claro el rol de Warhol en la promoción de la banda pero también el acotamiento que The Velvet Underground sentía en el entramado artístico que Warhol montaba en su especie de discoteca multimedia, constricción sobre la que surgió el mejor disco del colectivo, sus mejores conciertos y la mejor etapa creativa a rasgos generales, aunque impidiéndole crecer en aquel estado de ebullición constante.

 

The Velvet Underground es un documental que juega y dialoga con el espectador, ofreciéndole una experiencia de la contracultura, inyectándolo en la segunda mitad de la década del sesenta para sumergirlo en la tensión entre la pretensión de Lou Reed y John Cale de llevar la música hacia el frente de la performance, con la lógica de las bandas de rock, y la intensión de Andy Warhol de crear un evento único e irrepetible, una experiencia artística completa.

 

Haynes entiende que no tiene sentido hablar con una persona a la que no le interese investigar, que no comprenda al cine y al arte en general como una forma de adentrarse e indagar en algo, ya sea una banda, una canción, una pintura o un movimiento artístico. Por ello el film cuenta con guiños y un juego con la imagen que llama a ver el documental varias veces, a prestar atención a lo visual, las palabras y la música, dejándose llevar por las decisiones del director para después ponerse a investigar y rever todo una vez más para entender mejor y disfrutar más. Esta cuestión se percibe muy bien cuando La Monte Young explica su búsqueda musical mientras la imagen de un cuatro del pintor abstracto Mark Rothko aparece en escena para ejemplificar tanto la propuesta del músico vanguardista como el espíritu de la época, la necesidad de introducir la novedad y de romper con lo dado a partir de una transformación espiritual y material de la percepción.

 

En The Velvet Underground la imagen y el sonido se funden, la vanguardia en cine y en música se complementan, las canciones le dan sentido a la imagen, a la historia de la banda que los entrevistados narran. El presente y el pasado se desdoblan al igual que la imagen siguiendo lo que los individuos relatan pero también hay un diálogo constante con el presente, con la sensación que esta revisión del pasado genera en los entrevistados.

 

Escenas de la vida cotidiana del grupo se mezclan aquí con archivos de las presentaciones, entrevistas pasadas, improvisaciones en vivo y escenas de la creación de la portada pop del primer disco, aquella banana legendaria en amarillo y negro sobre un fondo blanco. Los fanáticos de la banda encontrarán la voz de Lou Reed y John Cale narrando su visión del despido de Andy Warhol y la desazón de Cale ante su alejamiento, en medio de imágenes vertiginosas, pantallas que se multiplican y fascinantes presentaciones en vivo de gran calidad de imagen y sonido que dan la sensación de compartir escenario con Reed, Cale, Nico, Morrison y Tucker o formar parte de los entretelones de The Velvet Underground (1969), tercer disco de impronta soft rock, y Loaded (1970), clásico del proto punk y el rock clásico que fue la última placa con Reed, de hecho anticipando muchos de sus latiguillos como compositor solista.

 

The Velvet Underground es un documental tan vertiginoso como melancólico que transporta al espectador a una época y un lugar únicos para experimentar esta conjunción de estrellas que creó uno de los mejores colectivos y uno de los mejores álbumes de la historia del rock bajo la égida de Andy Warhol, a su vez uno de los grandes artistas de la segunda mitad del Siglo XX. Cada personaje dimensiona en el presente con alegría y nostalgia el extraordinario viaje del que fue parte, resaltando el rol clave de Warhol en el crecimiento y el desarrollo de una banda que brilló fugazmente para apagarse de golpe y permitir que cada artista siga su camino con el objetivo de explorar nuevas formas mutables y crear canciones y discos que aún hoy nos fascinan.

 

The Velvet Underground (Estados Unidos, 2021)

Dirección y Guión: Todd Haynes. Elenco: Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison, Maureen Tucker, Doug Yule, Mary Woronov, Jackson Browne, Jonathan Richman, Amy Taubin, La Monte Young. Producción: Todd Haynes, Carolyn Hepburn, Julie Goldman, Christopher Clements, David Blackman y Christine Vachon. Duración: 121 minutos.