La década del 80 en términos cinematográficos fue una fase transitoria entre el Hollywood para adultos de antaño y el que sobrevino desde aquellos años en adelante -sobre todo a partir de los 90- orientado directamente a retrasados mentales, por ello muchas veces el público hoy veterano tiende a recordar con cariño esta etapa símil “solución negociada” entre las narraciones clasicistas y el interés ya maniático por dejar contentos a todos los sectores demográficos, con las familias en su conjunto ocupando un lugar central. El Rey Midas indiscutible del período, ese que todo -o casi todo- lo que tocaba se convertía en oro, fue Steven Spielberg, director que por aquellos años empezó a producir a través de Amblin Entertainment una serie muy exitosa de películas familieras que incluye a Los Goonies (The Goonies, 1985), de Richard Donner, Volver al Futuro (Back to the Future, 1985), de Robert Zemeckis, Un Cuento Americano (An American Tail, 1986), de Don Bluth, Pie Grande y los Hendersons (Harry and the Hendersons, 1987), opus de William Dear, Viaje Insólito (Innerspace, 1987), de Joe Dante, Milagro en la Calle 8 (Batteries not Included, 1987), de Matthew Robbins, ¿Quién Engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit, 1988), de Zemeckis, y Pie Pequeño en Busca del Valle Encantado (The Land Before Time, 1988), también de Bluth. Como siempre suele ocurrir, una cosa es la memoria comunal y otra la realidad ya que el mismo Spielberg de esos tanques aptos para todo público fue también el responsable de un popurrí de obras mucho más oscuras que va desde Poltergeist (1982), de Tobe Hooper, y Gremlins (1984), de Dante, hasta Aracnofobia (Arachnophobia, 1990), de Frank Marshall, y Cabo de Miedo (Cape Fear, 1991), de Martin Scorsese, ejemplos del costado más bien tenebroso del señor que por aquellos años no usufructuaba del todo por cuestiones de conservadurismo hollywoodense y el hecho de “cuidar la marca” asociada a su apellido y sus realizaciones, justo antes de que se volcase con todo al cine para adultos.
En el período hubo parodias o anomalías que apostataron no sólo del Spielberg productor o artífice de tanques como Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (Close Encounters of the Third Kind, 1977), Los Cazadores del Arca Perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981) y E.T., el Extraterrestre (E.T., the Extra-Terrestrial, 1982), sino asimismo del sentir hipócrita de la época y específicamente de las comedias bobaliconas adolescentes, pensemos por ejemplo en las fallidas El Hermano de Otro Planeta (The Brother from Another Planet, 1984), de John Sayles, e Imbéciles del Espacio Exterior (Morons from Outer Space, 1985), de Mike Hodges, dos sátiras de la ciencia ficción ultra familiera de entonces, en Cita con el Peligro (Three O’Clock High, 1987), de Phil Joanou, y Escuela de Jóvenes Asesinos (Heathers, 1988), de Michael Lehmann, arremetidas nada disimuladas -y bastante eficaces- contra la melancolía púber modelo John Hughes, y en las disfrutables Juegos de Terror (The New Kids, 1985), de Sean S. Cunningham, y Fortaleza (Fortress, 1985), de Arch Nicholson, dos típicos ejemplos de la época de negación de Los Goonies, E.T., el Extraterrestre o Cuenta Conmigo (Stand by Me, 1986), de Rob Reiner, en materia de ese sentimentalismo ingenuo del mainstream que aquí es metamorfoseado hacia un recurso tan antiguo como el horror como género, léase el latiguillo “nenes, adolescentes y adultos tranquilitos que mutan en homicidas despiadados cuando los empujan hacia dichas comarcas anímicas”. Fortaleza en especial constituye un caso muy interesante porque a diferencia de Juegos de Terror, ésta un thriller norteamericano de enfrentamiento y venganza, el film de Nicholson forma parte del ozploitation o cine de explotación australiano de los años 70 y 80, una mini industria mucho más libre -fundamentalmente por su quid marginal dentro del enclave anglosajón- que solía entregar productos extremadamente variados dentro de los parámetros del cine de género más estrambótico e imprevisible, claro ataque contra el puritanismo de Hollywood.
La película, financiada por HBO y estrenada en salas en Australia y en televisión por cable en yanquilandia, está basada en un caso verídico que a su vez había sido inspirado por la secuencia del secuestro del ómnibus de Harry, el Sucio (Dirty Harry, 1971), de Don Siegel, nos referimos al rapto en 1972 de una docente y de seis alumnas de una escuela rural en Faraday, Australia, por parte de dos criminales un tanto inútiles que pidieron un millón de dólares australianos de rescate pero terminaron siendo arrestados luego de que los cautivos lograran escapar, en sí el disparador de la novela homónima de 1980 de Gabrielle Lord que sirvió de base para el guión del inconmensurable Everett De Roche, el principal libretista de este ozploitation capaz de llegar a las pantallas de Estados Unidos y desde allí al resto del globo. La faena es muy pero muy simple y empieza como thriller de captura de infantes, de repente se transforma en drama bucólico de supervivencia y termina como una fábula de terror y salvajismo generalizado en sintonía con El Señor de las Moscas (Lord of the Flies, 1954), novela de William Golding adaptada al cine por el genial Peter Brook en 1963: Sally Jones (Rachel Ward) es una linda y firme maestra de un colegio en medio de la nada que es secuestrada junto con sus alumnos, todos de distintas edades y de ambos sexos, por unos cuatro malhechores con máscaras irónicas, el jefe Santa Claus (Peter Hehir) y tres secuaces, El Gato (David Bradshaw), El Ratón (Roger Stephen) y El Pato (Vernon Wells), así las cosas los delincuentes llevan a los chicos y la docente a una caverna para pedir tranquilos el rescate sin saber que la mujer, siempre ayudada por los dos varones más grandes, Sid (Sean Garlick) y Derek (Robin Mason), pronto encuentra una salida subacuática y todos llegan a una casa cercana, donde se topan con los secuestradores y son testigos del asesinato de un matrimonio, los O’Brien (Laurie Moran y Elaine Cusick), sin embargo nuevamente logran escapar y se preparan para una lucha encarnizada final con trampas en lo alto de un monte.
Con un soundtrack de Danny Beckermann hiper ochentoso por lo berreta y exagerado y ese carisma a toda prueba de la omnipresente Rachel Ward, una modelo británica que saltó a la actuación y por entonces estaba en lo mejor de su trayectoria gracias a Escuela Nocturna (Night School, 1981), de Ken Hughes, La Brigada de Sharky (Sharky’s Machine, 1981), de y con Burt Reynolds, Cliente Muerto no Paga (Dead Men Don’t Wear Plaid, 1982), de Carl Reiner, El Terror Final (The Final Terror, 1983), de Andrew Davis, El Poder y la Pasión (Against All Odds, 1984), de Taylor Hackford, Cómo Triunfar en Publicidad (How to Get Ahead in Advertising, 1989), de Bruce Robinson, y Hasta la Noche, mi Amor (After Dark, My Sweet, 1990), de James Foley, Fortaleza es una película microscópica que resulta muy exitosa en lo suyo por un lado porque sabe exprimir la premisa principal, eso de villanos caricaturescos con muchas ganas de violar a Sally y a una púber tetona, Narelle (Rebecca Rigg), versus el viejo adagio de “la unión hace la fuerza”, y por el otro lado debido a que combina sagazmente la perspectiva constante del grupo -no tenemos escenas que retraten el derrotero de los criminales en soledad- y una dinámica realista entre los chicos, casi todos revoltosos y bromistas pero sensatos cuando la situación lo amerita, y la maestra de Ward, una mujer que inspira respeto aunque puede quebrarse frente a la brutalidad del rapto y sus consecuencias. El guión de De Roche, un colaborador histórico de Richard Franklin, Colin Eggleston, Simon Wincer y Russell Mulcahy, entre otros, se acopla a la perfección con el ascetismo expresivo de TV de Nicholson, precisamente un profesional televisivo que tuvo una mínima carrera en cine en la que sólo se destacan Cocodrilo (Dark Age, 1987), un clásico del horror de reptil antropófago, y Fortaleza, odisea de resistencia contra un embate violento cuyo epílogo incluso coquetea con la psicopatía ya que Jones y los niños expulsan a dos policías que en esencia buscan el corazón “extraviado” de un mutilado Santa Claus…
Fortaleza (Fortress, Australia/ Estados Unidos, 1985)
Dirección: Arch Nicholson. Guión: Everett De Roche. Elenco: Rachel Ward, Sean Garlick, Robin Mason, Rebecca Rigg, Peter Hehir, Vernon Wells, David Bradshaw, Roger Stephen, Marc Aden Gray, Asher Keddie. Producción: Raymond Menmuir. Duración: 89 minutos.