Lo que para algunos era un sueño inalcanzable la tarde del 10 de diciembre de 2022 se hizo realidad, al menos durante una hora. Puntualmente, como todos los artistas del festival, Stephin Merritt y su fiel tropa de músicos que componen The Magnetic Fields, una de las bandas más eclécticas de la escena independiente de la música contemporánea, se presentaron en el Club Ciudad de Buenos Aires amparados en el festival indie Music Wins, organizado por la productora Indie Folks, que regresaba tras seis años de ostracismo.
Tras presentarse en Santiago de Chile y Montevideo días atrás, ni Merritt ni ninguno de los integrantes de la banda podía creer lo que ocurría, una enorme cantidad de público de un festival masivo aglomerada para disfrutar una de las mejores bandas de la escena rockera actual, iniciada como un dúo con Claudia Gonson, amiga del colegio de Merritt a principios de los años noventa. A diferencia de la mayoría de los grupos de rock, Merritt tiene una visión muy particular de cada canción como una pequeña poesía, al igual que lo hacía en su momento el líder de Joy Division, Ian Curtis, una pieza de relojería breve que involucra métricas líricas para las canciones, ideas existencialistas, depresivas e incisivas sobre el amor, con temáticas de relaciones que no distinguen entre la heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad, obras de arreglos simples, algunas veces dirigidas por los sintetizadores, con complejas paredes de sonido, otras acústicas y despojadas, combinadas en los discos con gracia y soltura.
Las letras de The Magnetic Fields reflejan el ateísmo de Merritt, su veganismo, su homosexualidad, su hiperacusia y la depresión que lo acompañó a lo largo de su vida, características que se combinan con su alegría de vivir y de componer en un ser prolífico y contradictorio, un cantautor brillante y único que se animó a sacar un disco triple y otro quíntuple sobre sus memorias, 50 Song Memoir (2017), obras maestras plagadas de canciones memorables, hermosas, repletas de amor, desamor, depresión, diversión, erotismo, vivencias y una belleza inusual en el rock que inspira y arropa el corazón.
Con muy pocas interrupciones para presentar algunos temas y agradecer al público, Merritt interpretó junto a sus colegas, Sam Davol en el centro con su llamativo violonchelo eléctrico, Anthony Kaczynski en guitarra, Shirley Simms en voces, guitarra y ukulele, y el tecladista Chris Ewen, veinte temas que recorrieron toda la carrera de The Magnetic Fields, centrándose en su último disco, Quickies (2020), y en el emblemático álbum triple -el más exitoso y conocido de la banda- editado por Merge Records, 69 Love Songs (1999), ambicioso proyecto conceptual sobre el amor, la sexualidad y los clichés del rubro a través de sesenta y nueve canciones románticas que responden a diferentes géneros musicales.
El concierto comenzó con Castles of America, la apertura del último álbum de la banda, un tema muy corto típico de Quickies de composiciones breves con un promedio de un minuto que dio el puntapié inicial para que The Magnetic Fields comience a desplegar las depresivas y memorables canciones de desamor que los caracterizan como I Don’t Believe in the Sun, excusa para que la voz grave y profunda de Merritt marque el ritmo de una noche inolvidable. A continuación la banda tocó Love Goes Home to Paris in the Spring, una hermosa balada lanzada en un EP muy poco conocido, The House of Tomorrow (1992). En este maravilloso recorrido The Magnetic Fields se adentró en otro bello tema de esa época, Born on a Train, de The Charm of the Highway Strip (1994), al que siguió uno de los grandes éxitos de 69 Love Songs, un tema amado por el público de la banda, Come Back from San Francisco, canción cantada por Shirley Simms, a la que siguió uno de los primeros éxitos de la agrupación, Desert Island, del álbum Holiday (1994).
A esta altura la emoción del público, que tanto había esperado este momento, era inmensa y el clima de fiesta muy emotivo, cuando la banda interpretó Andrew in Drag, uno de los mejores temas de Love at the Bottom of the Sea (2012), para regresar luego a Quickies con The Day the Politicians Died, sobre el odio generalizado de todo el mundo hacia los políticos, y (I Want to Join a) Biker Gang, a la que le siguieron Driver on, Driver, uno de los pasajes más noise de la banda, de Distortion (2008), y The Biggest Tits in History, otro capítulo de Quickies, ambos temas cantados por Simms. A continuación Merritt introdujo Smoke and Mirrors, un tema de reminiscencias góticas de Get Lost (1995) para luego desatar la algarabía con All My Little Words, una de las mejores composiciones de The Magnetic Fields, de 69 Love Songs, con una letra demoledora de impecable lírica y profundidad, seguida por The Luckiest Guy on the Lower East Side, sin duda uno de los pasajes más divertidos de 69 Love Songs, cantado por Anthony Kaczynski.
La banda se mostró muy cómoda al intercalar temas de 69 Love Songs y Quickies como un diálogo entre el pasado y el presente. Así sonaron Death Pact (Let’s Make a) y No One Will Ever Love You para luego volver a Get Lost con uno de los temas más emotivos y existencialistas del grupo, All the Umbrellas in London, y un opus de Holiday, Take Ecstasy with Me, con vistas a retrotraerse incluso a los comienzos de la década del noventa de la mano de 100.000 Fireflies, del debut Distant Plastic Trees (1991), cantado por Shirley Simms, ya cerca de culminar esta conmovedora catarata de recuerdos gracias a A Chicken with Its Head Cut Off, de 69 Love Songs, en un cierre perfecto y abrupto, obligando a que un público anonadado deba despertar de la ensoñación para disfrutar de inmediato del concierto de Devendra Banhart, quien se mostró emocionado por compartir cartelera con The Magnetic Fields y también brindó un recital hermoso en una noche suprema.
En una época de espectáculos lumínicos y audiovisuales extravagantes y de gran pomposidad, la banda eligió una pantalla negra de fondo con la leyenda “Listen to The Magnetic Fields”, con el artículo en tamaño gigante, toda una declaración tipográfica y de principios musicales que choca con la lógica de los festivales, planteo al que se sumó los músicos sentados interpretando impasibles las canciones sin ninguna emoción, una imagen más amigable en un teatro que en un festival masivo pero al fin y al cabo la única oportunidad de ver al conjunto liderado por Merritt en vivo y en directo en nuestra América del Sur.
Antes y después sonarían la banda canadiense Alvvays, que brindó un set correcto, Chk Chk Chk o !!!, colectivo estadounidense de dance punk, la cantante argentina Zoe Gotusso que brindó un recital perfecto alrededor de su único disco hasta la fecha, Mi Primer Día Triste (2020), de canciones simples y bellas, las disonancias de la banda neo psicodélica norteamericana Crumb, las explosiones electrónicas del grupo británico Metronomy, que se animó a bromear sobre fútbol tras la derrota horas antes de Inglaterra ante Francia en el Mundial de Catar 2022, y los sets del australiano Chet Faker y del dúo francés The Blaze, intérpretes que tuvieron a un público fiel bailando sus temas en una noche en la que la música por fin ganó.
The Magnetic Fields en el Music Wins. 10-12-22.
Stephin Merritt: guitarras, sintetizadores, instrumentos varios y voces.
Chris Ewen: teclados.
Anthony Kaczynski: guitarra.
Sam Davol: violonchelo y flauta.
Shirley Simms: guitarra, ukelele y voces.