18° Festival de Cine Alemán

Segunda Parte

Por Martín Chiavarino

En esta segunda parte de la cobertura de Metacultura del 18° Festival de Cine Alemán, realizado en los cines Village Recoleta y Caballito desde el 13 hasta el 19 de septiembre de 2018, incluimos la crítica de la restauración de la séptima película muda del realizador alemán Friedrich Murnau, El Camino hacia la Noche, la cual fue proyectada con música en vivo a cargo de Marcelo Katz.

 

El Camino hacia la Noche (Der Gang in die Nacht, 1921), de Friedrich Wilheim Murnau

 

Al borde del acantilado

 

Con el surgimiento de la República de Weimar comienza una de las etapas de experimentación cinematográfica más fructíferas tanto a nivel de los contenidos como de las formas de esta expresión artística que combinaba la estética artesanal con las nuevas prácticas industriales en una amalgama más que prometedora.

 

El Camino hacia la Noche (Der Gang in die Nacht, 1921), el séptimo film de Friedrich Wilhelm Murnau, excava en las trágicas aguas del romanticismo alemán a través de una historia de la escritora danesa Harriet Bloch y la adaptación de Carl Mayer, el guionista de El Gabinete del Dr. Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari, 1919), para construir una obra desbordante de sensualidad, desazón y pasiones irrefrenables.

 

Olaf Fønss interpreta al eminente Dr. Eigil Börne, un médico precedido por su reputación en los círculos profesionales de Berlín. Mientras que su vida pública esta signada por sus logros médicos y el respeto de sus colegas, su vida privada es un tanto lánguida. Comprometido con Hélène (Erna Morena), una mujer que lo ama pero que no logra desatar la pasión de su amado, Eigil conoce en un cabaret a Lily (Gudrun Bruun Stephensen), una alegre y fogosa bailarina de la que se enamora perdidamente. Tras dejar a Hélène, se muda con Lily al campo para ejercer como médico rural para pesar de sus colegas y comienza una nueva vida alejado de la capital con su nuevo amor. La felicidad y la distancia llevan al Doctor a cambiar incluso de profesión, probando suerte en la oftalmología al conocer a un pintor ciego que cree que puede sanar. El hombre recupera la vista pero al ver a Lily se enamora de ella y entre ambos comienza una relación que lleva a Eigil a una severa depresión mezclada con resentimiento hacia la pareja.

 

Con las típicas actuaciones maravillosas ampulosas y desmedidas, deudoras del teatro de la época y una dirección maravillosa de gran sensibilidad poética, Murnau construye un opus trágico y áspero de gran fuerza estética, representativo de las contradicciones del complejo espíritu dramático de la Alemania de entreguerras, que vivía una situación revolucionaria, contrarrevolucionaria y republicana a la vez, en una crisis constante que amenazaba con transformar el país o arrastrarlo a la ruina. Con esta obra de obsesiones y abandonos Murnau da cuenta de los vaivenes del amor según el álgido e impredecible romanticismo alemán, demostrando así que las emociones humanas están ceñidas por el sinsentido y van a contrapelo de la razón propugnada por la Ilustración.

 

La dicotomía entre la ciencia y el amor se desarrolla con gran maestría en la narración para dejar en claro que ambas transitan caminos paralelos pero que siempre encuentran un punto de cruce para colisionar, destruyendo a los seres taciturnos que se dejan llevar por sus pasiones incontrolables.

 

El film fue restaurado, a partir de la única copia encontrada, por la Friedrich Wilhelm Murnau Foundation a partir de notas del propio Murnau e información de la época ya que el tercer acto no está completo. Dado que los anteriores seis films de Murnau están completamente o casi completamente perdidos, El Camino hacia la Noche es la primera película casi completa disponible de la extensa filmografía de uno de los más extraordinarios directores alemanes.

 

Para la función con música en vivo del Festival de Cine Alemán, el film contó con una composición para piano, sintetizadores y programación sonora de efectos de Marcelo Katz, conocido por su participación en La Porteña Jazz Band, La Orquesta El Camarón y la banda de jazz liderada por él, Quinteto Marcelo Katz, y por su colaboración con Leo Maslíah.