24° Festival de Cine Alemán

Setenta años difundiendo el cine alemán

Por Martín Chiavarino

En su vigésima cuarta edición consecutiva a realizarse del 19 al 25 de septiembre de 2024 en Cinepolis Recoleta, ubicado en Vicente López 2050 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Festival de Cine Alemán regresa con lo mejor de la cinematografía germana nuevamente bajo la dirección de Gustav Wilhelmi y la colaboración del Goethe Institut y de la Embajada de Alemania en Buenos Aires, además del condimento de la celebración por los setenta años de German Films difundiendo el cine alemán en el mundo.

 

Por esta celebración de los setenta años de German Films se exhibirán tres de las películas más importantes del cine alemán de las últimas décadas, Una Muchacha sin Historia (Abschied von Gestern, 1966), el primer largometraje del realizador y discípulo del filósofo alemán de la Escuela de Frankfurt Theodor Adorno, Alexander Kluge, Las Alas del Deseo (Der Himmel über Berlin, 1987), de Wim Wenders, y La Cinta Blanca (Das Weisse Band, 2009), del austríaco Michael Haneke. También se presentará Stella, una Vida (Stella, ein Lieben, 2023), de Kilian Riedhof, y Sin Códigos (Verbrannte Erde, 2024), de Thomas Arslan, dos películas con fecha de estreno en los cines locales, y algunas de las mejores obras del cine germano del último año que solo podrán verse en el festival, como Anselm (2023), el elogiado documental en 3D de Wim Wenders sobre el artista alemán Anselm Kiefer, Ivo (2024), la premiada película de Eva Trobisch, La Caja de Cristal (Black Box, 2023), de Asli Özge, Martin Lee el Corán (Martin Liest den Koran, 2023), de Jurij Saule, Góndola (Gondola, 2023), de Veit Helmer, y la propuesta infantil El Aula Voladora (Das Fliegende Klassenzimmer, 2023), de la directora Carolina Hellsgård. Por supuesto también habrán funciones de la selección de los mejores cortos alemanes a través de la sección Next Generation Short Tiger 2024.

 

Si bien hubo una reducción de películas en comparación con años anteriores al igual que en el último BAFICI, nuevamente el Festival de Cine Alemán trae lo mejor del panorama cinematográfico del país europeo, versiones restauradas de tres clásicos y hasta una película en 3D, Anselm, de Wenders, verdadera joya del séptimo arte de la mano de uno de los mejores directores del Nuevo Cine Alemán de la década del 70.

 

 

Anselm (2023), de Wim Wenders

El pintor y escultor Anselm Kiefer es sin duda alguna uno de los artistas más controversiales e influyentes de los últimos cincuenta años en Alemania. Su obra es una reinterpretación de los mitos y la historia de Alemania a partir de los textos del poeta Paul Celan. Si la propuesta poética de Celan era desafiar la máxima de Theodor Adorno, que rezaba según la traducción al español de Jorge Navarro Pérez para las obras completas editadas por la editorial Akal, “la crítica cultural se encuentra frente a la última etapa de la dialéctica de la cultura y la barbarie: escribir un poema después de Auschwitz es bárbaro, y esto también engloba el por qué hoy se volvió imposible escribir poemas”, frase que se encuentra en el texto de 1949 publicado dos años después titulado Crítica de la Cultura y Sociedad, la obra de Kiefer funciona como un apéndice de la palabra de Celan. Adorno explica en su texto que el Holocausto no fue un episodio aislado en la historia de Alemania y Europa, sino la consecuencia de un proceso histórico y cultural. Si la poesía de Paul Celan es una respuesta directa a esa reflexión de Adorno y al resultado ominoso de ese proceso, las obras de arte de Anselm Kiefer han buscado en todo momento abordar esta cuestión intentando comprender el origen del mal. Esto le ha valido muchas veces malinterpretaciones por parte de distintos colectivos de izquierda que lo han acusado de neonazi en varios oportunidades, una difamación producto de la incomprensión generada por la esencia misma del arte conceptual que Kiefer produce.

 

Para Wim Wenders hacer un documental no es solo retratar la vida de un artista, su proceso creativo y su influencia en la cultura, sino que la realización de este retrato artístico tiene que tener una correlación con la obra del artista representado. Es por ello que el director de Alicia en las Ciudades (Alice in den Städten, 1974) intenta fundir su película con el arte de Kiefer a partir de la filmación en tres dimensiones con una resolución de 6K que ya había utilizado para su documental de la coreógrafa Pina Bausch, intentando derribar todas las barreras entre el arte, la vida, el cine, la historia y la cultura para ofrecer una experiencia cinematográfica única e imperdible.

 

Para abordar la obra de Anselm Kiefer, Wenders traza varios momentos. Por un lado, presenta la producción actual de Kiefer, su proceso de creación de nuevas obras, por otro la reconstrucción ficcional de distintos momentos de su vida en la que participan como actores el hijo de Kiefer, Daniel, y el sobrino nieto de Wenders, Anton. Otro momento es el estrictamente documental con material de archivo, con un abordaje histórico de la influencia de los estudios bajo la tutela del neoexpresionista Josephn Beuys en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf, de la poesía de Paul Celan e Ingeborg Bachmann, de sus estudios de la Cábala y de su análisis de la simbología oculta en el nacionalismo alemán.

 

Cada uno de estos momentos se funden con escenas de las obras de Kiefer en distintos escenarios desolados o en sus inmensos galpones, donde se guardan sus monumentales cuadros y esculturas. Al igual que la obra de Kiefer, el documental de Wenders es de un carácter poético y lírico, de tomas amplias y profundas como el arte monumental del artista retratado.

 

Al igual que en Pina (2011), Wenders logra aquí una película desafiante y cautivante, una verdadera obra de arte que expande las posibilidades del formado 3D por primera vez después de Avatar (2009), otorgándole un sentido a la creación de una obra cinematográfica con estas características.

 

Ivo (2024), de Eva Trobisch

En Ivo (2024) la realizadora alemana Eva Trobisch sigue a una enferma itinerante de cuidados paliativos en Colonia para retratar la difícil tarea de asistir y cuidar de personas con enfermedades terminales y ayudar a sus familias a sobrellevar el camino de la inminente pérdida.

 

Ivo (Minna Wündrich) es una madre soltera de una hija adolescente cuyo trabajo la lleva a recorrer Colonia, la principal ciudad de Renania del Norte-Westfalia. En su auto recorre las carreteras de la pujante región industrial para ayudar a distintos pacientes en estado terminal. Solveig (Pia Hierzegger) padece de ELA (esclerosis lateral amiotrófica) y su cuerpo ha comenzado un estado de deterioro que la deprime. Junto a su marido e Ivo intentan la tarea de sobrellevar la enfermedad a través de acompañamiento, alimentación y ayuda de todo tipo, pero la pérdida de la independencia es algo muy difícil de afrontar. En su periplo alrededor de Colonia, Ivo se encuentra con distintos personajes en situaciones disímiles, algunos un poco mejor, otros muy mal. La constante es que Ivo se ha vuelto una persona esencial en la vida de todos con su estilo poco ortodoxo de ejercer la profesión, quedando a veces en medio de disputas familiares y otras veces compartiendo amenas veladas como una amiga más. A pesar de las advertencias de su supervisor, ha decidido seguir ayudando a Solveig, sin tener en cuenta su cercanía con la mujer y su marido, con el que mantiene una aventura amorosa.

 

La película intenta presentar la vida de Ivo desde sus distintas aristas, su rol de madre, su relación con Solveig y su marido, el trabajo con el resto de los pacientes y su vínculo con su supervisor y colegas, sin descuidar los momentos de soledad en el auto. De esta forma, la realizadora alemana encuentra la esencia de uno de los trabajos más complejos del sistema de salud, el de las enfermeras de cuidados paliativos.

 

Ivo es un film parsimonioso, de escenas circunspectas, que busca traer solaz a las personas que han perdido a alguien, sin ser una obra invasiva o indiscreta. Por el contrario, Eva Trobisch ofrece una película emotiva y respetuosa, sin golpes bajos y construida a partir de silencios más que diálogos, haciendo uso de las elipsis para narrar el presente a partir de una ausencia del pasado, ofreciéndole al espectador un retrato cabal de una profesión para la que es necesario aprender a llorar las pérdidas y aceptar que somos finitos y que lo único que podemos hacer al respecto es disfrutar del tiempo que compartimos con los seres queridos.

 

Martin Lee el Corán (2024), de Jurij Saule

La ópera prima de Jurij Saule no podría ser más polémica y necesaria en su abordaje de dos de los temas más candentes en Europa, la inmigración musulmana y el terrorismo. Tras colocar un dispositivo explosivo en algún lugar público de Alemania, Martin (Zejhun Demirov), un técnico en teléfonos celulares, decide confrontar a un profesor de estudios coránicos (Ulrich Tukur) para darle la oportunidad de convencerlo de que el Corán repudia el terrorismo. Con esa premisa Martin y el profesor se entrelazan en una tensa discusión dialéctica alrededor del texto sagrado musulmán para dirimir sus posibles interpretaciones sobre el asunto.

 

Martin Lee el Corán (Martin Liest Den Koran, 2024) es una película de una gran tensión en la que ambos hombres intentan probar su punto de vista con diversos argumentos del Corán para descifrar su verdadero significado y actuar en consecuencia. Mientras que el profesor alega que la clave para leer el texto está en la compasión y la misericordia, Martin disiente fundamentando los pasajes más belicosos del Corán en los que se apoyan los terroristas musulmanes cada vez que deciden emprender alguna acción ominosa.

 

En esta danza dialéctica alrededor de la verdad revelada Jurij Saule intenta analizar los argumentos a favor y en contra del terrorismo musulmán a partir de la mirada de dos hombres partidos por un ataque terrorista ocurrido un año antes que ha volado sus certezas en mil pedazos, dejando heridas difíciles de sanar y esquilas que les generan un dolor insoportable. Si la vida de Martin se ha transformado debido a este ataque terrorista un año antes, la existencia del profesor también ha quedado patas para arriba porque fue uno de sus estudiantes del Corán el que ha colocado la bomba. Dicho episodio ha entrelazando dos vidas antes separadas. La película juega además con una mirada omnisciente que ve posibles escenarios, distintas aproximaciones a decisiones que podrían cambiar la coyuntura de ambos así como la visión de otros personajes sobre el ríspido asunto. Saule presenta criaturas llenas de dudas y contradicciones, que intentan entender qué está bien y qué está mal a partir de la búsqueda de un punto arquimédico, en este caso un texto religioso, para afrontar el sinsentido de la existencia.

 

Martin Lee el Corán es una película que mantiene la tensión hasta el final, con buenas actuaciones y escenas teatrales, ampulosas, que ponen al descubierto algunos de los dilemas alrededor de la integración musulmana en Alemania. Saule deja su grano de arena en esta discusión en medio de la intolerancia, el miedo a lo distinto y el crecimiento de los votos de los partidos que proponen endurecer las leyes migratorias alemanas y europeas.

 

Las Alas del Deseo (1987), de Wim Wenders

Dedicada a los fallecidos realizadores convertidos en ángeles, Yasujirô Ozu, François Truffaut y Andrei Tarkovsky, Las Alas del Deseo (Der Himmel über Berlin, 1987) es una reversión de la temática religiosa católica del ángel caído y también del ángel de la guarda, pero desde un costado más romántico. El film marca el regreso de Wim Wenders a la República Federal de Alemania tras una temporada en Estados Unidos plena de éxito. Retomando el tema de los espíritus o fantasmas que socorren a los humanos en la Tierra, cuestión muy bien retratada en films hoy considerados clásicos como El Difunto Protesta (Here Comes Mr. Jordan, 1941), de Alexander Hall, Qué Bello es Vivir (It’s a Wonderful Life, 1946), de Frank Capra, y Escalera al Cielo (A Matter of Life and Death, 1946), de Michael Powell y Emeric Pressburger, Las Alas del Deseo o El Cielo sobre Berlín, la traducción del título original en alemán, sigue a dos ángeles de la guarda, Damiel (Bruno Ganz) y Cassiel (Otto Sander), en su periplo por Berlín Occidental en un intento por aliviar las penas de los solitarios y acongojados habitantes de la capital alemana acompañándolos, protegiéndolos y escuchando sus turbulentos pensamientos. Una mujer embarazada, una prostituta desesperada, un suicida, voces, pensamientos y cavilaciones de personas en encrucijadas que los agobian constituyen plegarias atendidas por estos ángeles que buscan llevar algo de sosiego a almas en pena. Al igual que en sus opus anteriores y especialmente Alicia en las Ciudades (Alice in den Städten, 1974), Wenders regresa a la temática de las diferencias entre los niños y los adultos. La niñez es aquí representada en esta fantasía romántica como una etapa de juego y despreocupación que se centra en el presente mientras que el período adulto es su opuesto. En la adultez la preocupación constante por el pasado y el futuro impiden disfrutar del presente, generando así una situación de contrariedad permanente. Escrita por Wim Wenders junto al escritor austríaco Peter Handke, la película tiene como protagonistas al actor suizo Bruno Ganz, la actriz francesa Solveig Dommartin, el norteamericano Peter Falk y los alemanes Otto Sander y Curt Bois, todos hoy ya fallecidos. Las actuaciones de este elenco de lujo son magníficas y la dirección de Wenders es realmente soberbia. En Las del Deseo hay recitales, sueños, funciones de circo y recorridos por la desolada Potsdamer Platz cuando aún era un terreno baldío abandonado a fines de la década del ochenta, antes de volver a convertirse en lugar central de la vida de Berlín, postales o portales de una ciudad en constante ebullición, erigida como cuna de la contracultura durante las décadas del setenta y ochenta por numerosos artistas que se radicaron allí. Wenders propuso a Las Alas del Deseo como una dupla que se completa con ¡Tan Lejos, tan Cerca! (In Weiter Ferne, so Nah!, 1993), un film que indagará en las consecuencias de la reunificación alemana con la temática de Las Alas del Deseo un poco más diluida y sin la participación de Handke. Aquí Wenders elige nuevamente jugar con la imagen al igual que en muchos de sus films anteriores pero esta vez con efectos relativos al carácter fantasmagórico de los personajes vía un trabajo conceptual adicional con el color. Mientras que las escenas donde el mundo es visto a través de los ojos y los sentidos de los ángeles las imágenes son en blanco y negro, la percepción humana es retratada a través de secuencias en color con cambios abruptos esporádicos. La introducción del color y el regreso al blanco y negro permiten apreciar las diferencias entre ambos registros. El color ofrece un cúmulo de información que hasta aturde, en tanto el blanco y negro conlleva una simpleza reconfortante que embellece la imagen y la hace más asequible a la percepción. En esta ciudad signada por su pasado y con un presente de contrastes, el ángel invisible anhela entrar en la historia, dejar de ser un observador para ser protagonista. En este sentido Las Alas del Deseo es claramente un film existencialista que se centra en esta decisión del ser alado, Damiel, de convertirse en humano para experimentar la vida tras enamorarse de una bella trapecista de origen francés que trabaja en un circo, Marion (Dommartin). Damiel logra experimentar la comida, el dolor y el amor al abandonar su inmortalidad angélica para volverse humano pero Cassiel no logra seguir sus pasos, continuando con su labor de observador y confortador después de la partida de su compañero. Los ángeles son aquí testigos de un mundo acongojado y tienen una predilección por la biblioteca pública, lugar de encuentro, observación y reflexión. Las entidades aladas remiten a las imágenes angélicas pintadas alrededor del lado occidental del Muro de Berlín, representación de las personas que murieron intentando cruzar la pared/ frontera hacia el oeste. Pero la película también cuenta con otras dos figuras muy importantes, el actor Peter Falk, conocido por su papel en la popular serie televisiva Columbo y por sus colaboraciones con el genial John Cassavetes, que se interpreta a sí mismo, y el legendario Curt Bois componiendo a Homero, el narrador que mantiene con vida la historia, último rol de una trayectoria que comenzó a principios del Siglo XX durante los comienzos del cine mudo. Falk viaja a Berlín para filmar una película en la que interpreta a un detective que investiga un caso durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial en medio de la caída de Berlín, personaje que funciona como eje entre Damiel, Cassiel y Marion aportando carisma, picardía y oficio a una película existencial sobre el alma humana y sus penurias. Bois compone al poeta e historiador heleno Homero y sus apariciones están relacionadas con la historia de Berlín, los cambios de la ciudad a partir de su destrucción tras los bombardeos aliados durante el final de la Segunda Guerra Mundial, imágenes crudas de una ciudad en llamas, escombros y sufrimiento. Es Homero el que conlleva el mensaje con el que comienza el film y con el que concluye sobre la importancia de que las personas no pierdan el contacto con su costado infantil, dado que si lo hacen se arriesgan a vivir una vida sin sentido, de miserias y desilusiones. En su retrato de la ciudad de Berlín, aquella previa a la caída del Muro y la unificación, hay numerosas escenas centradas en monumentos icónicos hoy resignificados de la capital alemana como la Columna de la Victoria, la cual tiene en su cúpula una espectacular estatua de la Niké, la Diosa de la Victoria de la mitología griega, obra ubicada en el Parque Tiegarden y erigida para conmemorar el triunfo de Prusia sobre Dinamarca en la Guerra de los Ducados en 1864, monumento que más tarde se convertiría en un símbolo de la victoria de Prusia sobre Francia y el Imperio Austrohúngaro y también en un emblema del poder militar prusiano. Berlín aparece en Las Alas del Deseo como una ciudad de terrenos baldíos, casas abandonadas y tomadas, viejos edificios y tugurios donde tocan bandas como Nick Cave and the Bad Seeds y Crime & the City Solution, dos agrupaciones australianas de post punk formadas a partir de la disolución de la mítica banda The Birthday Party. Nick Cave interpreta dos de sus mejores canciones, From Her to Eternity (1984), tema que da nombre al primer disco del cantante, y The Carny (1986), una de sus canciones más oscuras del álbum Your Funeral… My Trial. Crime & the City Solution, banda que se había mudado a Berlín, una relocalización que habían realizado muchos otros artistas como David Bowie o Lou Reed, interpreta una visceral versión en vivo de Six Bells Chime (1986), de su primer álbum de estudio Room of Lights. Con Nick Cave, Wenders aprovechó la gira de Your Funeral… My Trial para utilizar escenas de su recital en Berlín y agregar su música a la trama. Ya sea a través de las poéticas letras decadentistas de Cave o de las alusiones a la poesía modernista de Rainer Maria Rilke, Las Alas del Deseo contiene un gran caudal poético, especialmente en los simbolismos desplegados en sus imágenes del Muro o las calles de Berlín. En lo que atañe al guión inicial junto a Peter Handke, Wenders introdujo muchos cambios dado que Handke pretendía un film prácticamente mudo. A pesar de que las ideas más ortodoxas de Handke fueron abandonadas durante la filmación, el espíritu de su prosa poética y lánguida es claramente notable en el resultado final, así como es insoslayable su ausencia en la continuación, ¡Tan Lejos, tan Cerca! Además de homenajear a Ozu, Truffaut y Tarkovsky, Wenders también tiene un mensaje para el realizador francés Jean-Luc Godard, uno de sus directores favoritos, con un graffiti que a su vez remite a la extraordinaria obra de teatro de Samuel Beckett, Esperando a Godot (En Attendant Godot, 1952), una tragicomedia que explora la falta de sentido del devenir diario y el tedio de la vida misma. La obra de Beckett, que resalta el absurdo, tiene a su vez mucho que ver con la trama de la película de Wenders, una crítica descarnada a las preocupaciones y la existencia pequeñoburguesa aunque también un elogio a la faena circense y al amor. La música del film estuvo a cargo del compositor alemán Jürgen Knieper, pero las tonadas circenses fueron compuestas por el francés Laurent Petitgand con un ensamble de acordeones, teclados y saxofones. Además hay temas de la banda post punk californiana Tuxedomoon y de la artista vanguardista Laurie Anderson, que aportan su impronta experimental a una banda sonora hipnótica y tétrica como la Berlín de la década del ochenta. A pesar de su ritmo aletargado y sus monólogos existenciales con voz en off de los pensamientos angustiantes de los habitantes de Berlín, el film logra una gran empatía con el espectador gracias a su narración y su maravillosa fotografía, a cargo de Henri Alekan, responsable de clásicos como La Bella y la Bestia (La Belle et la Bête), de Jean Cocteau, y Los Malditos (Les Maudits, 1947), de René Clément. Como sinfonía urbana que sigue los preceptos de films como El Hombre de la Cámara (Chelovek s Kino-apparatom, 1929), de Dziga Vertov, y Berlín: Sinfonía de una Gran Ciudad (Berlin: Die Sinfonie der Großstadt, 1927), de Walter Ruttmann, Las Alas del Deseo es una película tan visceral y caótica como la propia ciudad de Berlín, espacio de disputas y enfrentamientos bélicos que marcaron toda la historia del Siglo XX a sangre y fuego. Wenders recupera la esencia de la metrópoli para ofrecerle un homenaje desde el cielo angélico, con una mirada infantil que el director de Hammett (1986) propone como alternativa a la angustia pequeñoburguesa. Las Alas del Deseo fue un prolegómeno a la reunificación germana, un verdadero y muy necesario llamado a la unidad de un país y una ciudad absurdamente divididos por la Guerra Fría que unos años más tarde tendría una respuesta por parte de los ciudadanos del otro lado del Muro.