B-Movie: Lust & Sound in West-Berlín 1979-1989 (2015, de Jorge A. Hoppe, Klaus Maeck y Heiko Lance, Hora Cero), por Enrique D. Fernández
Este falso documental con retazos de archivo visual (sí, también podemos llamarlo mockumentary) intenta transmitir el cúmulo revolucionario que significó la agitada escena berlinesa durante la década del ochenta, antes de que la caída del Muro les pusiera punto final a tantos años de revolución contracultural. Desde el auge de los sonidos fríamente calculados del krautrock, pasando por el postpunk y las primeras apariciones de Die Toten Hosen sobre los escenarios, acompañamos a Mark Reeder, un inglés influenciado por la movida musical de aquel entonces, quien se traslada al oeste de Berlín para presenciar estos movimientos. Respetando la veracidad de los hechos, el trío de directores detrás de B-Movie: Lust & Sound in West-Berlín 1979-1989 utiliza la estética del videoclip para transmitir ese ritmo acelerado y vertiginoso. Una película inteligente, que se vuelve incluso más sabrosa gracias a un soundtrack espectacular.
Desacato a la Autoridad: Relatos de Punks en Argentina 1983-1988, Capítulo 2 (2015, de Patricia Pietrafesa y Tomás Makaji, Panorama), por Ernesto Gerez
Desacato a la Autoridad es un testimonio de una de las últimas juventudes analógicas y de la sangre en movimiento de la era preinternet. La autogestión como bandera, Stirner y Bakunin como profetas, el punk como Biblia. Todo lo que se palpa en el documental se volvió tan mítico -al menos en el submundo rocker- que no podía contarse de otra manera que no fuera hablando, con la cámara reemplazando al fuego. Seguramente el motivo de basar la película en entrevistas y efectos de postproducción haya tenido más que ver con una limitación por falta de material audiovisual de ese momento que con una decisión estética, pero de todos modos funciona y deja que el espectador imagine aquellos primeros festipunks y las reuniones libertarias. Esta segunda parte se centra en la movida anarco-punk local de mediados de los ochenta, de la cual Patricia Pietrafesa fue parte fundamental junto a sus colegas de Cadáveres de Niños y otros punks de aquel momento; hace pata en ese costado más político y algo naif de los primeros punkrockers autóctonos que comenzaban a formarse tanto en la calle como en aquel depósito de libros de Villa Crespo: la legendaria biblioteca José Ingenieros. En las entrevistas desfilan leyendas del punk argentino como Marcelo Pocavida, la propia Patricia, Wallas, Chary, Alakran -dueño de ese genial puesto que sigue vivo en el Parque Centenario- y otros menos conocidos para el público en general pero igual de imprescindibles.
Tangerine (2015, de Sean Baker, Competencia Internacional), por Enrique D. Fernández
En Tangerine, una fusión de humor y dramatismo se despliegan dentro de un ámbito urbano que se alimenta de variantes marginales, para finalmente alcanzar un realismo artístico certero. Partiendo de un diálogo entre dos prostitutas transgénero (una de ellas se entera que mientras estuvo presa su pareja le fue infiel con una mujer), el aclamado realizador Sean Baker abre un abanico de recursos narrativos y técnicos para diseñar un producto atípico en la escena. La película está totalmente filmada con teléfonos IPhone y durante la primera mitad Baker dispara una música acelerada y potente, a tono con el ritmo salvaje del desarrollo. Durante la segunda instancia, el director de Starlet apuesta por concentrarse exclusivamente en la introspección de sus personajes (sorprende la personificación del elenco, quienes no son actores profesionales sino auténticas trabajadoras sexuales). Una comedia colorida y al mismo tiempo sincera, respecto a las miserias que arrastran los marginados del trabajo sexual y su entorno. Uno de los puntos más altos del festival y del panorama actual de la cinematografía internacional.