A pesar del hecho de que para el público y la prensa es un completo desconocido, el catalán Guillem Morales cuenta con muchos admiradores en la comunidad devota al terror por un par de películas que dirigió y escribió durante la primera década del Siglo XXI que giraron alrededor del eje simbólico de los opuestos que se terminan pareciendo a medida que los arcanos dejan paso a las truculencias o reciprocidad en lo que atañe a la capacidad de daño, El Habitante Incierto (2004) y Los Ojos de Julia (2010), esta última una obra mainstream muy disfrutable en la tradición del giallo, con una maravillosa actuación de Belén Rueda, la producción de Guillermo del Toro y un guión coescrito por Morales y otro gran especialista español del suspenso, Oriol Paulo, y la primera una propuesta que se suma a la seguidilla de películas centradas en gente viviendo en un hogar del espanto con o sin el conocimiento de los “anfitriones” en cuestión, pensemos por ejemplo en Bad Ronald (1974), de Buzz Kulik, Flores en el Ático (Flowers in the Attic, 1987), de Jeffrey Bloom, La Gente Detrás de las Paredes (The People Under the Stairs, 1991), opus de Wes Craven, Los Otros (The Others, 2001), de Alejandro Amenábar, Mientras Duermes (2011), de Jaume Balagueró, El Niño (The Boy, 2016), de William Brent Bell, Secretos Ocultos (Marrowbone, 2017), de Sergio G. Sánchez, Bárbaro (Barbarian, 2022), de Zach Cregger, y Toc Toc Toc (Cobweb, 2023), de Samuel Bodin, odiseas varias tendientes a explotar la pesadilla burguesa del domicilio violentado por intrusos sin un gramo de piedad, decoro o respeto por la propiedad privada.
Contra todo pronóstico el amigo Guillem abandonó el séptimo arte y se mudó a Londres en 2010 para dedicarse a la televisión, rubro en el que asimismo brillaría gracias una retahíla de series y miniseries entre las que se destacan La Casa de las Miniaturas (The Miniaturist, 2017), un misterio de época con una gloriosa actuación de parte de Anya Taylor-Joy, y Dentro del N° 9 (Inside No. 9, 2014-2024), una antología de terror y comedia negra para la BBC que es tenida en alta estima por los británicos y en la que el señor colaboró vía la friolera de quince episodios, entre ellos el excelente Los 12 Días de Christine (The 12 Days of Christine, 2015), para muchos de los espectadores del Reino Unido el mejor del lote. Cuando ya dábamos por descontado que el cine había quedado en el pasado, hoy Morales vuelve a sorprendernos y se aparece de golpe con un tercer largometraje que llega catorce años después de Los Ojos de Julia, La Avispa (The Wasp, 2024), thriller psicológico sutil y muy interesante basado en uno de los latiguillos fundamentales del acervo cultural de los ingleses, el conflicto entre un lumpenproletariado desesperado y una pequeña burguesía entre ventajista y sádica, y en la obra de teatro homónima del 2015 de una Morgan Lloyd Malcolm con una prolífica trayectoria en el gremio de las tablas y apenas un trabajo más en el rubro audiovisual que consiguió distribución internacional, Obsesión (Obsession, 2023), miniserie olvidable para Netflix, codirigida por Lisa Barros D’Sa y Glenn Leyburn, dentro del esquema de ese suspenso erótico de infidelidad excesivamente pudoroso de hoy en día.
La historia se limita a tres personajes y sobre todo a Heather (Naomie Harris), una ama de casa negra que vive en Londres y lleva una existencia acomodada aunque amarga por culpa de su marido basureador y mentiroso, Simon (Dominic Allburn), quien la está engañando con otra u otras mujeres y por ello la protagonista opta por proponerle a una tercera que fue su compañera de colegio primario, Carla (Natalie Dormer), que lo mate a cambio de 50 mil libras. El grueso del desarrollo se concentra en la lujosa casa de Heather, donde ambas féminas se reúnen para planear el homicidio mientras se produce un choque de perspectivas porque Carla es una blanca empobrecida con cuatro hijos -y uno en camino- que trabaja de cajera en un supermercado y posee un carácter bien cortante/ agresivo mientras Heather es mucho más vulnerable, no ha tenido vástagos y deja “ventilar” de manera paulatina una locura vinculada a su paranoia por no haber quedado embarazada como Carla. El asunto se va complicando por los momentos compartidos en la niñez o preadolescencia, hablamos de las palizas del padre de la caucásica contra su madre y la propia hija y el comportamiento abusivo de Carla contra Heather, quien fuera su amiga hasta que la envidia y bronca por la nube de idiotez burguesa de la morocha la lleva a martirizarla burlándose, golpeándola y para colmo violándola con lo que parece ser el cuello de una botella, de allí que el embuste intervenga en la ecuación siguiendo aquel parasitismo de una avispa tarántula halcón que Simon tiene enmarcada en la pared, insecto alado que pone sus huevos en las pobres arañas.
Como si se tratase de una relectura de un trabajo de Anthony Shaffer o Ira Levin o una versión hitchcockiana/ depalmiana de Al Interior (À l’intérieur, 2007), la ópera prima de Alexandre Bustillo y Julien Maury, La Avispa nos ofrece una guerra campal -más verbal que física- entre las dos mujeres porque Heather pretende venganza por el trauma infantil, al que le achaca el no poder quedar embarazada, y se aprovecha del sustrato menesteroso de Carla, a su vez una prostituta en sus tiempos libres con vistas a poder llegar a fin de mes pagando el alquiler y comprando el alimento. Morales continúa filmando como lo hacía en España, léase privilegiando el minimalismo y un enigma con sucesivas sorpresas, y logra muy buenas actuaciones de Harris y Dormer, excusa para pensar a la maternidad como condena o bendición para las distintas hembras y al binomio conceptual por antonomasia del nuevo milenio a escala social, el dilema entre amabilidad o crueldad frente al prójimo, entre la ética/ racionalidad o el hecho de dejarse llevar por un cuasi instinto que equivale a la improvisación de los impulsos naturales. Recuperando la claustrofobia hogareña y las relaciones cruzadas de El Habitante Incierto y el trasfondo debilitante de Los Ojos de Julia, antes la ceguera de Rueda y hoy una enajenación motivada por la revancha, la frustración y una sed de justicia que equilibre el dolor, la película enfatiza que siempre encontramos a alguien a quien odiar, ya sea un psicópata o un imbécil, para poder desligarnos en parte de nuestra responsabilidad y reproducir todo este ciclo de nunca acabar del encono comunal…
La Avispa (The Wasp, Reino Unido/ Estados Unidos, 2024)
Dirección: Guillem Morales. Guión: Morgan Lloyd Malcolm. Elenco: Naomie Harris, Natalie Dormer, Dominic Allburn, Jack Morris, Leah Mondesir-Simmonds, Olivia Juno Cleverley, Rupert Holliday-Evans, Sally Goodman, Jake Donald-Crookes, Naomi Richards. Producción: Sean Sorensen, Matthew B. Schmidt, James Harris, Leonora Darby, Maxime Cottray y Nate Bolotin. Duración: 96 minutos.