En lo que respecta al cine de animación para niños el Hollywood reciente nos ha torturado con una catarata de decepciones de diferente envergadura que ponen en primer plano el sustrato anodino, vacuo y profundamente conservador del mainstream del nuevo milenio, un rubro casi siempre tendiente a retomar historias, latiguillos conceptuales, moralejas y diseños de personajes que ya han sido utilizados hasta el hartazgo durante décadas. Ya sea que consideremos las series animadas impresentables de Netflix y de otros servicios de streaming que explotan alguna franquicia consolidada o los mamotretos multimillonarios que los grandes estudios lanzan año tras año para copar el mercado de los pequeños y sus padres igual de embotados, lo cierto es que la saturación es moneda corriente y la tendencia a seguir refritando exactamente lo mismo no deja mucho margen para esquivar el modelo estándar de producto audiovisual de estos tiempos, ese descartable que no genera recuerdo alguno en la mente del espectador y de la crítica en general porque el sustrato bobalicón que atrapa al “público menudo” o menos exigente resulta también su sentencia de muerte a escala de la reincidencia a futuro, hablamos de la capacidad -suculenta a nivel económico- de generar esos visionados sucesivos cruciales una vez que el contenido ya fue amortizado.
Sin ser la joya del séptimo arte animado que los oligofrénicos de yanquilandia ensalzan, Robot Salvaje (The Wild Robot, 2024), escrita y dirigida por Chris Sanders a partir de la serie homónima de libros del escritor e ilustrador estadounidense Peter Brown, en suma tres volúmenes publicados entre 2016 y 2023, honestamente constituye un soplo de aire fresco en un año atiborrado de productos intercambiables, tediosos y/ o paupérrimos como Mi Villano Favorito 4 (Despicable Me 4, 2024), de Chris Renaud y Patrick Delage, Kung Fu Panda 4 (2024), de Mike Mitchell y Stephanie Stine, Intensamente 2 (Inside Out 2, 2024), de Kelsey Mann, Transformers Uno (Transformers One, 2024), de Josh Cooley, Garfield: Fuera de Casa (The Garfield Movie, 2024), de Mark Dindal, El Aprendiz del Tigre (The Tiger’s Apprentice, 2024), de Raman Hui, Yong Duk Jhun y Paul Watling, y el híbrido en live action Amigos Imaginarios (If, 2024), de John Krasinski. El film ofrece una acepción amable de la inteligencia artificial que celebra su eventual lucidez y por cierto contrasta con la interpretación de M3GAN (2022), de Gerard Johnstone, Subservience (2024), de S.K. Dale, y Afraid (2024), de Chris Weitz, trabajos que apostaron por un retrato terrorífico del futuro de la humanidad bajo el halo de una tecnología que crea bípedos hiper dependientes.
La trama comienza con el arribo de un robot utilitario multiuso a una isla inhabitada del futuro, la Unidad 7134 bautizada Roz (Lupita Nyong’o), como consecuencia del naufragio de un barco de carga durante un fuerte tifón. El androide, siempre obsesionado con ser servicial y brindar soluciones a múltiples problemas/ tareas/ obstáculos, espanta a la fauna del bosque local e incorpora los distintos y coloridos “lenguajes” que las especies utilizan para comunicarse, llegando a adoptar un polluelo de ganso de Canadá luego de que matase accidentalmente a todos los otros huevos del nido de turno. Una zarigüeya con toda una camada de vástagos, Pinktail (Catherine O’Hara), insta a Roz a cuidar de la diminuta ave, llamada Brightbill (Kit Connor), siguiendo tres misiones principales, primero alimentarlo, segundo enseñarle a nadar y tercero asegurarse de que pueda volar para la migración de invierno, objetivos que va cumpliendo con la ayuda de un zorro pícaro que quiso comerse al pichón cuando todavía era un huevo, Fink (Pedro Pascal), y de un ganso veterano que anima a la madre sustituta cuando más lo necesita, Longneck (Bill Nighy), no obstante el peligro llega bajo la forma del duro invierno y una nave de la empresa fabricante de Roz, Universal Dynamics, que pretende recuperar a nuestro androide que reescribió su código.
Sanders, responsable de la maravillosa Cómo Entrenar a tu Dragón (How to Train Your Dragon, 2010) y de trabajos muy menores como Lilo & Stitch (2002), Los Croods (The Croods, 2013) y El Llamado Salvaje (The Call of the Wild, 2020), esta última su único coqueteo con el live action aunque de todos modos saturado de animación digital, aquí combina con astucia por un lado un CGI ameno, que simula el trazo del dibujo a mano, y por el otro un relato dinámico construido alrededor del desarrollo de personajes y unos diálogos sencillos pero interesantes que exploran la maternidad, la banalidad capitalista, la convivencia entre diferentes, la “normalidad” social y el desfasaje entre la naturaleza y el marco artificial, esquema que incluye mucha sensibilidad a lo Pixar, algo de la crueldad del Disney Clásico, las típicas secuencias de acción histéricas de DreamWorks, de hecho el estudio de cabecera, e insólitamente un mensaje ecológico y humanista que le debe mucho a los films de Hayao Miyazaki, desde ya reinterpretados desde el trasfondo atolondrado y simplista de los yanquis. Robot Salvaje pondera a la improvisación como un pivote central del devenir cotidiano y logra amalgamar el corazón, la belleza visual, la garra narrativa y una moraleja atemporal vinculada a la amabilidad como una habilidad de supervivencia…
Robot Salvaje (The Wild Robot, Estados Unidos, 2024)
Dirección y Guión: Chris Sanders. Elenco: Lupita Nyong’o, Pedro Pascal, Kit Connor, Bill Nighy, Stephanie Hsu, Matt Berry, Ving Rhames, Mark Hamill, Catherine O’Hara, Alexandra Novelle. Producción: Jeff Hermann. Duración: 101 minutos.