El Pacto (The Covenant, 2023) es la primera película interesante en más de una década de Guy Ritchie, un señor que allá lejos y hace tiempo -específicamente a fines de los años 90 y comienzos del Siglo XXI- se abría camino como una voz renovadora en el cine británico, deudor tanto de Sergio Leone y el primer Quentin Tarantino como de la tradición vernácula del neo noir, aquella que va desde Carter, Asesino Implacable (Get Carter, 1971), de Mike Hodges, y Escoria (Scum, 1979), de Alan Clarke, hasta McVicar (1980), de Tom Clegg, El Largo Viernes Santo (The Long Good Friday, 1980), de John Mackenzie, y Mona Lisa (1986), de Neil Jordan. Si bien aquella era la promesa inicial que se condensaba de manera nada sutil en sus dos primeras obras, las célebres Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes (Lock, Stock and Two Smoking Barrels, 1998) y Snatch: Cerdos y Diamantes (Snatch, 2000), el asuntó pronto empezó a caerse a pedazos con el primer intento de “probar otra cosa” vía Insólito Destino (Swept Away, 2002), la horrible remake de esa magistral Insólito Destino (Travolti da un Insolito Destino nell’Azzurro Mare d’Agosto, 1974), opus de Lina Wertmüller, y a posteriori con la vuelta desesperada a “más de lo mismo” aunque ahora demostrando que la fórmula en gran medida se había agotado, recordemos en este sentido el sustrato semi experimental de Revolver (2005) y el tono más jocoso y caótico estándar de RocknRolla (2008), hasta el día de hoy su última realización verdaderamente atractiva antes de que se dedicase a crear una ristra de bodrios al servicio del mainstream norteamericano.
Efectivamente en su época cayó simpático el “tratamiento Ritchie” símil steampunk de corte caricaturesco/ videoclipero/ publicitario en ocasión de Sherlock Holmes (2009), su puerta de entrada a la gran industria gracias a actuaciones aparatosas de Robert Downey Jr. y Jude Law, sin embargo -una vez más- el esquema cool que se debate entre la vacuidad, las cámaras lentas, la violencia fetichizada, las historias no lineales, los muchos chistecitos cancheros/ soberbios y la edición estrambótica para las escenas de acción inmediatamente se resentiría al desvanecerse la sorpresa y utilizarse en demasía en la secuela, Sherlock Holmes: Juego de Sombras (Sherlock Holmes: A Game of Shadows, 2011), y en otros productos por encargo con hambre de franquicia, léase El Agente de C.I.P.O.L. (The Man from U.N.C.L.E., 2015), El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada (King Arthur: Legend of the Sword, 2017) y Aladdín (2019). El propio Ritchie dejó en claro el doloroso cansancio que le dejó su faceta de mercenario en Hollywood y hoy viene de tres intentos seguidos -y fallidos- de regreso al formato de los thrillers y el cine de acción, así tuvimos que sufrir Los Caballeros (The Gentlemen, 2020), faena de medio pelo que le ganó una demanda por plagio de parte del actor y guionista Mickey De Hara, Justicia Implacable (Wrath of Man, 2021), remake de la también mediocre Asalto al Camión del Dinero (Le Convoyeur, 2004), de Nicolas Boukhrief, y Agente Fortune: El Gran Engaño (Operation Fortune: Ruse de Guerre, 2023), otro mamotreto anodino aunque en el ecosistema de un cuasi espionaje.
Por suerte El Pacto en un único movimiento se aleja de las marcas autorales desabridas del director y guionista, de los encargos bobalicones e inflados del mainstream norteamericano e incluso de los estereotipos sin garra ni humanismo del género principal del convite, el cine bélico, ofreciendo en cambio una correcta utilización de un latiguillo tan viejo como el ser humano, la misión de salvar al amigo/ colega/ conocido que nos cae bien, al que se le inyecta de manera sutil ingredientes de otras comarcas retóricas como el policial negro, el western, las aventuras, el suspenso y hasta el drama de supervivencia, esquema que en lugar de desencadenar el típico pastiche posmoderno aquí da por resultado una obra sencilla, apasionante y bastante entretenida. Todo transcurre en 2018 en Afganistán, donde el Sargento John Kinley (Jake Gyllenhaal) está a cargo de un pelotón que debe buscar armas de los talibanes con la ayuda de un nuevo intérprete, Ahmed (Dar Salim), un afgano de temperamento rebelde que se unió a las fuerzas estadounidenses de ocupación, dejando de lado un redituable negocio familiar de tráfico de heroína en complicidad con las milicias fundamentalistas, como una forma de venganza porque los talibanes mataron a su hijo. Durante una redada se produce un enfrentamiento armado que deja a los dos protagonistas recorriendo el peligroso territorio talibán en soledad y eventualmente Ahmed debe llevar al malherido John, con disparos a cuestas, hasta la base aérea yanqui a lo largo de kilómetros de montañas, de hecho salvándole la vida y transformándose -a su pesar- en una leyenda.
Se podría decir que El Pacto funciona como una paradigmática película de acción de la década del 80 pero sin las exageraciones ni el chauvinismo apestoso estadounidense y asimismo sin el humor bobo y los “floreos” visuales intrusivos constantes marca registrada de Ritchie, por ello la propuesta funciona tan bien ya que mantiene en todo momento un verosímil equilibrado que complementa el belicismo de invasión con algo de investigación metropolitana símil suspenso y film noir, otro tanto de western a la hora de las acometidas en el desierto y finalmente toda esa fanfarria de las penurias en secuencia correspondientes al folletín de aventuras, ya en lo que atañe a la proeza de sobrevivir bajo el sol sofocante, rodeados de talibanes y luego con Ahmed arrastrando al sargento. Se nota mucho que Ritchie se siente a gusto en materia del tópico central de fondo, la fraternidad más allá de la guerra en sí, porque se hace un festín aprovechando la deuda que Kinley contrae de manera tácita con el afgano al ser rescatado, de esta forma la segunda mitad de la odisea apunta a los esfuerzos de John por conseguirles visas yanquis a Ahmed, su esposa y su hijo recién nacido y de hecho sacarlos del país mientras los talibanes los buscan para desquitarse por haberlos puesto en ridículo. El film no aporta novedades significativas y el desenlace es muy previsible en eso de la “tercera fuerza” que viene a salvar las papas, no obstante las actuaciones de Gyllenhaal y Salim son magníficas y toda la experiencia resulta agradable porque demuestra que Ritchie puede contenerse y aún posee algo de inteligencia creativa…
El Pacto (The Covenant, Estados Unidos/ España, 2023)
Dirección: Guy Ritchie. Guión: Guy Ritchie, Ivan Atkinson y Marn Davies. Elenco: Jake Gyllenhaal, Dar Salim, Sean Sagar, Jason Wong, Rhys Yates, Christian Ochoa Lavernia, Bobby Schofield, Emily Beecham, Jonny Lee Miller, Alexander Ludwig. Producción: Guy Ritchie, Ivan Atkinson, Josh Berger y John Friedberg. Duración: 123 minutos.