Poema

Troyanas

Por Emilia Carabajal

Esta es la tierra

No importa el augurio que los profetas vaticinen

Ni la gloria distante que los dioses nos reserven

 

Es aquí el suelo

Aquí la hierba

Aquí el trigo y la amapola

 

Es aquí su oscura firmeza

La humedad fructífera

El rumor de las especias

 

Aquí la siembra y su canto impostergable

Cuando broten las semillas que nos dio el bosque frigio

Y Cartago se impregne de nuestros aromas

 

Es esta la tierra

¿Qué adelanta el sino que los vates le consagren

O el periplo que los reyes nos impongan?

 

Es aquí la piedra y su cerrazón impenetrable

Es aquí la sangre espesa de la arcilla

El oro volátil de la arena

 

Aquí los niños hundirán los pies en el dúctil corazón del barro

Y aquí nuestras manos fatigarán la cerámica

Hasta dar en el ánfora que la habita

 

Aquí los hombres más recios han de abrir las montañas

Para extraer frutos subterráneos que doblegarán al fuego

Para crear formas nuevas

 

Aquí los más piadosos han de surcar los campos

Para enterrar los muertos

Y resguardarlos del mundo

Y sus vaivenes

 

La tierra es esta

No importa el límite que se dirima en las batallas

O en los acuerdos de los nobles

 

Es aquí la inmensidad de los trigales

Agitadas crines de un corcel dorado

En que el viento galopa

 

Aquí el silencio infinito de la piedra

Aquí el brotar irrefrenable de las amapolas

 

Es grande nuestra tierra

Han de caber todos los muertos

Incluso aquellos con que sembramos el mar

 

Entonces la dicha irrumpirá en un aire transparente

Y un verde hipnótico nos concederá el olvido

 

Esta, hermanas, es la tierra

Desoigan las prédicas

Los himnos

Ignoren los títulos con que los sabios la invistan

 

Son las manos que la siembran

Las que sabrán su nombre